La reunión de Lausana III en Ciudad del Cabo en 2010, ya documentada en Protestante Digital, produjo una confesión de fe y un llamado a la acción, sobre lo que cada iglesia debería reflexionar y actuar.
La primera parte, '
Para el Señor que amamos: La Confesión de Fe de Ciudad del Cabo’, consiste en diez puntos de una confesión de fe, seguidos en la segunda parte por diez llamadas a la acción.
El punto siete, titulado, ‘Amamos el mundo de Dios’, dice:
“Compartimos la pasión de Dios por su mundo, amando todo lo que él ha hecho, regocijándonos en su providencia y justicia en toda su creación, proclamando las buenas noticias a toda la creación y a todas las naciones, y anhelando el día cuando la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Dios, como las aguas cubren el mar.”(12)
Amamos el mundo de la creación de Dios.
Este amor no es un mero afecto sentimental por la naturaleza (que la Biblia en ninguna parte ordena), y mucho menos una adoración panteísta de la naturaleza (que la Biblia expresamente prohíbe). Más bien, es el resultado lógico de nuestro amor por Dios en el cuidado de lo que le pertenece.
"De Jehová es la tierra y su plenitud". La tierra es la propiedad del Dios que decimos amar y obedecer. Cuidamos de la tierra, sencillamente, porque pertenece a quien llamamos Señor(13).
Cristo creó la tierra, la sostiene y la redimió [14]. No podemos decir que amamos a Dios mientras abusamos de lo que pertenece a Cristo por derecho de creación, redención y herencia. Cuidamos de la tierra y usamos en forma responsable sus abundantes recursos, no según las razones del mundo secular, sino por causa del Señor.
Si Jesús es Señor de toda la tierra, no podemos separar nuestra relación con Cristo de la manera en que actuamos con relación a la tierra. Porque proclamar el evangelio que dice "Jesús es Señor" es proclamar el evangelio que incluye a la tierra, dado que el señorío de Cristo es sobre toda la creación. El cuidado de la creación es, por lo tanto, un tema del evangelio dentro del señorío de Cristo.
Este amor por la creación de Diosexige que nos arrepintamos de nuestra parte en la destrucción, dilapidación y contaminación de los recursos de la tierra y nuestra complicidad en la idolatría tóxica del consumismo.
En cambio, nos comprometemos a una urgente y profética responsabilidad ecológica.
Apoyamos a los cristianos cuyo llamado misional específico es a la defensoría y la acción ambiental, así como a aquellos comprometidos con el cumplimiento piadoso del mandato de proveer para el bienestar y las necesidades de los seres humanos ejerciendo un dominio y una mayordomía responsables.
La Bibliadeclara el propósito redentor de Dios para la creación misma. La misión integral significa discernir, proclamar y vivir la verdad bíblica de que el evangelio es buenas noticias de parte de Dios, a través de la cruz y la resurrección de Jesucristo, para cada persona individualmente,y tambiénpara la sociedad,y tambiénpara la creación.
Los tres elementos están rotos y sufren por el pecado; los tres están incluidos en el amor y la misión redentores de Dios; los tres deben formar parte de la misión integral del pueblo de Dios.
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