5. EL CUERPO DE CRISTO ES UNO (CONCLUSIÓN)
Las dos cartas del apóstol Pablo a los creyentes de la iglesia en Corinto que integran el Nuevo Testamento (1) son cronológicamente la tercera y cuarta de las escritas por los apóstoles de Jesucristo. Las denominadas “paulinas” son trece; sin considerar la carta a los hebreos, cuya autoría sigue en discusión. La primera de estas dos cartas fue escrita probablemente en el 56; desde Éfeso, donde Pablo vivió tres años según narra el médico Lucas (2).
Por entonces la opulenta ciudad de Corinto, capital de la provincia de Acaya, era la más grande de Grecia; su puerto daba lugar a un enorme desarrollo comercial que la ubicaba entre los centros urbanos más famosos de su época; según distintos historiadores su población era de entre medio millón y 650 mil habitantes. Su poderío económico era muy visible, y estaba estrechamente relacionado con su elevado nivel de inmoralidad
(3).
Pablo llegó allí desde Atenas en su segundo viaje misionero y vivió en esa pesada atmósfera durante un año y medio
(4), probablemente entre los años 50 y 51. Lucas nos informa de las grandes dificultades que enfrentó Pablo mientras cumplía con fidelidad la misión recibida del Señor. En ese tiempo no dejó de trabajar con sus manos haciendo tiendas, ni de testificar de Jesucristo. Dios le fortaleció en una visión nocturna diciéndole:
"No temas, sino habla, y no calles; porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad"(5).
En Corinto conocería a Aquila y Priscila, matrimonio de judíos creyentes perseguidos desde de Italia por decreto imperial. Trabajarían juntos por ser del mismo oficio y trabarían una fiel amistad; tan fuerte que, tras establecer esta comunidad de fe, partirían juntos hacia Éfeso, donde el matrimonio iniciaría una iglesia en su casa.
Pablo explica a los corintios, con paciente actitud propia de un profesor de la secundaria, lo que significa ser un solo cuerpo en Cristo Jesús. Investiguemos – aunque modestamente- algunos puntos salientes de su enseñanza:
Ya en el comienzo Pablo nos sorprende con la introducción; tras presentarse dice: “a la iglesia de Dios que está en Corinto”.Notemos dos afirmaciones que surgen de la manera en que dirige su salutación:
1.
la iglesia de Dios: la preposición
de significa “posesión, pertenencia, origen o procedencia”. Entendemos aquí que la iglesia es una posesión (pertenencia) de Dios, pues en Él se origina y de Él procede.
2.
que está en Corinto: la preposición
en indica “en qué lugar, tiempo o modo se determinan las acciones del verbo”. El lugar, obviamente, es la ciudad de Corinto; y el tiempo es el presente del verbo estar: “está”.
En conclusión: Pablo le escribe a la asamblea que está en la ciudad llamada Corinto, con pleno conocimiento del contexto histórico y social que es característico de los corintios en ese momento. Lo hace en respuestaala consulta enviada en mano por tres miembros de esa iglesia: Estéfanas, Fortunato y Acaico
(6). Es lógico pensar que estos mismos regresarían a Corinto como portadores de la respuestade Pablo.
De todos modos, me surgen algunas preguntas:
¿Por qué aclararía Pablo que le escribe a la iglesia de Dios? ¿Podía, acaso, haber otra iglesia que no fuese de Dios? Si a la anterior le diésemos una respuesta afirmativa: ¿Podían coexistir en una misma congregación la iglesia de Dios y la que no lo es?
Dejo estas cuestiones para reflexión de los estimados lectores, pero volveremos sobre este tema, próximamente.
Suponiendo que ya hubiese existido un servicio oficial de correo en aquella época ¿qué dirección postal hubiese tenido que poner Pablo? Difícilmente la de un lugar específico de culto (como era la sinagoga para los judíos). Sin duda alguna sería el domicilio particular de algún hermano, porque el texto nos informa que se reunían en casas. Allí comían juntos y celebraban la eucaristía. Esta práctica estaba en consonancia con el ejemplo dado por los primeros convertidos en Pentecostés y las prédicas de Pedro, y también con las palabras del Señor Jesucristo:
“Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos (7).
Desde el inicio de esta serie venimos afirmando lo mismo que la Escritura: que la iglesia le pertenece a Dios. Siempre que digamos iglesia, y no especifiquemos nada más, remitiremos a la familia de Dios, Su pueblo de escogidos para ser santificados en Jesucristo, la esposa del Señor y, como veremos pronto, Su edificio de piedras vivas. Por supuesto que hay otras asambleas, otras iglesias. Nunca olvidaré aquella invitación que un individuo, todo vestido de negro, me hiciera en plena Oxford Street de Londres para que fuese a la iglesia de Satanás
(8).
¿QUIÉNES ERAN LOS CORINTIOS?
Pablo encabeza su salutación dirigiéndose:
“a los santificados en Cristo Jesús”.
(9)
Podemos afirmar, junto a Pablo, que estos creyentes eran miembros de la iglesia de Dios que se congregaban en Corinto; allí los había alcanzado Jesucristo para apartarlos del pecado y vivir en santidad; para ser sal y luz en la tierra y ejemplos de vida a sus conciudadanos. Leyendo ambas cartas sabemos que había unos hermanos más consagrados que otros; también los que mostraban distintos grados de carnalidad y los que eran débiles en la fe.
Pablo describe lo que habían sido muchos de ellos antes de ser rescatados por el amor del Padre:
fornicarios, idólatras, adúlteros, afeminados, homosexuales, ladrones, avaros, borrachos, maldicientes y estafadores(10). Sólo algunos de ellos pertenecían a la clase intelectual o ilustrada, como Crispo y Sóstenes
(11); menos aún eran afluentes, poderosos o de la nobleza
(12). Puede llamar la atención el hecho que, en una ciudad corrompida, esos individuos de pasado tortuoso fueran transformados en miembros de la familia de Dios y fuesen ejemplo de una nueva vida de santidad. Pero, no debiéramos olvidar nunca las palabras de Jesús:
“Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento”.(13) No debiéramos olvidar lo que Pablo les dice a los tesalonicenses:
“Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad, a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo”.(14)
Tampoco olvidemos al Apóstol Pedro, a los:
“elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu,para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas”.(15)
¿QUÉ PROBLEMAS TENÍAN LOS CORINTIOS?
Si el Apóstol se dirige a los corintios como a la iglesia de Dios y como a santos, uno pensaría que allí no debería haber ningún problema. Todo lo contrario a la realidad; pues tenían muchos. Por eso, los resumiremos con sus citas para evitar que algún desprevenido lector crea que estamos describiendo el estilo de vida actual, de gran semejanza al “corintio”; ese que se exhibe en la vida tanto pública como privada, y hasta con cierto orgullo.
Lo cierto es que los corintios tenían serios problemas en su comunidad de fe; por ejemplo:
1. Se habían dividido en facciones detrás de predicadores de su predilección (1:10-13), hacían ostentaciónde su prejuiciada sabiduría mundana (1:17-2:16); acusaban a Pablo de no ser buenorador (2:1-5; 13:1) y de ofender a los intelectuales griegos por el énfasis que ponía en el sacrificio de Jesucristo en la cruz (1:26-31; 3:1-10).
2. Lejos de avergonzarse de sus prácticas carnales, se ufanaban de ellas (3:1-4) y contemporizaban con hipócrita tolerancia en los casos de inmoralidad (5:1-13), como por ejemplo el de fornicación (6:15-20).
3. Tenían conflictos matrimoniales y divorcios (7:1-40), y algunas de sus habituales peleas internas terminaban en juicios ante los tribunales, sin avergonzarse por el mal ejemplo que daban a los incrédulos (6:1-8).
4. Había permanentes disputas entre los convertidos del paganismo y los del judaísmo por el consumo de carne ofrecida a los ídolos (8:1-13), también entre todos por el lugar del varón y la mujer en la iglesia (11:1-17), y por la preeminencia de los dones espirituales en el culto (12:1-31).
5. Cometían abusos cuando celebraban la Cena del Señor (11:20-34), estaban en desacuerdo con la ofrenda a los santos (16:1-3), causaban desórdenes con el mal uso del don de lenguas (14:1-40), y negaban la resurrección de los muertos (capítulo 15).
6. Sus relaciones fraternales mostraban todos los síntomas de carecía del amor de Dios (13:1-13).
La lista nos hace insistir con la pregunta: ¿Cómo es posible que el apóstol Pablo llamase santos a miembros tan imperfectos? Contestarla demandaría un profundo estudio teológico y este no es el lugar para hacerlo. Al menos, digamos que veinte siglos después no hay una sola congregación en el mundo entero que no padezca uno o más problemas de los padecidos por los corintios. Esto ocurre porque todos los miembros son pecadores alcanzados por la misericordia de Dios, para ser santificados hasta la venida de Su Hijo. Hasta ese esperado día, no habrá cristianos perfectos, sino pecadores en proceso diario de santificación; por pura gracia de Dios.
¿QUÉ ENSEÑA PABLO A LOS CORINTIOS QUE NOS SIRVA HOY?
Pablo, guiado por el Espíritu, enfrenta la cruda realidad; exhorta a los corintios y les muestra, con amor pero sin vueltas, las bendiciones que Dios tiene preparadas para quienes se arrepienten, cambian su conducta y se aferran al Señor Jesucristo. Además del capítulo 13, donde les expone el corazón del Evangelio del amor, les enseña:
1.
La iglesia de Dios está formada por creyentes individuales. Cada creyente es un miembro particular del cuerpo de Cristo; y un espíritu con Él; “todo me es lícito, pero no todo conviene” pasa a ser una regla ética aplicable tanto en Corinto como en cualquier sitio del mundo(1ª Corintios 12:27b; 6:17; 10:23a).
2.
Somos muchos miembros pero el cuerpo es uno solo; Cristo tiene un solo cuerpo con muchos miembros. Todos los que estamos en su cuerpo tenemos la mente de Cristo (1ª Corintios 12:12,20; 2:16).
3.
La comunidad de fe es el cuerpo de Cristo. Dios la confirma mediante la santificación de cada uno de los miembros -que solo Él añade cada día- (1ª Corintios 12:27a; 6:11).
4.
Dios es soberano. Él coloca a los miembros en el cuerpo, como Él quiere (1ª Corintios 12:18)
5.
No hay jerarquías en el cuerpo. Ningún miembro puede ejercer autoridad sobre el resto; hacerlo, contraría la voluntad de Dios. Hasta los miembros que parecen más débiles son los más necesarios (1ª Corintios 12:22).
6.
En el cuerpo todos somos miembros unos de otros. No haydesavenencias si los miembros se preocupan unos por otros: si uno padece, todos se duelen; si uno recibe honra, todos se gozan; (1ª Corintios 12: 25,26).
El carácter universal de la iglesia de Dios se manifiesta en cada lugar del planeta donde haya hijos e hijas suyos, que se congreguen en el nombre y para la gloria de Jesucristo. Un cuerpo espiritual en Cristo; una escuela donde aprendemos a vivir la nueva vida en Cristo, no un club exclusivo para graduados.
Ninguna comunidad de fe en el mundo es dueña de la iglesia de Dios, pues todas pertenecen a ella. El evangelio de Jesucristo predicado por sus Apóstoles es uno solo; y tan concluyente, que nadie puede excusarse de no comprenderlo; ni justificarse por acomodarlo a interpretaciones privadas que contraríen su espíritu. Quien lo haga conscientemente, demuestra no discernir el cuerpo de Cristo
(16), siendo ésta una de las características del Anticristo
(17). ¡El Señor nos libre de caer en manos de los falsificadores de la Verdad!
(18)
En la próxima concluiremos con
La iglesia es Una (
6. El edificio de la iglesia es Uno). Hasta entonces, si el Señor lo permite, Paz a todos.
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Notas
1. Las dos primeras son las cartas a los tesalonicenses. En 1ª Corintios 5:9 Pablo menciona una anterior escrita a ellos, aún no encontrada; por lo que esta sería la segunda a los corintios
2. Los Hechos 20:31
3. Por las calles de esta cosmopolita ciudad desfilaban griegos, romanos, africanos, judíos y visitantes de remotos lugares. Las tradiciones y mentalidades más diversas convergían en la capital: del levante sirio llegó el culto a Melkart y Astaré; de Roma, los espectáculos sangrientos; los frigios implantaron la veneración a Cibeles, la madre de los dioses. Corinto estaba consagrada a Afrodita, quien contaba con mil sacerdotisas que le rendían culto prostituyéndose. No debiera llamar la atención que, con el término korinthiazesthai
,se denominara a la práctica de la prostitución. Además, los corintios frecuentaban las numerosas termas, teatros y basílicas, y los intelectuales tenían acceso a escuelas filosóficas de gran relieve. Aunque el panorama no parecía el más propicio para una vida cristiana, Corinto era una bisagra entre oriente y occidente; el escenario clave para quienes eran agentes de cambio de la historia.
4. Los Hechos 18:1-18
5. Los Hechos 18:9,10
6. 1ª Corintios 16:17; Pablo hace referencia a esa misiva de los corintios en 1ª Corintios 7:1a; 25a; 8:1a; 10:13; 11:2; 12:1; 15:1
7. Mateo 18:19-20. En Los Hechos 2:46 los primeros convertidos perseveraban unánimes en el templo y partían el pan en las casas donde se juntaban para comer y alabar a Dios. También predicaban en el pórtico de Salomón y en las casas (Los Hechos 5:12,42). Al dejar de predicarles a los judíos Pablo se reunía con los creyentes en casa de Justo, vecino de la sinagoga (Los Hechos 18:7).No se descarta que Aquila y Priscila recibieran a los fieles en su hogar, ya que eso harían cuando estuvieran en Éfeso. Son varios los hogares de creyentes que se mencionan en el NT como “la iglesia que está en su casa”. Veremos más sobre este tema, próximamente.
8. Citado en P+D, Agentes de cambio, en “La sangre, agente de cambio sostenible”; Con sangre todo cambia (III)
9. 1ª Corintios 1:2a “a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús”; y en 2ª Corintios comienza de manera similar: “a la iglesia de Dios que está en Corinto, con todos los santos que están en toda Acaya:”
10. 1ª Corintios 6:8-12
11. Los Hechos 18:8,17
12. 1ª Corintios 1:26
13. Lucas 5:31,32
14. 2ª Tesalonicenses 2:13-14
15. 1ª Pedro 1:2
16. 1ª Corintios 2:14; 11:29; también el apóstol Pedro exhorta: “entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.”2ª Pedro 1:20,21
17. 1ª Juan 2:18,22; 4:3; 2ª Juan 1:7
18. 2ª Corintios 2:17; Mateo 7:15; 24:11,24; 26:60; Marcos 13:22; Lucas 6:26; Los Hechos 6:13;1ª Corintios 15:15;2ª Corintios 11:13,26; Gálatas 2:4; 2ª Pedro 2:1
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