LOS TRES DÍAS TRAS LA CRUCIFIXIÓN
El cuerpo del Maestro de Galilea descansa en la tumba estrenada gracias a la piadosa y decidida acción de sus más cercanos seguidores. No imaginamos a ninguno de ellos conciliando enseguida el sueño tras ese largo día.
Palestina duerme después de los dramáticos momentos vividos. La clase gobernante, los líderes religiosos y el pueblo, copartícipes necesarios para eliminar de sus vidas a Jesús de Nazaret, acaban de inauguran una nueva relación nacida del odio contra el enviado de Dios.
Durante ese corto idilio, sin embargo, no fundarían un nuevo orden donde el Derecho fuese respetado por los poderosos y sus leyes no aplicadas compulsivamente sobre el pueblo; uno en el cual cesase la recaudación de fondos para mantener el ritual religioso, se dejase de lado el uso de símbolos que no garantizan perdón ni salvación y la obligación de obedecer a los oficiantes de un culto vacío que siguen viviendo hasta hoy gracias a él.
La gente común tampoco sería recompensada después de haber sido usada para dar marco al hecho, ni siquiera recibió una promesa de mejor trato o de reducción en los impuestos. La historia demuestra que tras determinadas crisis los dirigentes políticos que salen fortalecidos, se vuelven más duros con el pueblo y este es el que sufre la aplicación de medidas aún más injustas.
Pero, el acuerdo entre la hipocresía religiosa y la condescendencia romana no podía dar lugar a fisuras: había que asegurarse de que los discípulos de Jesús no viniesen a robar el cuerpo y decir luego que había resucitado. Pocas horas antes habían comprado a un entregador y a testigos falsos para condenar a Jesús por blasfemia; ahora, actuaban temiendo que otros hiciesen lo mismo con ellos. Una guardia romana fue puesta en la tumba y el prejuicio dio lugar a la historia oficial.
Para aquellos que están bajo la esclavitud del pecado creer en la mentira siempre ha sido más fácil que reconocer la verdad. Pero, hacer de la mentira un instrumento para sembrar dudas sobre la verdad, eso, ya es propio de mentes sometidas por el padre de la mentira.
(1)
¿Dónde estuvo el espíritu de Jesús al separarse de su cuerpo muerto?
Muchos se hacen esta pregunta. Lo cierto es que desde el momento que Jesús exclamó a gran voz
“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”
(2) nohay ninguna respuesta directa en las Escrituras para responder a esa pregunta. Sin embargo, tenemos indicios claros que surgen del estudio de los textos vinculados a ese lapso de tres días con sus noches.
Solo haré dos comentarios porno ser este el sitio adecuado para desarrollar el tema.
El primero y muy breve: no encontraremos ningún texto en la Biblia que afirme que
Jesús bajó al infierno, como sostienen y enseñan los romanistas. Tampoco que el Hades contenga un sitio llamado purgatorio.
Para el segundo debemos enfocarnos en muchos textos bíblicos:
En la enseñanza sobre el rico y Lázaro
(3) Jesús menciona el
“seno de Abraham” en el
Hades; este puede ser el mismo sitio al que se refiere el Señor cuando asegura al arrepentido en la cruz:
“De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.”(4)
El Hadeses el griego para Seol (en hebreo) ambos significan: “Lugar donde moran los espíritus que se han separado de sus cuerpos a consecuencia de la muerte física”.
Allí iban las almas de todos los muertos
antes de la cruz de Cristo. Tenía dos compartimentos muy definidos, y separados entre sí de forma tal que era imposible pasar de un lado al otro. Un lado, el de tormento, era el destino de todos los que morían en sus propios pecados. El otro era el lugar de consolación, llamado también Paraíso, donde fue el mendigo Lázaro. De todos modos esta no es una morada eterna. Veamos qué otras Escrituras se refieren a este lugar:
1. Los de Coré que desobedecieron a Moisés fueron arrojados vivos al Seol (Números 16:30-33).
2. Los malos son trasladados a él (Salmos 9:17).
3. Es el destino de los pecadores pero Job confía en su Redentor (Job 24:18,19; 19:25).
4. El salmista menciona la desobediencia de los de Coré (Salmos 55:15).
5. La casa de la ramera y el Seol (Proverbios 7:27).
6. Jacob lo menciona cuando hace luto por José (Génesis 37:35).
7. El rey Ezequías lo menciona tras ser sanado (Isaías 38:10).
8. David profetiza que Jesús no quedará en él (Salmos 16:10).
9. David confía que Dios no lo dejará en el Seol (Salmos 49:15).
10. Daniel creía en la resurrección del cuerpo (Daniel 12:2)
11. Pedro menciona a David cuando habla de la resurrección de Jesús (Hch.2:31).
LA IGLESIA: ORIGEN SOBRENATURAL
“Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.” (5)
Se asume generalmente que la iglesia nace el día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo es enviado de manera extraordinaria a la tierra para llenar a los creyentes con el poder necesario para ser testigos de Jesucristo desde Jerusalén y hasta lo último de la tierra, como veremos más adelante.
Pero
a mí me llamó siempre la atención la similitud entre el lanzazo del soldado romano en el costado de Jesús y la manera elegida por Dios para crear a la mujer, abriendo el costado de Adán. Una operación quirúrgica sobrenatural única en su género, con la que Dios forma a Eva porque había visto que no era bueno que el hombre estuviese solo.
Pablo nos habla de la relación entre Cristo Jesús y su iglesia y pone como ejemplo al matrimonio: “
Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella” (6). Cristo Jesús es la cabeza celestial del cuerpo que aún está en la tierra, que es su prometida, a la que habrá de desposar el día prefijado por Dios para las Bodas del Cordero.
En la cruz Jesús puso su vida por amor a su iglesia. Ninguno de aquellos que el Padre le había dado quedó afuera salvo el hijo de perdición (Judas Iscariote). Y cuando desciende a lo profundo les da aviso a los creyentes de la Antigüedad que, de allí en más por fe en Él, se sumarán muchos otros a la iglesia.
LA IGLESIA DE JESUCRISTO UN EDIFICIO SOSTENIBLE
A la iglesia también se la describe como un edificio espiritual (7).
Todo edificio tiene dos partes, una es visible, la otra invisible. Las dos son inseparables, pero una es imprescindible: la fundación. No hay una sola construcción sostenible que no tenga sus bases calculadas específicamente para que lo que se agregue por encima del nivel de terreno permanezca en el tiempo.
Podríamos afirmar que Jesucristo comenzó a construir su iglesia gracias a la fundación provista por su Padre y Arquitecto desde antes de la Creación del mundo; y que el Hijo vino a ser la Roca inconmovible que afirmaría los cimientos para permitir se edifique sobre ellos un edificio que no caerá jamás.
En el Apocalipsis Dios le muestra a Juan la ciudad celestial eterna cuyos cimientos son las doce tribus de Israel. El diseño divino es coherente y perfecto: la línea trazada desde Génesis 3:15 hasta el día de Jesucristo –fecha que sólo el Padre conoce- incluye a todos sus elegidos, cuyos nombres jamás serán borrados del libro de la vida porque fueron llamados conforme a su eterno propósito.
Pablo, un ex fariseo, explica la palabra profética a los efesios:
“Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, Y dio dones a los hombres. Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra? El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo.” (8)
Pedro, un ex-pescador, nos ilustra con elocuencia:
“Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.” (9)
Un buen número de teólogos evangélicos explica que si bien los creyentes del Antiguo Testamento temían ir al Seol esperaban salir de él algún día; y que los que murieron esperando por fe al Mesías a través de la obra de los sacrificios, no podían entrar en la presencia de Dios, en el cielo, hasta después que se cumpliese la obra expiatoria de Cristo.
De allí en más, no hay más sitio de consolación en el Hades;
esta sección ha quedado vacía pues todos los que estaban allí pasaron a la presencia de Dios por la obra de Cristo; y los creyentes que mueren después de la resurrección del Señor van a la presencia de Dios. En el Hades queda solo el lugar de tormento que es sinónimo de infierno. Allí van l
os inconversos cuando mueren y aguardan la resurrección final para comparecer ante el Gran Trono blanco
y desde allí ser lanzados a su destino eterno, que es la muerte segunda.
“Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego.Esta es la muerte segunda”(10).
La muerte y sepultura de Jesucristo, hombre, permitió que el Plan divino de la redención pasase de lo profético a lo histórico. Toda profecía que se hace realidad pasa a ser historia palpable. Pero, en este caso, el poder de la Cruz convierte a la amarga muerte en dulce victoria. Jesús enfrentó su oprobio con tal de ver el fruto del trabajo de su alma. Él vio en la iglesia al linaje prometido, y quedó satisfecho (11).
En nuestra próxima nota concluiremos con “La iglesia de la resurrección”, si Dios lo permite.
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1. Juan 8:44
2. Lucas 23:46
3. Lucas 16:19-31
4. Lucas 23:43
5. Mateo 16:18
6. Efesios 5:25
7. 1ª Corintios 3:9; 2ª Corintios 5:1; Efesios 2:21
8. Efesios 4:8-10; cf. Salmo 68:18
9. 1ª Pedro 3:18-20
10. Apocalipsis 20:13-14
11. Isaías 53:11
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