Hace poco apareció un nuevo aviso comercial en la televisión de Sudáfrica. Se trata de una joven madre sudafricana negra que vive en una choza en uno de los muchos campamentos ilegales de Sudáfrica, algo común en las afueras de casi cualquier pueblo o ciudad sudafricanos. Amorosamente viste a su hijo con ropa raída.
Le prepara un bocadillo con las dos últimas rebanadas de pan que le quedan y lo lleva a una estación de tren local. En la estación sienta al pequeño en un banco y gentilmente le dice que espere allí, porque supuestamente va a comprar un billete.
El telespectador puede ver el reloj de la estación en el fondo que indica que es temprano por la mañana.
El argumento del anuncio prosigue con la obediente espera del niño por el regreso de su madre; detrás de él el telespectador puede ver cómo pasan las horas del reloj de la estación hasta que se hace de noche y el niño sigue sentado solo en el banco esperando el regreso de su madre.
El anuncio termina con un devastador mensaje que en Sudáfrica la pobreza es una realidad diaria para la mayor parte de la población y que algunos padres prefieren abandonar a sus hijos para que sean cuidados por extraños antes que verlos morir de hambre.
CONFUSIÓN EN NUESTROS VALORES
Una tarde, dos jóvenes entraron por la fuerza en una gran tienda. No robaron nada. Sin embargo, lo que hicieron fue mucho más destructivo y costoso.
Quitaron las etiquetas de precios de artículos baratos y se los pusieron a los más caros. Cuando la tienda abrió la mañana siguiente, ¡todos los precios estaban mezclados! ¡Imaginaos el caos y conflicto que causó!
El asunto es que cuando se enredan nuestros valores esto siempre produce conflicto y caos.
POBREZA Y CORRUPCIÓN A LA LUZ DE LA BIBLIA
En la Biblia, los cristianos y la Iglesia son llamados a ser “luz” que brille en medio de la oscuridad del mundo. Jesús dijo, “Vosotros sois la luz del mundo… Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”(Mateo 5:14,16).
De hecho, la instrucción de Pablo a la Iglesia es aún más directa cuando dice, “No participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas” (Efesios 5:11).
Pablo, que fue educado en el judaísmo estricto, ¡podía decir esto con autoridad porque sabía que la Biblia tiene mucho que decir sobre asuntos de corrupción y pobreza!
Una de las historias más conocidas sobre corrupción se encuentra en 1 Reyes 21.
El Rey Acab quería algo que no le pertenecía – un viñedo al lado de su palacio, que pertenecía a un hombre llamado Nabot. Cuando Nabot rehúsa vender la tierra de su familia, Acab actúa como un niño petulante al cual se le niega un juguete o un premio. Estuvo dispuesto a usar su gran poder y posición para su beneficio personal – un clásico ejemplo de corrupción. Su esposa Jezabel elaboró el plan de matar a Nabot acusándolo falsamente de traición para que Acab pudiese tomar su tierra. Se nos dice que lo hizo “de inmediato” – no pareció tener sentimientos de culpa. Mientras leemos sobre el uso corrupto de poder por parte del Rey Acab, es imposible no hacerse la pregunta:
Como cristianos, ¿qué significa ser “hijos de luz” (Ef 5:8)? Y ¿qué significa “denunciar” las obras infructuosas de la oscuridad (v. 11) en un mundo donde tal corrupción y nivel de abuso es pan de cada día?
En algunas partes del mundo los robos de tierra siguen siendo una amenaza. En otras partes las personas se enfrentan a los robos y abusos de su propio dinero por parte de algunos oficiales que hacen de eso un negocio y que están en el poder. Aun otros han perdido su “identidad”, como Nabot, al no ser reconocidos por pertenecer al grupo étnico equivocado o por ser refugiados de otro país.
Esta es una realidad vergonzosa – ¡refleja una profunda oscuridad! ¿Creó realmente Dios al mundo para que funcionara de esta manera? ¿Cómo se sentirá Dios cuando algunos abusan de los derechos de otros? ¿Cómo se sentirá cuando algunos tienen demasiado, mientras otros tienen muy poco? ¿Qué podemos hacer al respecto?
SER HIJOS DE LUZ (V. 8)
¿No es interesante acaso que Dios mande a los cristianos ser “hijos” de luz?Como cristianos, somos llamados hijos de Dios (Juan 1:12).
Dios es nuestro verdadero Padre, la persona que nos cuida con amor y generosidad. ¿Cuántas veces olvidamos esto?
Algo que quizás muchos cristianos no saben es que la palabra economía originalmente viene de una palabra griega llamada oikonomia, compuesta de las palabras oikos, que significa ‘hogar’, y nomos, que significa ‘administrar’. Así, en su forma más simple la verdadera economía tiene que ver con la mayordomía y la administración de un hogar.
Los padres saben lo importante que es mantener en equilibrio las necesidades y preocupaciones de todos los miembros de la familia, el manejo de los recursos del hogar, asegurarse que cada miembro de la familia esté bien cuidado y, de hecho, que cada miembro de la familia reciba la administración apropiada y cuidadosa de los recursos del hogar.
Por causa de nuestra codicia, la administración del hogar de Dios (oikonomia) se ha corrompido. Hemos producido un mundo corrupto a través de las malas prácticas de negocio, las leyes injustas y la falta de responsabilidad mutua.
¡En 1 Reyes 21: 18–19 vemos el duro juicio de Dios en contra de Acab! Dios lo juzga por lo que le hizo a Nabot.
DENUNCIADO A LA LUZ (V. 11)
En la historia de Acab y Nabot vemos que Dios envía a su profeta Elías a confrontar a Acab por ser corrupto (1 Reyes 21:17). Dios sigue llamando a los cristianos y a las iglesias a ser sus profetas, a hablar por él a los individuos e instituciones que sean corruptos.
Cuando
Pablo dice que los cristianos no deben tener nada que ver con obras infructuosas de las tinieblas, sino que deben
denunciarlas (v. 11), está diciendo dos cosas.
Por tanto, como cristianos
debemos exponer la verdad sobre la infructuosidad de las obras de oscuridad. Esto lo hacemos al exponer la oscuridad a la luz (v. 9 “el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad” LBLA).
Elías no tuvo miedo en exponer las oscuras obras de Acab aun cuando significaba entrar en el palacio de un hombre que había intentado matarlo. Dios vio la maldad de Acab – ya sea por la adoración de ídolos o por corrupción.
Y el final de la historia nos da esperanza– a pesar de todo lo que Acab había hecho fue capaz de arrepentirse. Como cristianos debemos exponerle al mundo la bondad de las formas en las que Dios se preocupa por los pobres y marginales, al defender a los que no tienen voz y a los imposibilitados (tal como lo hizo Elías en 1 Reyes 21).
Denunciemos las obras de oscuridad. Esto parte con nuestra vida personal, la forma en la que usamos el dinero, nuestras relaciones con otros, nuestras decisiones políticas.
Pero también quiere decir que debemos estar dispuestos a denunciar las obras de oscuridad que otras personas realicen, como oponerse a las malas prácticas en los negocios, exigiendo rendición de cuentas por parte de los gobiernos en cuanto a sus acciones y decisiones e incluso oponerse a la corrupción entre cristianos.
Adaptado por Daniel Pujol, Coordinador de la Plataforma Desafío Miqueas España: Alianza Evangélica Española, Alianza Solidaria, Apeen, Cercáfrica, Dignidad, Emsimisión, Esclavitud Xxi, Grupo Nueva Vida, Grupos Bíblicos Unidos, Misión Urbana Madrid, Misión Urbana Sevilla, Misión Urbana Valencia, Misión Urbana Zaragoza, Sociedad Bíblica.
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