Como en el resto de España, el paro es el común denominador entre los jóvenes salmantinos. Muchos inician el éxodo en busca de nuevos horizontes que les garantice el sustento. Hasta hace poco tiempo, Salamanca era receptora de gentes de todas partes buscando una vida más digna. Ahora más de 30.000 personas se encuentran en situación de desempleo y la palabra migración ya no suena tan lejana.
Si hubiéramos tenido un excelente planificador y buen administrador de los recursos como el José del Antiguo Testamento, el hijo de Jacob, tendríamos garantizado el sustento de los próximos inviernos y sequías, que ya se vislumbran.
Hoy hablamos con Arantxa Arrúe Anttila, Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca, una joven salmantina que está en paro. Atrás quedan sus ilusiones, sus proyectos… ¿Hasta cuándo? No lo sabe. Tal vez tenga que emigrar.
Pienso que algo tenemos que decir los evangélicos con respecto a muchos temas que nos afectan.
Pregunta.- Has estudiado Bellas Artes, ¿qué fue lo que te impulsó a realizar esos estudios?
Respuesta.-Desde joven me gustó dibujar, también en mi familia tengo “antecedentes”. A los doce años empecé a ir a una academia de dibujo y cuando se aproximó la etapa universitaria ya tenía claro continuar.
P.- Y tras terminarlos, ¿te fue difícil vivir de ello?
R.-Empecé dando clases de dibujo, a la espera de que me saliera un mejor trabajo. Al poco tiempo empecé a hacer trabajos para una empresa que necesitaba un dibujante, la cual tomó contacto conmigo por los anuncios que había diseminado por la facultad. Así conseguí mi primer trabajo, como dibujante y tallista.
P.- Por lo que percibimos, la pintura no ha podido ser tu medio de vida, darte la independencia tan ansiada… ¿Qué trabajos has tenido que realizar para sobrevivir?
R.-Como ya comenté, empecé dando clases de dibujo técnico y artístico, luego ejercí como dibujante y tallista. En esa primera etapa también me formé como masajista, y pude desempeñar esta labor también. Luego me contrataron en una serigrafía. En todo este tiempo nunca me planteé vivir de la pintura. Realicé alguna exposición, pero, poco a poco, fui perdiendo el contacto con este mundo.
P.- Ahora estás en paro, como muchos otros jóvenes en España. ¿Piensas que nuestros gobernantes se preocupan por vuestra situación?
R.-Aunque sólo fuera egoístamente, les debemos preocupar. Lo que dudo es que realmente se pongan en nuestros zapatos a la hora de tomar medidas para solucionarlo. Soy un tanto escéptica con los políticos; pienso que existen muchos intereses ocultos y personales que son las verdaderas motivaciones que les llevan a tomar las decisiones.
P.- Los jóvenes dicen que no hay esperanza. Es verdad. Como cristiana, ¿qué opinas?
R.-Creo que la esperanza no debiéramos perderla nunca. La esperanza es el mecanismo que mantiene nuestro espíritu de lucha a flote. No son pocos los embates que azotan nuestro barco a lo largo de la vida, y Cristo nos dio las herramientas para poder afrontarlos. Ante la falta de trabajo y todo lo que esto implica en una vida, siempre debiéramos acudir a Dios, dejarle nuestras cargas y confiar en que él tiene mejores caminos por los que llevarnos. Es en épocas de crisis o dificultades que se nos abren nuevos horizontes, oportunidades de cambio, de buscar alternativas, de levantarnos nuevamente.
P.- ¿Es que Dios nos hace ver las cosas de forma diferente?
R.-Sí, rotundamente sí. Te da una nueva perspectiva ante la vida.
P.- Aún así, ¿podemos sentirnos decepcionados, deprimidos, cansados, indignados?R.-Dios no nos hace superhombres o supermáquinas, ni siquiera nos dice que nos dará una vida de color de rosa. Lo que pone en nosotros es una nueva perspectiva ante la vida, ante nosotros mismos y las personas que nos rodean; cambian las prioridades y nuestras respuestas ante las decepciones, injusticias y golpes recibidos. Así que sí sentimos decepción, cansancio e indignación. Me viene a la mente el versículo “estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos”. (2ª Cor. 4: 8,9)
P.- Estamos en medio de una sociedad en crisis económica, de valores, etc., ¿crees que la iglesia tiene algo que decir, algo que hacer? O debe esperar a ver qué sucede.
R.-Dios nos llamó a ser la sal de la tierra y eso significa que debemos salpicar todo lo que hacemos; y llevar las “buenas noticias” hasta lo último de la
tierra. Creo que tenemos mucho que decir en política, en ética y moral, en educación, en sanidad… a nuestra sociedad. Para mí es un compromiso que tengo pendiente. Hablamos con la boca, todos sabemos lo que se debería hacer, pero a la hora de la verdad permanecemos estáticos, es una actitud más cómoda. A mí Dios me llama a levantarme y a actuar, con la voz y con los hechos.
P.- ¿Crees que los jóvenes tenéis canales en las iglesias para expresar vuestro arte y utilizarlo también para dar a conocer el Evangelio?
R.-Sí, canales hay. Cierto es que aún queda mucho camino que recorrer para dar un lugar idóneo a las diferentes manifestaciones artísticas que podemos utilizar. Es un terreno todavía por explotar en el entorno de nuestras iglesias.
P.- ¿Empleas tus dones artísticos en los ministerios donde participas?
R.-Participo básicamente en dos ministerios, la Escuela dominical, niños, y en la elaboración de un boletín mensual. En ambos pongo en práctica mis habilidades, ya sea preparando actividades con los niños, elaborando escenarios, haciendo materiales de Godly Play, adornando una mesa para una comida o maquetando.
P.- La iglesia y su entorno os estamos ayudando a ser más como Jesús? ¿Promovemos a vuestro alrededor la compasión por los necesitados, los marginados…, el perdón, la hermandad, el amor?
R.-Como hijos de Dios estamos llamados a manifestar todas estas actitudes a nuestro alrededor y creo que así estamos haciendo, pero también pienso que debemos estar en evaluación continua porque siempre podemos encontrar algo en lo que mejorar. Dada la actual situación social, tenemos que estar más alerta que nunca a ayudarnos los unos a los otros.
P.- ¿Cómo podemos apoyarte dentro de tu iglesia para que no te sientas sola, desamparada… para darte ánimo, y esperanza?
R.-Siendo buenos ejemplos con todo lo que hacéis y decís, coherentes con la fe que manifestáis, sin doblez, íntegros en toda vuestra manera de vivir; y manteniendo este espíritu de revisión, de escuchar a los que vienen detrás, de preguntarnos qué querrá Dios de nosotros aquí y ahora.
P.- ¿Por qué crees que muchos jóvenes se marchan de las iglesias?
R.-Puede que el no percibir integridad entre lo que decimos y lo que hacemos les lleve a desilusionarse. Recuerdo con frecuencia una campaña del ministerio que decía: “Si tú lees, ellos leen”. Si educamos a nuestros hijos respaldando lo que decimos con vidas coherentes, eso les marcará, y en un futuro, vengan las pruebas que vengan, tendrán armas suficientes para poder vencer las pruebas y permanecer firmes. Es muy fácil dejarse llevar por cualquier cosa que está en el escaparate, pero si tenemos clara cuál ha de ser nuestra dirección podremos decir “no”.
P.- ¿Y del país en busca de otras alternativas?
R.-Si no podemos encontrar trabajo, es lógico que nos desplacemos a un lugar donde haya más esperanzas de encontrarlo.
P.- ¿Cuál es la temática de tu pintura y dibujo?
R.-No limito mi temática, pero me gusta representar al ser humano, intentar reflejar emociones internas, ahondar en lo profundo de las emociones y del ser.
Finaliza la entrevista. Gracias, Arantxa, por dejarnos conocer el sentir de una persona joven, que se encuentra inmersa en la actual coyuntura económica y social por la que atraviesa España. Pero que también sabe que Dios no abandona a sus hijos.
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