Nuestra época es de gran bendición porque tenemos la oportunidad de descubrir la gangrena social. No se trata, como diría Casiodoro de Reina respecto al cadáver de la Iglesia de Roma, de diseccionarlo para sanarlo, lo cual era imposible, sino de ver de dónde le vino la muerte, para evitar nosotros un final semejante.
El dibujo del
Estado Absolutista presentado en artículos anteriores, tiene que compaginar el hierro de su naturaleza con el barro de su circunstancia actual.
Estamos ante una nueva imagen: el poderoso Estado se convierte en simple barro ante el hierro de los Mercados. Hoy vivimos la extraordinaria situación de contemplar al Estado Absolutista como un Estado de Barro moldeado por el Hierro de los Mercados.
Cuando una esfera o ámbito de la realidad social se transforma en dominadora de las demás, el resultado siempre es destructivo, no solo de las esferas dominadas, sino de la propia dominadora que, al no cumplir su función natural, se arruina a sí misma. Así ocurre con el Estado, con la esfera de la Religión o Eclesial, etc.
En siglos atrás,
la esfera Eclesial, bajo la forma de Roma, al requerir que todas las demás se quedaran para existir bajo su tutela y jurisdicción, no solo destruyó la función benéfica social de todas ellas (=ciencia, familia, arte, etc.), sino que la propia Eclesial se convirtió en cáncer destructivo de sí misma. Ninguna puede fructificar para edificación usurpando la autoridad y acción de las demás.
La esfera de la Ciencia y la Tecnología también salió de su lugar y “ocupó” parcelas que eran propias de otros ámbitos, en algún caso, considerándose como la superior, la soberana sobre todas las demás. Esa es su ruina.
La esfera de la Economía tiene su lugar propio, su ámbito de autoridad y soberanía. Es un bien para todas las demás si está en su lugar, ni sometida a la Eclesial, al Estado, a la Tecnología, o a alguna otra. Ya hace años, y aquí lo hemos señalado, se ha convertido en un problema para la sociedad por su dominación. El Estado ha quedado a su merced, de tal modo que los propios gobernantes se han transformados en simples “representantes” de los intereses financieros.
En 1945, con toda la memoria de la Guerra, se formaron dos entidades que hoy tienen un influjo amplio y no siempre benéfico: el Banco Mundial (con sus brazos particulares) y el Fondo Monetario Internacional. Es el referente de la crítica al sistema bancario en general. Efectivamente, los bancos pueden ser un vehículo de beneficio social y soporte comercial necesario, pero también convertirse en medios de opresión y desigualdad entre pueblos. La historia de Hispanoamérica, por ejemplo, ha sido campo de actuación de esas instancias financieras internacionales, en muchos casos, en detrimento de las libertades sociales y apoyo a dictaduras. Las críticas a las entidades financieras, en su mal uso de recursos, siendo adecuadas y necesarias, hoy se amplían por la ampliación precisamente de su poder de destrucción.
En el plano que podemos llamar “clásico”, el proceso económico correspondería a un gráfico donde el que
necesita recursos financieros acude al
banco, donde otros que
disponen de recursos han depositado sus bienes, así el banco es un ente de intercambio
reconocido y con ciertas regulaciones para la eficacia y “justicia” de sus operaciones.
El que NECESITA acude à BANCO ßEl que tiene de sobras DEPOSITA en el banco para que su dinero se preste y negocie con beneficios. Este plano es correcto en sí mismo, y puede ser muy eficaz y beneficioso.
Cuando el sistema se corrompe, es un gran mal por su extensión a todas las áreas de la sociedad. Hasta hace unos años este ha sido el gran mal de nuestra sociedad. Hoy es peor.
Otro plano, que siempre ha existido, es parecido pero se diferencia del anterior en que suele tener muy poca regulación. El intercambio donde se “encuentran” el que necesita dinero y el que dispone de fondos no es un Banco regularizado, sino el Mercado, la transacción se hace de forma individual por medio de un bróker (corredor). Desde hace unos quince años este espacio se ha llenado de productos especulativos que se venden y compran. Aquí no acude un honrado empresario para solicitar fondos para ampliar su empresa, aquí acuden los especuladores.
Los beneficios suelen ser sustanciosos y muy por encima del sistema de Banco regularizado, por eso cada vez se han “depositado” más recursos particulares. Hasta ahí, no sería demasiado grave. Es como jugar con un corredor de apuestas. Pero cuando los Bancos vieron (algunos de sus dirigentes) que en ese espacio se obtenía beneficios a corto plazo, entraron ellos mismos en el Mercado Especulativo.
Ya no eran particulares que jugaban, sino entidades “reconocidas” y respetables que se colocaban en el círculo especulativo. Se “crearon” todo tipo de productos ficticios que aportaban elevados beneficios al principio. Los Bancos ganaban más en ese espacio que con su actividad clásica. Se ha producido la infección. Si ya el sistema bancario era un problema para la sociedad, ahora es un sistema afectado por los intereses cada vez más parecidos a una Mafia de ese espacio que llamamos Mercado Especulativo. Es la ruina total.
Los Bancos infectados con el Mercado Especulativo, bajo la “ética” mafiosa de la ganancia a cualquier coste, sirvieron de espacio respetable para que, por ejemplo, un jubilado (que nunca entraría en el otro espacio de bróker y apuestas y productos ficticios) depositara sus ahorros, no ya en el Banco que conocía de toda la vida, sino en productos del Mercado Especulativo, aunque él pensaba que todo seguía igual que antes, pues entró en la misma sucursal, y trató con su Banco. Pero ahora ya no es el mismo Banco, se ha infectado y reconvertido en intermediario del ámbito mafioso de los Mercados Especulativos. Ese Banco que conserva su fachada, pero que se ha reconvertido en un simple bróker o corredor de apuestas, recibe fondos no solo de particulares, los propios Estados se han metido en su juego, también empresas multinacionales.
Otros Bancos igualmente han entrado en el mismo circuito, prestando no para ayudar a empresas, sino para que las personas o entidades
inviertan en la ruleta del Mercado. Al final, ya no hay confianza, las ganancias ya no son tan sustanciosas, se ha producido una caída de beneficios en cadena.
El jubilado se entera de que su inversión no era igual que antes, ahora no puede recuperar su dinero, pues está en la ruleta: tiene que esperar que otros compren su producto, y no están por la labor. No dispone de dinero, sino de productos financieros, en muchos casos tan extraños que solo lo conoce el que lo fabricó. Ruina, confusión, desconfianza, depresión.
Y estos son los Mercados a los que hay que mostrarle los presupuestos de los Gobiernos. Estamos vendidos, nos han esclavizado. No aceptemos el discurso de que es moralmente necesario y justo que nos privemos de derechos y servicios porque eso lo necesita el Mercado. El Mercado es inmoral, le interesa el beneficio económico, no las personas. Al Mercado Especulativo hay que eliminarlo, no agradarle. Pongamos cara, descubramos, a los sicarios de esa Mafia/Mercados que están en los Gobiernos, en los puestos de decisión de entidades financieras, en organismos internacionales, en la dirección de los medios de comunicación, en las iglesias. El dinero fácil que ofrecieron, y que con tanta avidez se tomó por Gobiernos, entidades y personas, eran las cadenas con las que ahora estamos sujetos en procesión para ser vendidos en la plaza de los mercaderes. Responsabilidad compartida.
¿Por qué no se nos avisó? Este proceso era visible para cualquier profesor de Económicas, y lo explicaba en sus clases ya hace unos años. Pero ni los Gobiernos avisaban, ni los medios de comunicación (ni las iglesias). Estaban ya ocupados por los sicarios. Si vemos un gráfico [perdonen que no se lo ponga, no sé hacerlo] de la situación, tendríamos en la base la línea de los Mercados, luego, encima, estarían los Bancos (con todas sus variantes), encima están los Gobiernos, que dependen de los anteriores, y luego podemos colocar a los medios de comunicación. Esa pirámide está basada en los Mercados Especulativos, ¿cómo van a quitar sus propios cimientos los Gobiernos o los medios de comunicación?
Nuestra época es de bendición porque ya se cae todo. Esa caída nos libera como personas. Nos puede hacer reflexionar. Es el gran momento cuando la sociedad puede descubrir que la pared es irrecuperable, las grietas ya no aguantan más. Se cae.
Es el momento de acudir a los principios bíblicos.
Pesa justa, medida justa, misericordia, equidad, respeto, trabajo, familia, comunidad. No endeudarse a largo plazo, no acumular propiedades de los demás. No hacerse esclavos de nadie.
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