“La visita del Papa Benedicto XVI a México es un verdadero acontecimiento para toda la Iglesia Católica en nuestro país, y tiene un significado muy importante para los ambientes políticos, culturales y religiosos en general. El Papa, como bien lo sabemos, representa la unidad de la Iglesia Católica en todo el mundo, y la fidelidad a la enseñanza y a la sucesión de los apóstoles de Cristo a lo largo de veinte siglos.
Desde san Pedro hasta Benedicto XVI, cada uno con su propia personalidad, tienen todos, la misma misión”. Así inicia el
editorial del semanario Desde la Fe, de la arquidiócesis primada de México, del pasado 4 de marzo.
Más adelante, el editorial destaca las capacidades teológicas de Joseph Ratzinger y subraya que, como pensador, “está totalmente convencido de que la razón humana está hecha para conocer la verdad y para vivir de acuerdo a
[sic] ella”. Para luego agregar: “En la visita que ha hecho a otros países ha dado especial importancia a los ambientes políticos para llevar su mensaje, como ocurrió en el parlamento inglés o en el congreso alemán, donde fue escuchado con mucha atención, encontrando en su pensamiento propuestas dignas de tomarse en cuenta. En Francia tuvo un destacado encuentro con los intelectuales y los hombres de la academia y las ciencias, donde mostró el respeto de la fe y la teología a la cultura, pero al mismo tiempo las aportaciones de la fe en la búsqueda de la verdad”.
Partiendo de ahí se hace la pregunta: “¿Qué podemos esperar de su visita a México?” para luego centrarse en la actividad litúrgica que desarrollará entre el 23 y el 25 de marzo. Añade que, durante la reflexión del Evangelio, “podrá decir una palabra hacia nuestra realidad política y social, donde tenemos puesto nuestro compromiso todos los católicos como ciudadanos. En realidad, no hay temas ajenos a las preocupaciones de la Iglesia en medio de la sociedad, y por eso no hay temas que no pueda tocar el Papa en su mensaje religioso y social”. Finalmente, viene la reacción ante las numerosas críticas sobre los verdaderos propósitos de la visita papal: “Hay ambientes de la sociedad mexicana que son contrarios a las expresiones de fe y por lo mismo son contrarios a lo que pudiera decir Benedicto XVI; sin embargo, más allá del interés o no por escucharlo, esperamos de todos un respeto hacia lo que él representa y realiza. Donde hay inteligencia hay diálogo, donde no hay inteligencia hay agresiones y ofensas”.
Se trata de una respuesta previsible a las constantes observaciones, en casi todos los medios (incluso católicos), en el sentido de que este viaje representa una oportunista manifestación de apoyo a los sectores católicos más conservadores en medio de una coyuntura electoral, por lo que constituye un acto más de intervencionismo del Estado Vaticano en los asuntos internos de una nación, muchos de cuyos recursos oficiales se emplearán para sufragar los gastos de la presencia del dirigente máximo del catolicismo mundial, membrete con el que se presentará ante las masas de creyentes, pues ahí la mezcla entre sentimientos religiosos y políticos se hace ver mediante la omnipresencia de la bandera del país mencionado.
Ante todo ello, el posible enfoque pastoral de la visita, que bien haría Ratzinger en dirigir hacia buena parte del Episcopado Mexicano (dadas las escasas luces teológicas de las que hace gala), se diluye muchísimo, pues basta con hacer
un rápido recuento del itinerario donde se presentará.
Guanajuato(30 491 km
2, en el centro del país, casi cinco millones y medio de habitantes), la entidad elegida, es la cuna, al mismo tiempo, de Miguel Hidalgo y Costilla, sacerdote iniciador de la lucha por la independencia nacional y del movimiento “cristero” que enfrentó militarmente a gobierno federal en los años 20 del siglo pasado. También es nativo del estado Vicente Fox, ex gobernador y ex presidente de la república, quien con mayor intensidad durante su mandato se dedicó a sabotear la laicidad del Estado mexicano mediante acciones tan reprobables como haber besado el anillo de Karol Wojtyla.
Obviamente,
hablamos de uno de los estados más católicos e intolerantes del país dominado por Acción Nacional (PAN), partido en el gobierno desde 1991, cuando el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari inició las llamadas “concertacesiones”, mediante la entrega de la entidad a un gobernador sustituto panista, a pesar de que supuestamente había ganado las elecciones el candidato de su partido (PRI). Desde entonces, Guanajuato fue un foco de políticas contrarias al priísmo y, a partir de 2000, de apoyo a las iniciativas del régimen que está por completar dos sexenios en el poder, siempre en contra de acciones dirigidas, por ejemplo, a respetar el derecho de las mujeres a interrumpir un embarazo.
León, la mayor ciudad guanajuatense (casi millón y medio de habitantes),
será el epicentro de la visita. Según el despacho de la agencia oficial Notimex del 3 de enero, Ratzinger llegará el viernes 23 de marzo por la tarde a esta ciudad,
donde será recibido por Felipe Calderón y por el embajador vaticano Christophe Pierre, a quienes se sumarán el arzobispo local, José Guadalupe Martín Rábago, el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Carlos Aguiar Retes, y los cardenales Norberto Rivera Carrera, Juan Sandoval Iñiguez (ya en retiro) y Francisco Robles Ortega. Luego de la ceremonia de bienvenida, Ratzinger descansará en la residencia del Colegio Miraflores. El lema de la visita es: “Contigo en la fe, discípulos de Jesús” y en las 65 horas que estará en Guanajuato, pronunciará tres discursos y dos homilías.
El sábado 24, en la capital del estado del mismo nombre, Calderón lo recibirá en la sede del gobierno. Luego recibirá el saludo de un grupo infantil y de fieles en la Plaza de la Paz, y al otro día, domingo 25, sobrevolará en helicóptero el Cerro del Cubilete (a 20 km de la ciudad de Silao), emblemático santuario construido a 2 600 m sobre el nivel del mar, cuya escultura del Cristo Rey con los brazos abiertos fue sustituida luego de que en 1926 la anterior fue derribada por un bombardeo ordenado por el entonces presidente Plutarco Elías Calles, en pleno conflicto con las guerrillas “cristeras”. Esto, antes de trasladarse al Parque Guanajuato Bicentenario (entre Silao y la capital estatal) donde celebrará una misa para alrededor de 500 mil personas. Por la tarde, dirigirá un rezo en la catedral de León, evento en el que participarán obispos mexicanos y de varios países latinoamericanos. El lunes 26 abordará el avión que lo llevará a La Habana, Cuba.
Como se ve, Ratzinger estará bien arropado y a resguardo, en un espacio geográfico tan afín hacia la iglesia católicaque representa, de las manifestaciones hostiles a su visita, pues los sectores sociales opuestos a la misma seguirán cuestionando muchas de sus actitudes, comportamientos y afirmaciones que, lejos están de abonar, ya no digamos para un cambio hacia el interior del catolicismo, sino de un efectivo y sano diálogo ecuménico e interreligioso, algo muy diferente al énfasis de sus palabras, contenidas en
Fe, verdad y tolerancia. El cristianismo y las religiones del mundo (2005, original alemán de 2003): “Habrá que tratar de comprender primeramente a las religiones en su movimiento histórico, en sus estructuras y tipos esenciales, así como en sus posibles relaciones mutuas o en su amenazadora contraposición, antes de intentar formular juicios. Finalmente, habrá que debatir la cuestión acerca del hombre, acerca de lo que el hombre es y cómo puede llegar a ser él mismo, o como puede desvirtuarse en su propia esencia. Y en todo ello resulta por fin ineludible afrontar la cuestión acerca de si el hombre fue creado para la verdad y de qué manera puede y debe plantearse, él mismo, la cuestión acerca de la verdad”.
Ciertamente, todo un dilema teológico, antropológico y cultural que debe conducir, en estos tiempos, a un diálogo abierto y fraterno, y no a la imposición de creencias y dogmatismos por parte de nadie, ni siquiera del obispo de Roma. Lo malo es que esta visita se encuentra viciada de origen.
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