Por una buena razón, el tema del alimento fue mencionado en el Padrenuestro –“el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”–. Necesitamos recordar regularmente que la comida es una bendición de Dios, que debe ser apreciada…
Pero
nuestra gratitud está siendo afectada por nuestro derroche; muy frecuentemente menospreciamos el valor de la comida. En un reciente artículo, la FAO (Food and Agriculture Organisation), estima que 1300 millones de toneladas de comida son desperdiciados al año –la friolera de 33% de toda la comida producida.
En países del primer mundo, donde la comida está marcada por una estricta fecha de caducidad, y donde el acceso a comida barata implica la compra de grandes cantidades, se desperdicia mucha comida. También se malgasta en los países en vía de desarrollo, pero por otras razones: envases de mala calidad, falta de instalaciones de almacenamiento e infraestructuras inadecuadas.
Producimos suficiente comida como para alimentar a todo el planeta, pero en vez de ser cuidadosos, nos convertimos en pródigos de la bondad de Dios. El desequilibrio entre aquellos que tienen más de lo que necesitan y aquellos que les falta, se hace más evidente ahora, cuando la crisis alimentaria en el Cuerno de África nos muestra imágenes de niños muriendo lentamente y en silencio.
La realidad cotidiana es que
925 millones de personas en todo el mundo pasan hambre cada día, número que va en aumento.
Mientras tanto, como todos sabemos, las familias en los países ricos engordan comiendo los alimentos equivocados.
Dos tercios de los adultos de los Estados Unidos, el Reino Unido y Australia tienen sobrepeso. La diabetes infantil es un problema creciente en Occidente, debido a la comida rápida y la falta de ejercicio.
La solución noes tan simple como enviar alimentos desde el Oeste hacia las áreas donde hay escasez. Entonces, ¿qué podemos hacer?
Como siempre,
debemos comenzar autoanalizando nuestropropio consumo. Podemos hacer un esfuerzo consciente para ver qué comemos, como apoyamos a los productores locales, evitar comprar en gran cantidad a menos que se vaya a utilizar la comida extra, comprar en comercio justo y apreciar la comida que tenemos.
A nivelnacional y mundial, deberíamos luchar por la distribución justa de los alimentos. Las reglas actuales del comercio en la agricultura permiten a algunos países ricos subvencionar a sus agricultores, lo que conduce a la sobreproducción de los alimentos artificialmente baratos.
La ronda de conversaciones sobre desarrollo y comercio iniciada en 2001, que se conoce como Ronda Doha se ha visto paralizada durante tres años a causa de las subvenciones a los agricultores defendidas mayormente por la Unión Europea, los EEUU y Japón, y la petición a favor del acceso a un mercado libre rechazada por la mayoría de los países desarrollados.
Un ruego es que nos interesemos por conocer los problemas, que oremos, y nos informemos acerca de lo que nuestro gobierno está haciendo por la calidad de la producción de alimentos, los subsidios agrícolas y el comercio.
Hemos de luchar contra la idea de que la alimentación es sólo una comodidad más de los mercados futuros.
Es demasiado importante: es “el pan nuestro de cada día”.
Adaptado por Daniel Pujol, Coordinador de Desafío Miqueas España
Plataforma del Desafío Miqueas-España: Alianza Evangélica Española, Alianza Solidaria, Apeen, Cercáfrica, Dignidad, Emsimisión, Esclavitud Xxi, Grupo Nueva Vida, Grupos Bíblicos Unidos, Misión Urbana Madrid, Misión Urbana Sevilla, Misión Urbana Valencia, Misión Urbana Zaragoza, Sociedad Bíblica, Areópago protestante.
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