El primero en proponer los
Living-Will o
testamentos vitales fue el abogado de Boston partidario de la eutanasia, Lewis Kutner.
Después han sido muchas las asociaciones que han venido promoviendo su difusión.
En realidad se trata de un documento firmado por el interesado, en plenitud de facultades, por el que solicita a sus médicos, abogados y familiares que no se le prolongue la vida de manera artificial o por medios extraordinarios, en caso de que un accidente o enfermedad le hicieran caer en un proceso clínico irreversible.
Tales testamentos vitales o biológicos han sido reconocidos en algunos Estados de USA, sin embargo,
carecen de validez en la mayoría de los países ya que si lo que se pretende es acabar con la vida del enfermo terminal, aunque sea con su consentimiento, ningún testamento puede obligar al médico a matar a su paciente. De manera que en tales casos el testamento sería nulo e ineficaz.
No obstante,
si lo que se pretende es rechazar el encarnizamiento terapéutico y evitar que se prolongue artificialmente la agonía, entonces el testamento puede tener validez ética y jurídica.
La
Congregaciónpara la Doctrina de la Feen su
Declaración sobre la Eutanasia, realizada en 1989, propuso el siguiente
testamento vital cristiano.
Con mínimas modificaciones,
nos parece que podría ser perfectamente asumible por el pueblo evangélico ya que expresa bien la actitud cristiana ante la muerte y rechaza tanto la eutanasia activa como la prolongación inhumana de la agonía.
TESTAMENTO VITAL CRISTIANO
A mi familia, a mi médico, a mi pastor, a mi notario:
Si me llega el momento en que no pueda expresar mi voluntad acerca de los tratamientos médicos que me vayan a aplicar, deseo y pido que esta Declaración sea considerada como expresión formal de mi voluntad, asumida de forma consciente, responsable y libre, y que sea respetada como si se tratase de un testamento.
Considero que la vida en este mundo es un don y una bendición de Dios, pero no es el valor supremo y absoluto. Sé que la muerte es inevitable y pone fin a la existencia terrena, pero desde la fe creo que me abre el camino a la vida que no se acaba, junto a Dios.
Por ello, yo, el que suscribe .......................................................................... pido que por si mi enfermedad llegara a estar en situación crítica irrecuperable, no se me mantenga en vida por medio de tratamientos desproporcionados o extraordinarios; que no se me aplique la eutanasia activa, ni se me prolongue abusiva e irracionalmente mi proceso de muerte; que se me administren los tratamientos adecuados para paliar los sufrimientos.
Pido igualmente ayuda para asumir cristiana y humanamente mi propia muerte. Deseo poder prepararme para este acontecimiento final de mi existencia, en paz, con la compañía de mis seres queridos y el consuelo de mi fe cristiana.
Suscribo esta Declaración después de una madura reflexión. Y pido que los que tengáis que cuidarme respetéis mi voluntad. Soy consciente de que os pido una grave y difícil responsabilidad. Precisamente para compartirla con vosotros y para atenuaros cualquier posible sentimiento de culpa, he redactado y firmo esta Declaración.
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