Tras constatar la intensa actividad de la Asociación socio-cultural Gabriel Sánchez, resulta oportuno entrevistar a
Juan María Galán Luca, segoviano nacido en 1965, quien ejerce como Anciano de la Iglesia Evangélica de Segovia, además de responsable de la Asociación Socio-Cultural Gabriel Sánchez, expositor bíblico y apasionado de los estudios históricos.
Pregunta.- ¿Es la acción social y cultural parte importante de la misión que nos dejó Jesús?
Respuesta.-Bueno, ésta es una pregunta con trampa; la misión especial e importante que el Señor nos dio es hacer discípulos, por lo tanto sólo pueden ser importantes si éstas se ven como canal o medio para llegar a las personas, y poderles dar testimonio. En la sociedad en la que nos encontramos, resultaría bastante difícil poder entablar relaciones que abriesen puertas a la predicación, sin utilizar estos medios de la acción socio-cultural. Pero al utilizarlos no debemos permitir que estos se conviertan en un fin en sí mismos y perdamos el objetivo de hacer discípulos; este objetivo siempre ha de estar presente en cada acción que emprendamos.
P.- ¿Lo anterior os llevó a decantaros por crear la Asociación Socio-Cultural Gabriel Sánchez?
R.-Antes de crear la asociación, ya estábamos realizando actividades socio-culturales, pero nos encontrábamos con dos dificultades: 1º. Frente a la sociedad, una Iglesia crea prejuicios. 2º. Frente a las instituciones nos era más difícil que se nos abriesen puertas para utilización de locales u obtener ayuda de alimentos o subvenciones de actividades; incluso para poder solicitar un terreno si no iba acompañado de un proyecto social y cultural. Como la iglesia estatutariamente no cumplía muchos de los requisitos para optar a este tipo de ayudas, decidimos crear la asociación para que, sin perder nuestras raíces e identidad evangélicas, quitásemos prejuicios sociales e institucionales.
P.- ¿Por qué el nombre de Gabriel Sánchez? ¿Puedes hablarnos de este mártir del evangelio?
R.-Gabriel Sánchez fue un obrero encomendado por la Iglesia de Trafalgar 32, en el año 1932, para que predicase el evangelio en la zona de Sepúlveda (Segovia); además, estaba casado con una segoviana de la zona. Permaneció en Sepúlveda hasta finales del 35. En este tiempo predicó en toda la zona de Segovia, pero realmente el fruto fue muy escaso con apenas tres bautizados y todos ellos relacionados con la familia de su esposa. Aunque mirándolo a largo plazo, el fruto directo e indirecto fue mucho, pues su sobrino Francisco Martín fue evangelista por toda la geografía española y el hijo de éste, Benjamín Martín, ahora es director de Evangelismo en Acción. Su cuñado Laureano Alonso fue durante toda la vida anciano en la Asamblea de Calle Teruel, en Barcelona, y su sobrina Antonia Alonso, junto con su esposo Francisco Utrilla, fueron los fundadores de las Asambleas de Soria y Ávila. A finales de 1935 parten para la provincia de Ávila y se establecen en Navaluenga; allí experimentaron un crecimiento increíble, 200 personas hacían cola para asistir a las reuniones. Lamentablemente la guerra estalló, y cuando las tropas y los falangistas entraron en Navaluenga le denunciaron, detuvieron y pasearon en el mismo día, dejando viuda y dos niñas de 3 años y seis meses de edad. Es en honor a este hombre que dio su vida por el evangelio en esta región, por lo que pusimos a la asociación este nombre.
P.- ¿Una Asociación cultural y benéfica puede ser un buen instrumento para llevar las Buenas Noticias de salvación a una sociedad que descree de todo y tiende a refugiarse en el relativismo y la secularización?
R.-Sí, pero, como he dicho antes, no debemos de perder el objetivo, el cual a veces es difícil mantenerlo, sobre todo cuando tratas de tener separados los campos de la Iglesia y de la asociación, teniendo en cuenta que la asociación no es un fin en sí misma sino un medio y canal para poder llegar a la gente, hacer contactos, etc.
P.- ¿Se relacionan y cooperan entre sí las iglesias evangélicas en Segovia?
R.-La cooperación entre iglesias no es fácil, pues cada Iglesia tiene su propia dinámica y en Segovia nos encerramos demasiado; aun así, con mucho esfuerzo tenemos buena relación y estamos consiguiendo establecer una red de cooperación entre cuatro o cinco iglesias. Esta colaboración con otras iglesias es más difícil, pues el resto ni tan siquiera se pusieron en contacto con las existentes cuando llegaron a Segovia, simplemente abrieron su chiringuito y ya está. No manifiestan mucho interés en tener contacto, aunque sí hemos experimentado que tienen interés en conseguir a nuestros miembros.
P.- ¿Cómo ves la incorporación de los hermanos llegados de otras latitudes en las iglesias españolas?
R.-Lo veo con entusiasmo pero al mismo tiempo con prudencia, la experiencia nos ha enseñado que no todo lo que reluce es oro. En este sentido, hemos tenido casos que nos han defraudado mucho, y otros que han sido de bendición. Con esto hemos tenido que aprender a tratar individualmente cada caso y cada persona y no es fácil. Lo más cómodo es crear una norma y ajustar a todos a ella, pero cada persona es diferente, sus circunstancias no son iguales, y cada uno trae en su mochila su propia carga.
La inmigración ha traído gente a las iglesias, ha traído nuevos valores y también problemas que hemos de integrar. Pero con ello nos crea un inconveniente añadido, y es que los nacionales empiezan a pensar que eso de ser evangélico no es cosa de españoles sino de extranjeros. De cualquier forma creo que es más positivo que se integren en las iglesias a que se funden iglesias nacionales. Esto abre nuevas expectativas para las iglesias, como son la creación de actividades integradoras para extranjeros y apoyo a las expresiones culturales de cada país. Lo más cómodo para los nacionales es decir: han venido aquí y tienen que amoldarse a lo que hay, y lo más fácil para ellos es formar iglesias nacionales y satisfacer sus necesidades.
P.- ¿Debemos inculcar entre los más pequeños el practicar la compasión con los más necesitados? ¿Cómo podemos ser un buen testimonio para ellos los adultos?
R.-Evitar comentarios racistas, y no apoyarlos nunca en su presencia.
No juzgar a las personas por lo que aparentan o tienen, sino valorarlos por el mero hecho de ser personas.
Invitar a comer de vez en cuando a los necesitados, tener nuestros hogares abiertos para hacer misericordia, un plato de comida en lugar de dinero, una cama limpia, no rechazar la invitación de un necesitado. Cosas como éstas hacen más que muchos sermones.
P.- ¿Qué debe hacer una iglesia local para ser un verdadero agente de transformación en su entorno?
R.-1º. Integrarse socialmente en la sociedad en que está inserta; durante años hemos estado apartados de la sociedad y tenemos conciencia de gueto, nos hemos apartado mucho para no mancharnos ni contaminarnos. Debemos arriesgarnos y contactar con la sociedad y recordar que no somos del mundo, pero estamos en él; el mismo Jesús intercedió, no para apartarnos sino para guardarnos del mal.
2º. Preocuparnos por las necesidades de los que nos rodean, y hacer algo por ayudarles. A menudo sólo hemos visto sus necesidades espirituales y les hemos predicado; hemos visto su necesidad material y les hemos predicado; hemos visto su necesidad cultural y les hemos predicado, y ahora cuando nos ven cambian de acera para que no les demos el sermón.
3º. Permitir y formar a nuestros miembros para que puedan trabajar en el ámbito social, cultural, deportivo, siendo un ejemplo y siendo un testimonio. Esto puede implicar que algún miembro a lo mejor deba de faltar a algunos cultos dominicales; sin embargo, por lo general se tiende a apartar a los miembros de estas actividades, incluso oramos para que cambien de trabajo si éste es un impedimento para el culto dominical. Más bien deberíamos crear actividades que suplan el culto dominical y que estas carencias queden cubiertas. Por ejemplo, yo atiendo una célula con inmigrantes que trabajan en la hostelería a 60 kilómetros de Segovia. No pueden asistir a los cultos, pero tenemos nuestro rato de comunión, estudio de la palabra y alabanza los lunes por la noche. Significa esfuerzo y riesgo, pues yo llego a mi casa a la una de la madrugada y al día siguiente trabajo.
La sociedad no se cambia ni se impacta desde fuera, se transforma desde dentro.
P.- Hace unos días habéis organizado un concierto solidario, ¿cuál el objetivo del mismo?
R.-La cuestión es que nos gusta la música, y la realidad es que queremos colaborar con proyectos sociales y misioneros. Para ello organizamos este concierto. Queríamos que la gente de fuera viniese, y para ello invitamos a grupos conocidos de la ciudad que no eran evangélicos. Queríamos hablar del evangelio con la música y la presentación de las canciones, sin sermones; así que invitamos a “más que dos”, un dúo de la Asamblea de Carabanchel. Queríamos que todos los escuchasen y por ello les pusimos en medio de los otros dos grupos. Por último, quisimos que la sociedad se implicase y conociese un proyecto netamente evangélico en Costa de Marfil, y para ello el beneficio fue a la ONG evangélica CercÁfrica. Todo lo recaudado fue para este ministerio, lo que implicó que debíamos buscar financiación fuera para los gastos de organización, lo que supuso contacto con empresas a las cuales también les explicamos el proyecto.
P.- ¿Cree que los evangélicos debemos ser voces proféticas que pueden ser voz de los que no la tienen. Isaías 58 nos respaldaría…
R.-Por supuesto que Isaías 58 respalda esto. Yo estoy harto de ver cómo el rico o el poderoso humilla y abusa del pobre y débil, y la gente no hace nada. En los institutos por ejemplo, un chico o chica que no es popular puede ser humillada y maltratada por sus compañeros sin que los de su alrededor, incluidos los creyentes, hagan nada, y los padres se enteran cuando de repente se niega a asistir al instituto. Estamos en un mundo en el que la gente se preocupa de sí misma, exclusivamente, y en el mejor de los casos no hacemos nada por los demás y en otros, incluso les culpamos. Debemos tomar el ejemplo del buen samaritano, pero por desgracia seguimos demasiado el del levita y el sacerdote. Debemos hablar menos y hacer más; debemos guardar nuestra extraordinaria doctrina, que a veces parece inmaculada; debemos quitarnos la aureola de la cabeza y mostrar misericordia y justicia; debemos arriesgarnos aunque eso suponga que a veces nos manchemos, que a veces nos critiquen. Hace años una hermana que estaba ayudando en la obra social me llamó al trabajo: había llegado un hombre extranjero, sin dinero, sin comida y sin cama para la noche, y me llamaba para ver qué se podía hacer; pensaba que tal vez se podría dar dinero o pagar una noche de hostal. Cuando llegué, preparé una cama en mi casa para tres días, le busqué en los servicios sociales para otros tres días y le presenté en un trabajo en el que sigue después de diez años. Cuando a Nicolae le prometen mucha predicación y espiritualidad percibe enseguida a quien le habla, y en su débil castellano dice: “mucha boca y poco corazón”.
P.- España atraviesa una crisis económica. ¿Cómo podemos justificar la ayuda a los damnificados de otras latitudes a los que opinan que en nuestro país ya tenemos bastantes problemas?
R.-Es cierto que España atraviesa una crisis muy fuerte, y lo que todavía queda por delante, pero las personas en España, excepto raras excepciones, comen tres veces al día, tienen un techo, posibilidades de sanidad y de educación, sin tenerla que pagar. En otras latitudes les falta todo esto; creo que ésta es suficiente justificación. Tenemos un planeta capaz de producir alimentos para los 7.000 millones que lo habitan, y es inmoral que en los países del denominado Primer Mundo se subvencione la no producción de la tierra con la sola excusa de que el precio no baje. Si todos estuviésemos convencidos de estas inmoralidades, mejor le iría al Tercer Mundo y mejor nos iría en el primero. Cuanto más se ayude a desarrollar el Tercer Mundo, menos movimiento migratorio habrá, y nadie se podrá quejar de que vienen a quitarle el trabajo.
P.- Cambiando de tema, ¿podrías hablarnos de tu formación y de tu trabajo dentro y fuera de la iglesia?
R.-Estudié el Bachillerato en Segovia al mismo tiempo que estudiaba Formación Profesional en electrónica (en el diurno el bachillerato, en el nocturno la F.P.). Tras descubrir que la electrónica no me gustaba, demasiado tarde, no continué con la ingeniería y comencé a trabajar después de hacer dos cursos del INEM. Me casé en 1988, y para esa fecha ya estaba metido en el calendario habitual de predicaciones de mi iglesia y había enseñado en la Escuela Dominical unos años, además de llevar la responsabilidad de los jóvenes y colaborado en varios campamentos de niños y adolescentes, llegando a dirigir seis de estos últimos tras sacar el título de director-coordinador de tiempo libre. He cursado algunas asignaturas sueltas de Teología, en seminarios a distancia o semi-presenciales. En cuanto a la formación Bíblica solo he tenido la de la propia iglesia, la personal con mucho esfuerzo y la de conferencias y seminarios. Ahora bien, los libros sí que me han acompañado. Algunos me denominan historiador y puedo decir que lo soy, no porque haya estudiado la licenciatura de Historia, ahora me encantaría, sino porque he realizado investigación histórica, lo que me ha exigido mucho estudio de historia para entender lo que investigaba. Es conocido que en el país de los ciegos el tuerto es el rey. Es decir, si los demás saben menos que tú en ese campo tú eres el doctor.
P.- Cuando se trabaja en la empresa del Señor, ¿qué papel juega la familia? Veo que Nuria, tu esposa, te acompaña y apoya en las labores para Él.
R.-Cuando se trabaja en la obra del Señor la familia es la gran sacrificada, y cuando se tiene un trabajo secular para comer y además trabajo para el Señor, la familia es doblemente sacrificada; y si encima hay juicios, prejuicios y miradas con lupa también nos quemamos. Entiendo que mi familia a veces se sienta abandonada; yo siento que a veces los abandono. Tratar de involucrarlos a ellos en el trabajo hace que sea más llevadero, pero yo tengo problemas en este aspecto, tal vez heredé esto de mi madre: si tengo que enseñarte cómo se hace tardo menos en hacerlo yo. Y esto me lo pone más difícil.
P.- En vuestra casa estáis, desde hace varios años, acogiendo a niños y adolescentes sin hogar. ¿Qué os impulsa a esto, ya que tenéis hijos propios?
R.-Mis padres han tenido ocho hijos, si alguien llamaba a la puerta por un plato de comida no le decían tenemos ocho hijos; le hacían pasar, le ponían un plato en la mesa y compartía lo que tenían. Si alguien se quedaba sin hogar se le hacía hueco, si estaba enfermo se le cuidaba, y cuando tenía ingresos se le pedía que colaborase como los demás. Ahora somos nueve hermanos, aunque una esté en la presencia del Señor.
Con este ejemplo creo que no podría ser de otra forma en mi caso, y doy gracias a Dios por el corazón de Nuria, éste es un don que él le dio cuando se convirtió, pues en su hogar no lo vivió. Cuando nos presentaron a nosotros y a toda la Iglesia el programa de acogimientos, solamente nos miramos y firmamos, no hubo necesidad de valoración ni nada parecido. Os dejo una reflexión de Santiago 4:17: “El que sabe hacer lo bueno y no lo hace, comete pecado”.
Finaliza la entrevista. Gracias, Juan María, por corroborar que la misión que nos dejó Jesús es integral.
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