La primera vez que se trasplantó un órgano humano con éxito fue en Boston (USA) en el año 1954 y consistió en extraer el riñón sano de un donante e implantárselo a su hermano gemelo.
Muchos intentos anteriores habían fracasado porque no se conocían bien los mecanismos de la incompatibilidad y el rechazo. En diciembre de 1967 el Dr. Cristian Barnard realizó el primer trasplante de corazón provocando así una de las principales noticias del siglo aunque con poco éxito.
Diecisiete años después, en 1984, nació en Estados Unidos una niña a la que se conoció como “niña Fae” que presentaba una anomalía en el corazón. El lado izquierdo de este órgano era mucho más pequeño que el derecho y, por tanto, no podía bombear suficiente sangre para que la niña pudiera sobrevivir poco más de algunas semanas. El 26 de octubre la pequeña fue intervenida en el hospital de Loma Linda, en California, y se le trasplantó el corazón de un mandril. La niña murió el 15 de noviembre del mismo año a causa de las complicaciones surgidas por el rechazo del corazón trasplantado.
¿Qué problemas éticos plantean estas intervenciones? ¿se transgrede algún criterio moral importante? ¿Qué pensar de los xenotrasplantes entre animal y ser humano?
TIPOS DE TRASPLANTES
Los transplantes o injertos son operaciones quirúrgicas mediante las que se inserta en el organismo receptor, en este caso una persona, algún tejido u órgano procedente del donante que puede ser otra persona, un cadáver humano o incluso un animal.
El fin con el que se realiza tal intervención es obviamente el de conseguir que el individuo receptor recupere las funciones que antes poseía.
Se conocen los siguientes
tipos de trasplantes:
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Trasplante autoplástico: es el que se realiza dentro del propio individuo y consiste en un autoinjerto o autotrasplante, es decir, en el traslado de tejidos de un lugar a otro del mismo organismo. Esto suele hacerse, por ejemplo, para reparar válvulas cardíacas, en cirugía plástica o en los injertos de células suprarrenales en el cerebro del propio paciente con el fin de curar la enfermedad de Parkinson. Se trata del tipo de trasplante que ofrece mayores garantías de éxito ya que en él no existe el riesgo de la incompatibilidad.
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Trasplante heteroplástico: es aquel que tiene lugar entre individuos distintos. Si se realiza en organismos de la misma especie, entre dos personas, se llama
homoplástico (u homólogo), mientras que si tiene lugar en especies diferentes, un animal y un hombre por ejemplo, se denomina
aloplástico (o heterólogo). La mayoría de los trasplantes que se realizan con éxito en la actualidad, como las sencillas y habituales transfusiones de sangre, son del tipo homoplástico. Pero además hoy se hacen trasplantesde córnea, vasos sanguíneos, glándulas suprarrenales, tejidos óseos, tendones, cartílagos, órganos como el riñón, el corazón, el hígado, la laringe, el páncreas, la médula ósea, etc. Dentro de este tipo de trasplantes homoplásticos es conveniente distinguir aquellos que se hacen entre dos seres vivos y los que tienen lugar extrayendo los órganos a un cadáver. En cuanto al tipo aloplástico, en el que el donante es un animal y el receptor una persona, se habla también de
xenotrasplantes y se llevan a cabo, por ejemplo, en las operaciones de corazón cuando sólo hay que cambiar las válvulas biológicas. Se recurre sobre todo al cerdo por la similitud de sus órganos con los humanos y las demás ventajas quepresenta.
En Estados Unidos se realizan más de 20.000 trasplantes de órganos cada añoy en el 85% los pacientes sobreviven bien durante varios años con el nuevo órgano. Los antiguos rechazos se solucionan hoy mediante una sustancia llamada
ciclosporina, capaz de inhibir de forma selectiva el sistema inmunológico para que el órgano trasplantado sea aceptado.
Las operaciones de trasplante que suelen tener más éxito son las de riñón ya que permiten una calidad de vida muy superior a la que se consigue mediante diálisis. No obstante, uno de los inconvenientes todavía no resueltos es que el riñón trasplantado pierde su funcionalidad al cabo de unos doce años. Cuando se implanta un riñón no suele colocarse en su lugar natural sino en el abdomen, ya que generalmente los dos riñones antiguos no se extirpan pues siempre pueden realizar pequeños trabajos. El porcentaje de eficacia de estas operaciones es muy elevado, aunque el principal problema sigue siendo la escasez de órganos humanos. Por desgracia muchas personas fallecen mientras están todavía en la lista de espera. El número de pacientes que necesita el órgano en cuestión crece a un ritmo mucho más rápido que el de unidades disponibles.
Actualmente algunas empresas multinacionales están trabajando por modificar genéticamente las células de ciertos cerdos, con el fin de que el sistema inmunológico humano no las reconozca como extrañas y no las rechace. Los órganos de estos animales presentan un tamaño muy parecido a los humanos, tanto en la infancia como en la madurez. Son vertebrados que crían con rapidez y tienen camadas numerosas, por lo que sería posible producir rápidamente un gran número de órganos destinados a salvar vidas humanas.
Mediante este sistema no sólo podrían obtenerse riñones sino también páncreas para solucionar el problema de los diabéticos, hígados para los pacientes de cirrosis o hepatitis, pulmones para quienes sufren la fibrosis quística e incluso corazones destinados a los enfermos cardiovasculares.
Es evidente que la investigación biomédica en xenotrasplantes debe asegurarse ante todo de que los virus presentes en la materia genética de los cerdos no se transmitan también a los seres humanos. Poseemos ya, en este sentido, terribles precedentes con los chimpancés y el virus del SIDA. Este es uno de los grandes interrogantes que queda por resolver en el tema de los trasplantes del cerdo al hombre.
Por lo que respecta al corazón artificial parece que tal proyecto goza en la actualidad de poca aceptación y lo cierto es que no se ha avanzado en su desarrollo, quizás como consecuencia de los elevados costes que supondría y los cada vez más menguados recursos sanitarios de que se dispone. Algunos enfermos cardiacos pueden recurrir a la implantación de la asistencia mecánica circulatoria (AMC), conocida también como “ventrículo artificial”, aunque esta técnica está indicada sólo para casos muy concretos.
La semana próxima haremos una valoración moral del trasplante de órganos.
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