Muchos han interpretado estas palabras como un canto al relativismo, pero hay una idea que subyace y nos puede llevar a un cambio como cristianos. ¿Puede influir nuestra percepción del mundo sobre nuestra forma de actuar?
Durante años he escuchado la frase, que por manida ha perdido sentido, de que España era un país duro para la evangelización, que los españoles no aceptaban el Evangelio e incluso que somos una tierra estéril en lo espiritual.Estas palabras me recuerdan las que Dios le dijo al profeta Ezequiel cuando le envío a predicar a los exiliados:
Todo el pueblo de Israel es terco y de cabeza dura. Pero yo voy a hacerte tan obstinado y terco como ellos[i]. Dios puede hacernos más duros que nuestros conciudadanos, para transmitir el mensaje a pesar de su supuesta dureza.
Pienso que la realidad es muy distinta. Sin duda hay muchas personas que se esfuerzan cada día, que son un testimonio para sus vecinos y amigos, pero tal vez todos hemos bajado la guardia. Nos hemos conformado o resignado.
Es hora de que hagamos un cambio, que miremos las cosas con otro color, el de un nuevo paradigma.
La palabra
paradigma viene del griego y se emplea en ciencia como el modelo, teoría o concepción que tenemos de una cosa. No importa las veces que veamos una realidad, si siempre nos acercamos con el mismo paradigma, repararemos siempre en lo mismo.
Podríamos expresar el paradigma como el mapa que nos guía por una ciudad desconocida, el problema se plantea cuando el paradigma es erróneo o el mapa pertenece a otra ciudad. Por mucho que nos esforcemos, muy optimistas que seamos o empeño que tengamos, no llegaremos a nuestra meta. Nos perderemos.
¿Cuál es nuestro paradigma con respecto a la evangelización (misión) de España?Tal vez sea que España es diferente, que la gente no está interesada en Dios, que los problemas del pasado han quemado el terreno y que nadie quiere saber nada de lo espiritual. Salimos a la calle o hablamos a los que nos rodean con esa idea tan metida en la cabeza, que nosotros mismos estamos impidiendo que las cosas sean diferentes. Tenemos que movernos por fe y no por vista.
Los grandes cambios de paradigma han supuesto revoluciones en todos los campos. Cuando Copérnico dijo que el Sol estaba en el centro del universo y no la Tierra, como se había defendido anteriormente, el cambio de paradigma revolucionó la astronomía moderna. Cuando los norteamericanos antepusieron el derecho del pueblo sobre el de los monarcas, cambió el paradigma y se creó la democracia moderna.
Sin poner en duda que Europa es un continente incrédulo, cambiemos el paradigma. Nuestros conciudadanos no son duros o indiferentes, pensemos que nosotros no somos lo suficientemente “duros”, para sacrificar todo por ellos.
Hace unos años, cuando estaba todo el día hablando de Jesús a un familiar cercano, su padre, que era creyente, me comentó que era demasiado insistente. Unos meses más tarde su hijo se convirtió. Naturalmente su padre estaba muy contento. Siempre digo a todos, seamos insistentes, no tenemos nada que perder.
Creo que la dureza en España está más en nuestro corazones que en el de la gente que nos rodea.Si pensamos que el problema somos una vez más nosotros, no las personas a las que hablamos. Que estamos demasiado ocupados, demasiado distraídos, veremos cambios importantes a nuestro alrededor. Cambia el paradigma y haz la prueba. Dios es capaz de grandes cosas, pero se limita a nosotros.
Sin duda España puede cambiar. Es el momento. Cientos de miles de personas sufren las consecuencias de la crisis, pero nosotros apenas estamos haciendo nada. ¿Sigues pensando que España es dura?
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