Por ejemplo, el
Catecismo de la Iglesia Católica es una síntesis impresionante de la sabiduría milenaria de la Iglesia CR. El mismo proporciona una muestra de la habilidad que tiene la Iglesia CR en dominar y condensar la historia, la doctrina y la cultura. Asimismo, se observa la misma maestría cuando se hace un análisis minucioso de una celebración litúrgica. Cada gesto, movimiento, acción, palabra, etc., es un detalle que forma parte de una totalidad. La atención esmerada a todos los eventos, sean universales o particulares, es una peculiaridad que distingue al ámbito CR.
La combinación de ambas, macro y micro dimensiones, será desplegada durante los tres días de intensa actividad en la beatificación de Juan Pablo II el próximo 1 de mayo. Se espera que más de 300.000 personas asistan en Roma a este acontecimiento, cuyo programa es un reflejo de la amplitud “católica” de la Iglesia CR así como también de su carácter “romano”. La catolicidad se demostrará por la presencia de todos los cardenales y, sobre todo, por la participación de gran número de personas en los diversos escenarios de la beatificación: La vigilia mariana de oración, el sábado 30 de abril; la ceremonia de la beatificación, el domingo 1 de mayo; y la misa de acción de gracias, el lunes 2 de mayo. Toda la celebración estará marcada por un intenso acento mariano dada la particular devoción mariana de Juan Pablo II, pero también por una convincente presentación de las heroicas virtudes del anterior Papa.
En la vigilia mariana de oración del sábado por la noche se tiene la intención de honrar el marianismo del antiguo Papa y exhortar a los fieles a seguir el mismo camino. La vigilia, al aire libre, empezará con una procesión detrás de
Maria Salus Populi Romani (“María la salvación del pueblo romano”), un icono mariano bizantino que se considera el protector de los romanos e irá seguida por su entronización en el Circus Maximum. La elevación del icono es el símbolo de que María es el objeto de pública hiperveneración, es decir, el particular homenaje de honor que le rinde la Iglesia CR. Después, la multitud entonará el himno
Totus Tuus (“Totalmente Tuyos”), haciéndose eco del lema de Juan Pablo II que indicaba su total entrega a María. A continuación habrá un rosario mariano transmitido mediante enlace por satélite a cinco santuarios marianos: Krakow (Polonia), Bugando (Tanzania), Harissa (Líbano), Guadalupe (Méjico) y Fátima (Portugal). Juan Pablo II visitó todos estos lugares a lo largo de su extenso pontificado, por lo cual se ofrecerán extractos de sus discursos sobre María en pantallas gigantes. Entretanto, por la noche, se animará al gentío a unirse a las oraciones a María. Las ceremonias de la beatificación serán un gran estímulo para la espiritualidad mariana.
Al día siguiente, se celebrará la ceremonia de la beatificación en la plaza de San Pedro, con la presencia en la misma del ataúd de Wojtyla que será sacado de su ubicación actual. Durante la ceremonia, el Papa será presentado oficialmente a la Iglesia CR como un destinatario de las peticiones e intercesiones de los fieles. Asimismo, se les animará a dirigirle plegarias y a ofrecerle misas votivas según la práctica y la piedad CR. Después, la multitud rendirá homenaje al féretro en una dilatada y visual expresión de comunión entre los vivos y los muertos, que posiblemente se prolongue varios días para asegurarse de que todos los presentes han podido hacerlo. Después de rezar a María, la gente rogará a Juan Pablo II. La oración será uno de los lemas del evento de la beatificación, a pesar de que uno siempre debe preguntarse a quien presentarán la plegaria y en que marco espiritual.
Fuera del marco doctrinal y teológico CR, es difícil estar de acuerdo con estas profundas convicciones y estos patrones de espiritualidad de una práctica generalizada. A algunos evangélicos les gustaría creer que son actitudes periféricas y no-esenciales relacionadas solamente con movimientos marginales y expresiones religiosas populares. Sin embargo, la realidad nos indica que éste no es el caso. Se trata del núcleo de la fe CR, especialmente atractiva para las masas y totalmente integrada en el panorama doctrinal de la Iglesia CR.
Después de escribir un libro sobre Jesús de Nazaret, Benedicto XVI realzará la María de Juan Pablo II. Su fe le permite, mejor dicho, le reclama hacer ambas cosas con el mismo ánimo. La beatificación de Juan Pablo II será una demostración de la habilidad de la Iglesia CR para defender con fuerza las cosas que los demás cristianos consideran que quedan muy alejadas del cristianismo básico.
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