Auspiciado como “Curso de Otoño” por el Seminario Teológico de la Unión Evangélica Bautista Española (ST-UEBE), junto con el Comité de Lausana 3 y la Escuela Superior de Misionología Transcultural (ESMT), los días 12 y 13 de este mes se ha querido celebrar los 100 años de la Conferencia Misionera Edimburgo 1910 y al mismo tiempo proyectarse hacia el futuro de la misión cristiana, tomando en cuenta el espíritu del Congreso Lausana 3.
Las conferencias y congresos que dejan huella en la práctica de la misión suelen servir como hitos que marcan diferentes momentos de la historia de la iglesia.
El pastor
Bernard Coster de la Iglesia Reformada de Mataró ofreció una crónica y evaluación de la Conferencia Misionera de Edimburgo 1910 y lo que significó en su momento como encuentro de las grandes misiones protestantes movidas por el lema que expresaba un anhelo: “La evangelización del mundo en esta generación”.
Coster destacó el increíble esfuerzo organizativo y la preparación del evento por ocho comisiones que estudiaron todos los aspectos posibles de la obra misionera. Sin embargo cuatro años después la primera guerra mundial sacudió al mundo llamado cristiano y cambió radicalmente las circunstancias en las que había de realizarse la misión. De la conferencia surgió el movimiento ecuménico que culminó con la formación del Consejo Mundial de Iglesias en 1948. Para Coster se desarrolló una teología de la misión separada de sus orígenes evangélicos y misioneros.
Algunos evangélicos miembros de iglesias como la anglicana, luterana o reformada que participaban en el movimiento ecuménico, pero que habían permanecido activos en la evangelización, la misión transcultural y la siembra de iglesias trataron de encontrar un consenso que les permitiera cooperar en la continuidad de la misión.
Figuras destacadas como el pastor anglicano John Stott y el evangelista estadounidense Billy Graham eran parte de un creciente movimiento global en ese sentido. El Congreso de Evangelización de Lausana en 1974 fue una expresión de esta búsqueda. Sin embargo teólogos evangélicos jóvenes de América Latina, Asia y África plantearon en Lausana la necesidad de que la misión evangélica llegase a ser verdaderamente integral al incorporar no sólo la proclamación verbal del Evangelio sino también el servicio cristiano a las necesidades humanas, siguiendo el modelo de Jesucristo.
El
Pacto de Lausana expresa bien esta nueva y más bíblica comprensión de la misión que se fue profundizando en las consultas y encuentros que siguieron a Lausana 1974. En este llamado “movimiento de Lausana” siempre ha habido una cierta tensión entre quienes promueven más uno u otro aspecto de la misión integral, pero la presencia de 4,200 delegados en Ciudad del Cabo este año 2010 demuestra que el movimiento ha crecido a pesar de las tensiones que se dan en su seno.
Con la experiencia fresca de su participación, tres de los
delegados españoles que asistieron a Lausana 3 expusieron su perspectiva en el Curso de Otoño. El pastor y abogado
Jaume Llenas, Secretario Ejecutivo de la Alianza Evangélica Española (AEE), destacó aspectos como la claridad teológica necesaria para la misión, la autenticidad del testimonio y la importancia de la iglesia. La doctora
Francisca Capa quien dirige el programa social de la Alianza Evangélica en proyectos en América Latina y África, destacó la relación entre discipulado y voluntariado. El misionero
Ronaldo Anderson, quien dirige la Misión Cristiana Europea, habló de la complejidad étnica, cultural y lingüística de Europa como desafío misionero que requiere como nunca esfuerzo y sabiduría.
En mi caso me referí a los planes humanos y las sorpresas divinas en la misión cristiana. Los planes cuidadosos y detallados de Edimburgo 1910 resultaron improcedentes ante las dos guerras mundiales, los totalitarismos de derecha e izquierda, y el fin del colonialismo europeo. La neta distinción que Edimburgo sostenía entre “países cristianos” y “países no-cristianos” al definir la misión perdió sentido ante la rápida paganización de Europa. La gran sorpresa en esas décadas iniciales del siglo veinte fue el surgimiento del movimiento pentecostal, nacido en el mundo de la pobreza y marcado por una apertura a la obra del Espíritu Santo y un gran celo evangelizador. Tanto los protestantes ecuménicos como los evangélicos tardaron varias décadas en reconocer el carácter protestante y evangélico del movimiento pentecostal. Otra sorpresa fue la conversión a Cristo de sectores importantes de algunos pueblos que se mostraron receptivos al Evangelio como es el caso de la Iglesia Filadelfia entre los gitanos españoles. La misión hoy necesita un renovado sentido de apertura a la obra del Espíritu Santo.
Los asistentes al curso pudimos entender mejor el contraste entre el pasado y presente de la situación misionera guiados por
Manuel López, español, fotógrafo destacado, y profesor de comunicación. Invitado por el Consejo Mundial de Iglesias había asistido en junio de este año a la celebración oficial del centenario de Edimburgo. La riqueza de su presentación gráfica permitió visualizar los contrastes entre Edimburgo 1910 y Edimburgo 2010.
Nos reímos al ver la foto de un paracaidista africano en Edimburgo que resultó ser nada menos que John Sentamu, actual arzobispo anglicano de York en Inglaterra y que tuvo el discurso inicial en Edimburgo 2010. Las fotos a colores de numerosos delegados latinoamericanos, mujeres y jóvenes, contrastaba con las solemnes fotos en blanco y negro de 1910, la sólida presencia blanca y masculina de aquella reunión hace cien años. Pudimos advertir algunas de las evidencias del nuevo rostro del cristianismo global al comienzo del siglo veintiuno.
La mirada final al futuro de la misión cristiana tuvo una nota personal porque se planteó como una reflexión sobre la práctica, explorando cómo preparar a los misioneros del futuro. Cuatro misioneros que sirven en España hoy en día compartieron la historia de su propio llamado y capacitación y bosquejaron lo que creían importante en la formación de misioneros para el futuro. Fueron ellos
David Dixon de Estados Unidos, educador teológico,
Jesús Londoño de Colombia, promotor de misiones desde Granada,
Carlos Rodríguez, coordinador de la Misión Presbiteriana de Brasil en Europa y
Matías Keppler de Alemania quien trabaja en evangelización y discipulado en Málaga.
En esta reflexión final aparecieron temas como la importancia del modelo cristológico en la misión y de la apertura al impulso del Espíritu Santo. El discernimiento del contexto es una tarea pendiente, lo cual en el caso de España incluye un conocimiento básico sobre el Islam. Hoy en día hay que preparar a los misioneros para el sufrimiento y en ese sentido lo que hace falta es una teología de la cruz en vez de una teología de la prosperidad.
MULTIMEDIA
Pueden escuchar aquí una entrevista de Esperanza Suárez a
Samuel Escobar, recogiendo y ampliando los temas tratados en este artículo sobre “Misión cristiana: celebrando el pasado y mirando al futuro”.
Si quieres comentar o