Tiempo de Misión (VI)Hemos visto que el crecimiento numérico de las iglesias protestantes populares y en especial de las pentecostales ha permitido a los observadores con ojo sociológico comprobar el efecto transformador de estas iglesias entre las clases pobres. También les ha abierto el camino a la participación en la política. Para valorar adecuadamente este crecimiento y las nuevas situaciones que las iglesias vienen viviendo no nos basta la sociología sino que necesitamos de la teología, que en el último artículo aplicamos a la eclesiología y la ética política; y en el presente lo haremos a
la relación entre el Evangelio y el poder humano terrenal, es decir, un análisis de la relación de la iglesia frente al mundo.
Los trabajos de los teólogos pentecostales
Norberto Saracco de la Argentina y
Ricardo Gondim Rodrigues del Brasil han venido explorando la realidad pastoral desde dentro en el Protestantismo popular. Haremos referencia en este punto a sus contribuciones durante el Tercer Congreso Latinoamericano de Evangelización, (CLADE III, Quito, 1992). Ambas tenían como título "El Evangelio de poder" y estaban arraigadas en la vivencia ministerial de sus autores en el propio mundo de las iglesias pentecostales. En ambas se combinaba el esfuerzo por observar críticamente la propia experiencia eclesial, iluminándola con el trabajo de reflexión bíblico-teológica.(1)
Saracco ofreció un cuidadoso análisis de textos bíblicos, demostrando que en la Biblia hay abundante material que prueba cómo la proclamación del Evangelio se da en medio de conflictos de poder, de manera que "es imposible entender el ministerio de Jesús si no es en el marco de una profunda conflictividad". En eso se distinguiría la enseñanza de Jesús, cuya propia persona era la presencia del Reino en el mundo, de las enseñanzas rabínicas o de los filósofos helénicos que ofrecían más bien discursos sobre buenas costumbres, o elucubraciones sobre el pasado, presente y futuro de la humanidad. A nuestro parecer,
con esta nota Saracco está planteando una crítica a la actitud conformista en lo político que caracteriza la predicación protestante popular que evita temas y actitudes conflictivas, y sospecha de toda actitud crítica como "izquierdista" o "marxista".
La ponencia de Gondim exploró también el vocabulario bíblico sobre "el poder", pero se extendió más en el análisis de las manifestaciones y el uso del poder en el seno de la sociedad latinoamericana y de las iglesias pentecostales que han crecido dentro de ella. Señaló que "el poder en la óptica pentecostal tiene primordialmente una dimensión sobrenatural. Desde las instituciones eclesiásticas montadas sobre ´la revelación divina´ hasta el ejercicio de los dones carismáticos día a día el pentecostal latinoamericano percibió el evangelio como un poder carismáticamente practicable". Gondim expresó su preocupación por el estilo de liderazgo caudillista derivado del énfasis en esta concepción del poder.
Para Gondim el liderazgo pentecostal muchas veces enferma y sufre bajo el peso de esta carga excesiva de responsabilidad: "los líderes pasan a actuar no sólo como codificadores sino también como inspectores del comportamiento cristiano. En el pentecostalismo son ellos los que determinan lo que es pecado y lo que no es pecado, legislando desde la indumentaria femenina hasta el ocio". Haciendo referencia a la experiencia brasileña, acerca de la cual hay varios estudios que aportan datos empíricos,
Gondim afirmó que los líderes y pastores pentecostales "Políticamente son los dueños de los votos en la iglesia, negociándolos descaradamente. Ese comportamiento además de mostrarse extremadamente sensible a posibles herejías, coloca un peso excesivo de responsabilidad en una única persona."
Ambos teólogos pentecostales se refirieron a la necesidad de superar las insuficiencias que han mostrado diversas teologías que circularon en América Latina. Para Saracco, "lamentablemente la iglesia evangélica contemporánea, muy en especial en América Latina, ha sido influenciada por la teología dispensacionalista, que le ha dado un evangelio sin Reino, y por una cosmovisión occidental que la ha privado de una comprensión integral del ser humano y del mundo". Gondim dedicó varios párrafos al análisis de dos líneas teológicas: las teologías de la liberación que según él perdieron los referentes trascendentes y se hicieron horizontalistas; y las teologías de la prosperidad, que aunque hacen referencia al poder de Dios son nada más que "materialismo consumista revestido de doctrina bíblica". Dentro de la tensión de estos extremos, Gondim afirmaba que
la teología de un evangelio integral en el sentido del Pacto de Lausana "pareció representar uno de los más saludables movimientos evangélicos de los últimos años".
Ubicándose dentro del espíritu del CLADE III, Saracco y Gondim coincidieron también en la necesidad de que una teología del Evangelio de poder tenga una dimensión misionológica. Para Saracco "este poder o autoridad conferida sólo tiene sentido en el contexto del Reino. Es la autoridad divina para actuar y toma lugar en relaciones que reflejan el señorío de Dios. Es decir el poder aparece subordinado a la misión. No es el poder por el poder mismo, ni su objetivo es la acumulación de fuerzas sobre ciertas personas o estructuras". Gondim afirmó que "Para que el evangelio sea de poder se vuelve necesario corporizar su predicación en un amor comprometido... El evangelio de poder reconoce que sin amor la fe está muerta; los dones carismáticos, címbalos que retiñen sin la predicación del amor, mutilan el Evangelio; y la misión de la iglesia queda deshonrada".
En un próximo artículo examinaremos la reflexión más reciente y llegaremos a conclusiones misionológicas de cara al futuro.
1) Las citas que ofrecemos están tomadas del texto de las ponencias en el compendio CLADE III Tercer Congreso Latinoamericano de Evangelización Quito: Fraternidad Teologica Latinoamericana,1992; “El Evangelio de poder”, Norberto Saracco,pp.157-166;Ricardo Gondim Rodrigues pp. 166-184.
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