Perdón, dolor, confianza

Otras veces las ofensas y traiciones, los malos entendidos y las animadversiones llegan a generar tal grado de tensión que acaba por hacerse insoportable y se llega a la ruptura.

Las heridas que producen estas situaciones son como golpes contundentes que no dejan daño externo pero si afectan al estado de ánimo. Son como la acción punzante de algún arma aguda, delgada y afilada que penetra hasta lo más íntimo. Aunque algunos lo quieran negar queda una prolongada sensación molesta de congoja, aflicción y pena. El dolor producido no desaparece de la noche a la mañana como por arte de magia sino que perdura en el tiempo hasta que aparece la cicatriz y, con ella, la evidencia de que allí hubo una llaga.

Hay quien opta por la venganza, la satisfacción del daño recibido sin entender que así se puede entrar en una espiral perversa de daño contra daño pero nunca conseguir la tranquilidad tan buscada.

Tampoco el rencor alimentado y resentimiento mantenido son una buena salida ya que el principal perjudicado por el rencor es el propio rencoroso a causa de la amargura que se instala en quien lo ejerce.

La única salida válida es el perdón que debe producirse cuanto antes y con independencia de la evolución que tenga el dolor que se experimente. Perdón de renunciar a la venganza, perdón de combatir el rencor hasta su desaparición, perdón de pasar por alto la ofensa por grande que fuera.

La restauración de la confianza es una tarea compleja.

La confianza se deposita en alguien sin más seguridad que la buena fe y la opinión que se tiene de la persona. Sobre ella se sustenta la amistad, la confidencia o cualquier otra cosa. Cuesta mucho construir una relación de confianza pero se quiebra con gran facilidad tras el desengaño y cuando se pierde algo muy importante y serio se ha perdido. Es muy difícil, por no decir imposible, volver a recuperar el estado anterior de cosas.

El perdón, el dolor y la confianza siguen caminos diferentes tras la ruptura y conviene no sólo diferenciarlos sino darles a cada uno el tratamiento adecuado.