Primero, el autor. Georges Corm. Aunque el nombre pudiera indicar otro origen, Corm es libanés. Economista, historiador, consultor de diversos organismos internacionales y catedrático de universidad. Ha publicado varias obras sobre los problemas del desarrollo y del mundo árabe.
En este libro aborda otro tema. La crisis de las viejas democracias minadas por los efectos de la globalización económica y financiera, afecta también a las tres religiones monoteístas: Cristianismo, Judaísmo e Islam, dice.
Esta obra de Corm se publicó por vez primera en París en enero de 2006. Por entonces Rodríguez Zapatero ya abogaba por el diálogo entre los pueblos de distintas creencias religiosas. Corm aplaude la idea y afirma que “debemos felicitarnos por la iniciativa pacífica del gobierno español, consistente en promover una alianza de civilizaciones”, pero él mismo es poco optimista. Alude a las dos grandes guerras mundiales, a los conflictos en Irak, Afganistán, lo que queda de Palestina, a las guerras civiles y entiende que “estos acontecimientos presagian más violencia todavía y más crueldad, si no somos capaces de detener su dinámica”. ¡Presagio desolador!
Los seis capítulos que forman la obra de Corm están dedicados, unos con más espacios que otros, a exponer la crisis que padece la religión en nuestro siglo. Todas las religiones, principalmente Catolicismo, Protestantismo, Islam y Judaísmo. En el umbral del siglo XXI, dice, la religión y su autoridad se hallan en el centro de los debates. “El principal conflicto del siglo XXI –añade- ya no es el enfrentamiento de los grandes nacionalismos que empezó en el siglo XX… El principal conflicto sería el que opone un mundo judeocristiano liberal, tolerante y abierto, portador de la antorcha del progreso, y el mundo del Islam, atrasado, autoritario, violento y encerrado en sí mismo”.
A Corn se le deslizan algunos errores a la hora de hablar de historia, como decir que la Revolución francesa acabó con la esclavitud. Lo intentó, pero la esclavitud siguió vigente muchos años después. Y ni siquiera está totalmente erradicada. Pero
convence la tesis general del libro: se está manipulando la vuelta a lo religioso. Esto es así porque el poder religioso, en crisis evidente, recurre al poder político con la esperanza de frenar su propia decadencia. Ocurre en todos los frentes monoteístas: En el Cristianismo, en el Judaísmo y en el Islam. La India, que durante mucho tiempo supo adaptarse al pluralismo religioso, también padece los síntomas de la crisis.
Algo de esto ya señalaron años pasados autores españoles. Vicente Martín Pindado en EL HECHO RELIGIOSO. Aurelio Fernández en HECHO RELIGIOSO Y HECHO CRISTIANO. Eugenio Trías en LA EDAD DEL ESPÍRITU y PENSAR LA RELIGIÓN. En este último libro Trías pronostica para el siglo XXI una era de despertar religioso, pero advierte, al igual que Corm, sobre la manipulación de la religión por los grandes poderes políticos, tanto en el mundo occidental como en los países islámicos; aquí con más fuerza.
Para George Corm, el protestantismo constituyó una verdadera revolución religiosa, que triunfó en gran parte de Europa. Lo considera “un modelo de revolución fundamentalista, en el sentido de que pretende un retorno a los fundamentos, a las fuentes de la autoridad divina revelada por los textos sagrados”.
Pero el protestantismo está siendo manipulado por las grandes agencias políticas para provecho propio, especialmente en Estados Unidos. El retorno a lo religioso en ese gran país se caracteriza en el llamado
revival por una interpretación literal del Antiguo Testamento. Esto beneficia particularmente al Estado judío. “Este renacimiento fundamentalista –escribe Corm – permite también al judaísmo, que ahora dispone del centro de irradiación que supone el Estado de Israel, recuperar el lugar que su concepción religiosa había perdido en el corazón de la historia”.
La síntesis al libro de George Corm podría ser una frase del escritor y político francés André Malraux, fallecido en 1976, “El siglo XXI será religioso o no será”.
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