La gente no tiene deseos de participar en los cultos, los pastores hacen esfuerzos mercadotecnofílicos para ver si levantan el entusiasmo (y las ofrendas); se recurre a la música (y muchas veces al zafarrancho o ruido descontrolado) para que al «manosear» a la gente sus emociones, la pongan a brincar y a hacer creer a los que no se dejan impresionar por estos recursos histriónicos que el Espíritu Santo no puede con ellos.
Se produce, entonces, una división sutil pero evidentemente dañina dentro de la congregación: los «avivados» y los «aletargados». Los primeros salen eufóricos del culto aunque la euforia les dura hasta que llegan al primer semáforo que justo en ese momento se pone en rojo demorándolos un «precioso» minuto en su carrera rumbo al almuerzo. No es extraño que a estas alturas y ante el primer contratiempo, lancen anatemas contra el sistema de señalización vial olvidándose de los brincos y saltos que dieron pocos minutos atrás al ritmo de la banda de la iglesia. De los últimos, a falta de que les puncen las emociones esperan un buen sermón, el que muchas veces no termina de llegar. Se van, entonces, como vinieron y con pocas ganas de asistir al próximo culto.
No todo, sin embargo, es negativo pues detrás de la iglesia está la Iglesia. Y ésta no ha perdido su poder porque, como dijo el propio Jesús, ni siquiera las puertas del infierno prevalecerían (*) contra ella. Leyendo una nota que aparece en mi Biblia al versículo 18 del capítulo 16 del Evangelio según san Mateo («Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella») nos encontramos con un comentario que vale la pena reproducir aquí: «Algunos han interpretado este versículo diciendo que Jesús fundó su iglesia sobre Pedro. Pero en tal interpretación es obvio que Jesús está haciendo uso de un juego de palabras: Pedro y piedra que en griego son
Petros y
petra. La iglesia no se fundamenta en Pedro ni en ningún otro hombre, como el mismo apóstol lo esclarece en 1 Pedro 2.4-8 al señalar que Cristo es la piedra angular, lo que también se reitera en Efesios 2.20-22. La iglesia se construye sobre la persona de Jesucristo, e incluyendo a aquellos que confiesan al Señor como lo hizo Pedro. Las puertas del Hades no pueden prevalecer contra ella, porque Cristo resucitó de la muerte y ya ha ganado la victoria sobre los poderes malignos. El dominio de Satanás no podrá resistir la ofensiva de la iglesia de Cristo».
Escribo este artículo porque ayer, jueves 30 de septiembre de 2010 una de mis nietitas, de 12 años, tuvo su primera salida amorosa. Fue invitada por un pretendientito para ir al cine y después a un restaurante a comer. El campeón, que debe tener la misma edad de mi nieta y que seguramente está haciendo sus primeras armas en esta aventura que a veces agarra con dientes y muelas y no suelta más no fue, sin embargo, solo con ella. Sus padres los acompañaron. Como quien dice, chaperones por partida doble. Me temo que pronto le ocurrirá otro tanto a mi otra nietita, de 13 años. Y ni hablar de Iván, que ya va por los 14.
Lo interesante del caso es que estos niños son «gente de iglesia». Y aunque este no es un factor que garantice respeto y buen comportamiento, la iglesia ofrece a los muchachitos un ambiente menos contaminado que cualesquiera otros. (La invitación al cine y al restaurante estuvo precedida por una conversación entre la madre del galán y la madre de la galana. La charla tuvo lugar en el salón social de la iglesia y fue motivo para que todos los demás niños lanzaran bromas a los dos implicados en ese primeramoricidio, como diría Tres Patines.)
La iglesia enseña a nuestros niños valores de ética cristiana que muchas veces cuesta encontrarlos en otros lados.
La iglesia sirve como refugio, como muro de contención a las avalanchas que quieren inundar las mentes y el espíritu de estos niños aun bastante sanos emocionalmente. La iglesia es un pararrayos que detiene, desvía, desactiva y ayuda a controlar las descargas de la libido que, a esta edad, empieza a manifestarse con fuerza avasalladora. La iglesia contrarresta la impetuosidad de la Internet, la escuela y la televisión que se han transformado en fuente de inspiración para hacer correr a nuestras generaciones jóvenes tras quimeras que cuando se alcanzan, explotan como pompas de jabón, dejándolos con un vacío de espíritu que no tienen con qué llenar y cuando tratan de hacerlo, recurren a las mismas cosas que atentan contra su íntima felicidad.
Si a los niños y niñas, jovencitos y jovencitas no se les brinda la debida atención en la iglesia es casi seguro que se irán tras otras ofertas cuando lleguen a la edad en que elaboran sus propias agendas y toman sus propias decisiones.
La iglesia, entonces, aunque pasando por una época de crisis, es el sitio donde se hace efectivo el deseo de Dios de proteger a estas almitas aun inocentes para que sigan siéndolo aunque a su alrededor el mundo se venga abajo con toda su parafernalia carnal y erótica.
Padres que tenéis hijos pequeños: Insistid en hacer de la iglesia para ellos su segundo hogar. Abuelos que tenéis algún grado de influencia sobre vuestros nietos, haced otro tanto. Para esto sirve la iglesia, aunque sea solo para esto.
(*) Prevalecer: Sinónimos: Sobresalir, descollar, predominar, aventajar, preponderar, dominar, superar, aumentar, despuntar, señorear, brillar, imponerse, valer, vencer, ganar, imperar, prevaler. Antónimos: Rebajarse, perder, someterse.
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