El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
La iglesia tiene los valores, la ética, los conceptos y las herramientas ideológicas, superando a cualquier tipo de humanismo ateo.
A estas alturas de la vida poco espero de la justicia de este mundo, pero me doy cuenta de que la fuerza del prejuicio es tal, que de nada sirven los argumentos.
No me quiten una religión para sustituirla por otra, porque igual de mal me parecería que se impusiera un credo como el otro a quienes no comulgan con él.
Fea resume las que considera razones que llevaron a la población evangélica blanca a identificarse con el proyecto de Trump.
La obra de Villacañas ha contribuido de forma muy importante a que la sociedad española no siga ignorándonos.
Al recibir el premio, José Luis Villacañas reivindicó la memoria protestante e invitó a no dejar florecer “la nueva injusticia de hacer del protestantismo una forma de vivir que se considere completamente ajena, contraria y enemiga de España”.
Hay mucha religiosidad popular expresada de una forma lo más estética posible, quizás con el olvido de toda ética y de los valores del Reino.
Esta historia futurista nos muestra una sociedad cada vez más cercana, donde el hombre parece condenado a su destrucción.
Este déficit se presenta en la población evangélica que al leer fragmentariamente la Biblia extravía el sentido integral de la Palabra y no hace justicia a la progresividad de la Revelación.
Muchos de los problemas en los que nos metemos, muchos de los hábitos viciados en los que estamos instalados, no importa en qué ámbito concreto de nuestra vida, tienen que ver con esta cuestión.
Savater observa que “con la religión hay gente que mejora y se purifica”, pero “para otros es una fuente de resentimiento, mojigatería y condena a los demás”.
Eso que buscamos y no tenemos, en definitiva, son diferentes facciones del anhelo de salvación que toda persona tiene dentro.
La crueldad de la Inquisición no fue un invento de Guillermo de Orange, sino una atrocidad cuyos mecanismos describieron bien españoles que sufrieron persecución.
Para el cristiano, los días normales no existen. Con Cristo, cualquier día, cualquier tarea, toda situación o relación rebosa de posibilidades divinas. Dios nunca deja de obrar en nuestras vidas.
Su actuación en un momento de la historia determinó el futuro del pueblo hebreo.
Se debe querer un mundo mejor, más justo, una tierra en donde los valores del Reino comiencen a fructificar.
Reina, Antonio del Corro y Cipriano de Valera, entre otros, se identificaron plenamente con los postulados evangélicos y se distanciaron de las enseñanzas de la Iglesia católica romana.
José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
Empezamos 2020 con ilusión, pero también con incertidumbres. La presencia de Dios en nuestra vida no garantiza que todo sea “verdes prados y delicados pastos”.
Pidan a Jehová lluvia en la estación tardía. Jehová hará relámpagos, y les dará lluvia abundante, y hierba verde en el campo, a cada uno.
Que los cristianos seamos un fermento de búsqueda de justicia social, aunque también de misericordia y de amor en acción.
El cine de 2019 ha vuelto la vista atrás, pero no sólo para situar las historias en un tiempo reconocible, sino para recobrar la mirada perdida.
Queremos algo distinto, pero cualquier cosa menos esa Navidad que nos molesta porque exige de nosotros una respuesta que nos cambiaría la vida.
En España no hubo Reforma protestante, pero sí reformadores.
Nuestro Señor ama de igual manera a mujeres y hombres.
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