El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Necesitamos pasar tiempo examinándonos a nosotros mismos. Reflexionar sobre lo que estamos haciendo y lo que está sucediendo en nuestra vida.
En este mundo que vivimos ganan siempre los bribones: los que encuentran triquiñuelas para evadir la justicia.
La Navidad, o es la búsqueda del único Dios y su justicia, primeramente, o no es nada.
“El concepto ‘zona gris’ implica que la fortuna de unos es el infortunio de otros, que la vida buena para unos es mala para otros”, dice David Galcerà, miembro del seminario del Instituto de Filosofía del CSIC, que ha estudiado la obra del autor judío.
Eres ciudadano de la primera por nacimiento y por obras. Pero puedes ser ciudadano de la segunda por el nuevo nacimiento y la fe en Jesucristo.
Si Dios salva en Cristo, somos salvos por medio y a través de Él, a pesar del mal que hayamos hecho. Es aquí donde el cristianismo se separa de todo moralismo. La buena noticia para Duch, es una mala noticia para aquellos que se consideran buenos y justos.
Su experiencia y atracción por el lado oscuro de la vida hace que pueda “entender esa humanidad retorcida”, pero tras el odio está el anhelo del amor que sólo Dios puede darnos, afirma el escritor.
Por la gracia de Dios, podemos ser algo bueno, fuerte, digno, auténtico y útil, gracias a que Cristo vino a este mundo, para dar su vida en rescate por ególatras, que de otra manera nunca habrían dejado de serlo.
El ser humano se deshumaniza cuando alza su mano contra el débil causando un daño irreparable.
¿Por qué Débora y su madre aceptan la humillación de Berg? Se da cuenta que ellas como nosotros, estemos o no en una secta, carecemos de “motivos puros”.
Lo que hoy se llama satanismo es en realidad una forma de ateísmo, que nace generalmente de un rechazo a una religión que se conoce muy bien.
Ante la negación de la iniquidad, se realzaba lo bueno, más creíble, más sano, más aceptable por nuestra mente. Creo que es por esa razón por la que nos obligamos a disfrazarla de enfermedad.
Todos nos preguntamos cómo es posible que una persona normal puede llevar a cabo semejante acto.
La tentación, la maldad, la hipocresía, la corrupción, la inseguridad, el temor pueden asediarnos, pero de ellos sólo nos librará Jesús.
El clásico “Huracán en Jamaica” cuestiona uno de los mitos de la Ilustración más aceptados: el de la bondad innata del hombre.
Muchas veces nuestra bondad o nuestra maldad se refleja en la manera de mirar.
Cuando observamos la maldad sin más perspectiva que nuestras propias posibilidades, nos arropa el desaliento.
El auge de las redes sociales y la posibilidad de que cualquiera deje en ellas constancia de sus pensamientos constata el odio inusitado que puede albergar el alma humana.
Parapetarse en el mal ejemplo de otros es una señal de cobardía, que delata un carácter débil incapaz de hacer frente a lo malo.
El último libro del filósofo Manuel Cruz reflexiona sobre nuestra “sistemática búsqueda de argumentos exculpatorios”.
(Reflexión sobre la banalidad del mal, verdugo y víctima)
Seguimos llamando a la maldad problema mental y a otras cosas, como el pecado, procuramos evitar llamarlas por su nombre. Pues así nos va.
Son muchos los cristianos que sin querer se ven envueltos en algún tipo de fraude. Unos se enteran antes y otros no se enterarán jamás.
La idea de que el hombre es bueno, aunque las evidencias muestren lo contrario, es una de las grandes falsedades del pensamiento contemporáneo.
La dignidad ante Él pasa necesariamente antes por la gracia, y ésta es siempre un regalo no merecido, por tanto destinado exclusivamente a los que se saben malos.
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