El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Sus libros de apologética han convencido a muchas personas de la verdad de la fe cristiana, pero su imaginativa prosa ha demostrado también un poder liberador, que nos hace esperar un mundo mejor.
La paradoja de este libro es que a pesar de todo lo que dice en contra suyo, después de leer la novela, dan ganas de leer la Biblia.
Pocas veces en el cine se ha visto un tratamiento tal de la Biblia como algo emancipador para el hombre.
Esta admirable mujer, fuerte y obstinada, se empeñó en dirigir una historia de torturas a dos inocentes por la Guardia Civil de principios del siglo pasado.
Su fe no era el judaísmo de su padre, ni el catolicismo que su madre cambió por la “ciencia cristiana”. Paul Newman era un devoto miembro de la Iglesia Unitaria Universalista.
Estamos, por lo tanto, ante el testimonio de una persona que ha sido evangélica y conoce el lado más oscuro de este mundo.
Es conocida su adicción a los tranquilizantes, su relación con los Kennedy, sus matrimonios con el jugador de béisbol DiMaggio y el escritor Arthur Miller, su falta de puntualidad, desgraciada infancia e inseguridad ante las cámaras.
¿Por qué el cristiano se ha de someter a la autoridad de la Biblia? Porque Jesucristo mismo se somete a la autoridad de la Escritura en su modelo de oficio profético.
Los hippies eran considerados, a finales de los años 60, la escoria de la sociedad americana, pero Dios escogió a aquellos que eran “sin importancia según el mundo, lo despreciable, lo que nada cuenta, para anular a los que piensan que son algo”.
Sus libros tratan sobre el temor de que nuestra vida sea destrozada por esos secretos, que a la mínima oportunidad se pueden convertir en seísmos devastadores.
Lo perturbador, sin embargo, de la vida y muerte de Frisbee es la posibilidad de que siendo un verdadero creyente, pudiera vivir en semejante contradicción.
Si el avivamiento es la respuesta de Dios a una iglesia en crisis, la secta es la solución equivocada a unos problemas reales.
El controvertido “padre del rock cristiano” fue siempre mal entendido. Despreciado por el mundo, por ser demasiado religioso y atacado por los cristianos como poco espiritual.
Las historias de conversión que oímos en los testimonios evangélicos son muy diferentes a la realidad que nos muestra la historia de personas como las que iniciaron el Movimiento de la Gente de Jesús.
La figura de Orwell se nos antoja todavía a la de un profeta sombrío, cuando lo cierto es que la realidad ha ido más allá de sus más oscuros vaticinios.
Numerosas reediciones recuperan esta emocionante historia, nacida de la inevitable distancia entre padres e hijos, el dolor insuperable que nos acompaña toda la vida y la nostalgia del hogar perdido, que no encontramos en este mundo.
Su éxito se basaba en la comprensión de que lo que los americanos temen más, es la culpa, el dolor y la vergüenza, de donde viene el terror de sus pesadillas.
Tanto Presley como Jerry Lee Lewis, tuvieron por eso mucha influencia del gospel, siendo inspirados por la predicación evangélica, que siempre respetaron, aunque nunca se entregaran del todo a esa fe.
Su experiencia y atracción por el lado oscuro de la vida hace que pueda “entender esa humanidad retorcida”, pero tras el odio está el anhelo del amor que solo Dios puede darnos.
Jesús no es para ella más que un gran hombre. Pero Cristo es algo más que el camino para llegar a Dios. Es el propio Dios hecho hombre.
En 1982, Phan Thi Kim Phúc creyó en Jesucristo, recibiendo el Evangelio. Pidió perdón por sus pecados y rogó a Dios que pudiera perdonar incluso a los que lanzaron la bomba.
Los cristianos siguen mirando con sospecha a “sus satánicas majestades”, pero ¿qué “diablo” es aquel por el que tienen “simpatía”?
Con Turn!, Turn!, Turn!, McGuinn cree que buscaba ya a Dios entonces. Estas canciones eran para él como oraciones, dice. Roger estudió en colegios católicos, pero no había tenido una experiencia espiritual.
Al contrario de lo que el mundo piensa, la esencia del matrimonio es ese “compromiso sacrificado por el bien del otro”.
Si buscamos en la vida, como Monroe, nuestra identidad y realización en el trabajo o una relación amorosa, para conseguir autoestima, seguiremos siempre frustrados.
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