El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
La conocida mariposa monarca constituye un ejemplo para nosotros en varios aspectos.
No es capaz de explicar los hechos comprobados por la embriología, ni constituye tampoco un argumento sólido en favor del darwinismo.
El físico teórico, también premio Nobel en 2004, ha escrito: “Al estudiar cómo funciona el mundo estamos estudiando cómo funciona Dios y, por lo tanto, aprendemos qué es Dios”.
Las ideas de Weismann dividieron a la comunidad científica en facciones hostiles. La teoría del plasma germinal o germoplasma polarizó las opiniones debilitando al darwinismo.
El mendelismo implicaba una definición estática de las especies cuyos factores hereditarios eran constantes de generación en generación.
Lo que tantos fósiles demuestran es que en el pasado existieron muchos más tipos básicos de organismos que en la actualidad.
Desde principios del otoño de 1838, Darwin dedicó el resto de su vida a demostrar que la selección natural era el motor de la teoría de la evolución de las especies.
La misión de la ciencia es reflejar lo más fielmente posible la realidad natural, sin distorsionarla o entrar en especulaciones indemostrables.
Esas famosas aves que se convertirían después en símbolos totémicos de la teoría de la evolución.
La justicia finlandesa desestima todos los cargos, entre ellos la acusación de delito de incitación al odio hacia homosexuales. El pastor luterano Juhana Pohjola también ha sido absuelto.
Darwin manifestó sus prejuicios sin ningún tipo de escrúpulos. Compara los indígenas primitivos con los hombres civilizados y llega a la conclusión de que los primeros no son seres del todo humanos.
El representante de la Alianza Evangélica Mundial expuso en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU la situación de los cristianos perseguidos, incluyendo las leyes contra la conversión en Nepal e India. También elogió los esfuerzos de paz en el Líbano y Colombia.
Existen números irracionales que le dejan a uno perplejo ya que también parecen haber sido empleados por Dios en el diseño del mundo.
Hasta ahora, los argumentos darwinistas imperaban sobre los lamarkistas. Sin embargo, la epigenética vuelve a darle parcialmente la razón al señor Lamark.
Las ideas lamarckistas acerca de la influencia del ambiente sobre las especies vuelven a estar de moda, gracias a los últimos descubrimientos de la epigenética.
El propio abuelo de Darwin ya tenía también ideas transformistas. Escribió un libro sobre ciertos problemas relacionados con la evolución, declarándose partidario de la herencia de los caracteres adquiridos.
El rector de la universidad recibe al alumnado novel de Medicina con una consigna.
La creencia en que los organismos originalmente creados pudieran cambiar de manera natural a través del tiempo no fue desarrollada por el cristianismo medieval.
Heredamos de Dios diferentes características, entre ellas la capacidad de imaginar lo no creado, la capacidad de inventar historias y crear mundos.
No cabe duda de que la teoría darwinista del siglo XIX hunde sus raíces en este antiguo suelo naturalista del mundo clásico.
No todos los cristianos han interpretado del mismo modo las palabras de Pablo sobre Adán. Ni mucho menos.
Todavía en el primer cuarto del siglo XXI, menos del 30 % de los investigadores científicos son mujeres.
Varios países europeos legislan sobre un asunto que podría infringir la libertad de conciencia y religiosa. La Alianza Evangélica Suiza ha entrado en el debate.
Es a menudo difícil articular y compaginar los diferentes derechos de libertades y sentimientos dentro de la paz social, pero debería primar en caso de duda la libertad de expresión.
He querido manifestar en esta obra mi punto de vista favorable a la descendencia de una sola pareja.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.