El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
La conclusión a la que se llega es que hay en este mundo una clase diferente de personas, que andan de acuerdo a otros patrones, que no consideran primordial lo que la mayoría considera primordial y que su razón de vivir es muy distinta a la de los demás. A ellos quiero parecerme.
Conformarse a este mundo es adaptarse o amoldarse a él, yendo en la corriente que arrastra todo lo que contiene hasta desembocar en un océano de muerte, que es su final.
Se llega a la conclusión de que este mundo anda al revés, persiguiendo lo que se esfuma y pasando por alto lo que perdura.
Lo que comienza siendo solamente pecado, si se justifica, se termina convirtiendo en doctrina.
Sin la gracia salvadora y restauradora de Cristo, no somos más que trigo zarandeado por Satanás.
Lo que rige en el mundo de la lógica no siempre concuerda con lo que pasa en el mundo real y eso es exactamente lo que aquí ocurrió.
A diferencia de los tiempos en que vivimos, a Juan le importa la verdad. Y le importa porque a Dios le importa.
Si todo lo que Dios hizo era bueno, la conclusión es que el mal no es obra suya.
Si de las explosiones menores no se obtiene más que desolación y terror, ¿cómo puede ser que de aquella explosión saliera belleza, orden y vida?
Lo que somos en el presente es el resultado de lo que hemos venido siendo en el pasado.
Me quedo con Jesús y su doctrina, porque si en su método de impartirla tiene en cuenta mi conciencia, también en su contenido no tiene comparación con ninguna otra.
La velocidad de escape de nuestra voluntad no es, ni de lejos, suficiente para vencer esa fuerza que nos succiona hacia la perdición.
Debemos dejar de pensar que el príncipe de este mundo tiene cierto poder sobre nosotros y que hemos de contentarnos con tener algunas migajas de libertad.
Sin importar la pequeñez que pueda tener un niño, lo que cuenta es la trascendencia de la verdad que está proclamando.
Todo esto es el resultado del falseamiento de la noción de derecho, que se ha adulterado de tal modo que no hay cabida para la responsabilidad propia sino sólo para la ajena.
La existencia de los animales es un testimonio de la existencia de su Creador, que, por serlo, les confiere su valor y se regocija en ellos, como en las demás criaturas.
Que está delante de la puerta significa que entiende la causa que tiene entre manos. Entender en el lenguaje jurídico quiere decir que tiene competencia para abordar la causa que va a tratar.
El muerto que cree en él, vivirá. El vivo que cree en él, no morirá eternamente. Ese es el mensaje de Semana Santa.
Que Dios sea algo en algo es el plan del secularismo, así como que sea nada en todo lo es del ateísmo.
Todos nos preguntamos cómo es posible que una persona normal puede llevar a cabo semejante acto.
El empleo de términos casi neutros en lo que concierne al orden moral, solo puede acabar en dos alternativas, que son la parcialidad o el falseamiento.
Los errores escritos son peores que los hablados, porque las palabras tienen un valor temporal, pero lo escrito queda registrado para siempre.
Los avances científicos que permiten manipular la naturaleza y la personalidad humana plantean dilemas morales.
Idealizamos a algo o a alguien en un momento dado, para descubrir, con el paso del tiempo, que el pedestal se resquebraja.
Lo que se puede ver, tocar y tener ahora es lo que cuenta. Ese es el valor supremo de este mundo.
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