El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Quienes hacen la paz serán llamados hijos de Dios porque en realidad actúan como su Padre celestial.
Un grito que debió impactar y con el que se deben identificar todos los abandonados del mundo hoy.
No queremos a Dios en nuestra vida cotidiana pero nos preguntamos dónde está en medio de la tragedia.
La meditación silenciosa y reflexiva es un arte perdido en este tiempo, la prisa y la impaciencia de la vida moderna nos atrapan constantemente.
¿Tan necios somos los humanos, los cristianos, que aún no nos hemos dado cuenta que Dios es el gran ausente, el gran oculto y mudo cuando estamos de espaldas al dolor de los pobres y oprimidos?
Saber distinguir cuándo hablar y cuándo callar, todo un reto.
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