El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Por todas partes se busca la luz prometida por sacerdotes esotéricos. Pero, si alguien se relaciona con Jesucristo recibe la luz de Dios que vino al mundo en el Verbo hecho carne.
Para quien sufre a causa de los males de este mundo, sirva la palabra de Dios para comprender que la adversidad, u ‘oscuras nubes’ de la vida vienen para darnos más luz acerca de sus Propósitos eternos.
“Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.” Jesucristo es la luz que ilumina al mundo en discípulos que ya no aman vivir en las tinieblas.
Mientras mantienen su condición, los verdaderos discípulos de Jesucristo benefician a la humanidad y al medio ambiente; caso contrario, se asemejan a la sal que ha perdido todo su valor y es pisoteada.
La resurrección de Jesucristo es prueba clave de su perfecta naturaleza humana y divina. Porque resucitó también nosotros resucitaremos. Prometió regresar y entregar a cada uno su recompensa.
La octava bienaventuranza demuestra que perdemos tiempo defendiéndonos de los que nos persiguen y maltratan; porque ellos solo están confirmando que vamos camino a la gloria eterna.
A veces nuestra fe es puesta a prueba por razones fundadas en falsos planteos. Mientras el Evangelio enseña la persecución como bienaventuranza, los falsos maestros enseñan a matar en defensa propia.
Unos sostienen que todos somos hijos de Dios; otros, que hay hijos de Dios y del diablo. ¿Elegimos nosotros nuestra identidad? Jesús afirma que los pacificadores serán llamados hijos de Dios.
Desde la Guerra Fría EEUU tuvo once presidentes, 6 republicanos y 5 demócratas. Todos ellos se han declarado cristianos.
Mientras Israel –estado miembro de la ONU- continúa su ‘limpieza étnica’ contra musulmanes y cristianos palestinos, ya se forman ejércitos ‘cristianos’ para enfrentar a yihadistas musulmanes. ¿Volvemos a los siglos XI a XIII de las ocho ‘guerras santas’?
Moisés rogó para ver la gloria de Dios; y obtuvo esta respuesta: “No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá.” ¿Cuándo y cómo veremos a Dios?
El rey David era un hombre conforme al corazón de Dios; sin embargo, porque el Espíritu se lo reveló vio que su condición era la de todo pecador común que necesita ser limpio; entonces pudo clamar: “Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve.”
Tratamos un asunto que suscita dudas en la actualidad entre muchos evangélicos. Opinan autores de Protestante Digital.
¿Está nuestra identidad evangélica en cuestión? Sumamos opiniones al tema que se planteará en la próxima Asamblea de la Alianza Evangélica Española.
En esta primera parte intentaremos describir a modo de bosquejo, la importancia de ser pobres y limpios de corazón.
Amenazados por la creciente pléyade de sacerdotes de la muerte, hallar hoy a personas misericordiosas es como descubrir con lupa una estrella de otra constelación.
Compartimos un pequeño gallinero con una amiga alemana, diseñadora de interiores casada con un poeta y escritor oriundo de EE.UU. En ese sitio impensablemente surgen conversaciones que nada tienen que ver con gallinas; ¿o sí?
La libertad es incompleta si no va acompañada de igualdad y fraternidad. Alguien es libre de verdad si ve a su prójimo como co-igual, a la luz de la justicia y del amor que crea, sostiene y redime la vida.
Agotada ya la ineficaz indulgencia anual de dispendio, algarabía y relajo nos enfrentamos con la inocultable verdad: hambre, injusticia y violencia siguen creciendo sin parar.
Los adultos desaprovechamos el privilegio de aprender de la inocencia e imaginación de los niños, al caer en la aberrante costumbre de mentirles para que dejen de hacernos preguntas.
Necesitamos vivir armoniosamente cada momento, poniendo freno a esa tendencia de magnificar lo superfluo y pasajero.
En vísperas de la Navidad de 1873, Charles Haddon Spurgeon predicó sobre el regalo prometido a los mansos. ¿Te gustaría recibir la tierra como herencia? ¿Sí? Entonces, pon tu mirada en Jesucristo.
Estaba escribiendo sobre la tercera bienaventuranza. Topé en mi ordenador con un comentario sobre el Premio Nobel de Literatura 2014...
Nuestro Padre nos ayude a tener compasión de nuestros semejantes, más que nunca en estos días cuando la mayoría va a entregarse a unos festejos sin importar el por qué.
Raramente se escucha a alguien quejándose por no poder llorar; más común es escuchar frases hechas blandidas cual verdades absolutas que no dejan bien a los que lloran. Sin embargo Jesús sorprendió a sus discípulos afirmando: “Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.”
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