A veces, la necedad y el egoísmo hace que nos sintamos satisfechos ante la acumulación maldita.

Incluso en la ciudad y lo artificial, podemos vivir de una manera diferente, si somos capaces de comprender que podemos resplandecer en cualquier circunstancia.

Si hemos sido tratados y limpiados profundamente de nuestro egoísmo, responderemos acorde con el principio del amor; pero si no, lo más probable es que nos alejemos del “problema” que amenaza nuestros propios intereses.

Tenemos que hablar y tratar de convencer a las personas que el placer no lo es todo. ¡Todos somos culpables de que la sociedad haya llegado hasta dónde ha llegado!

Igual resulta que nada de esto puede salir bien cuando, en vez de cooperar, a lo que nos dedicamos es a usarnos unos a otros para conseguir cada cual lo que queremos.

El virus que tocó nuestro corazón hace siglos ya lo dejó tocado y hundido de manera irreversible, de no ser por la obra de Jesús.

La Biblia nos enseña que el mismo pueblo de Dios dejó de creer en Él.

Tímidamente empiezan a verse determinados gestos prosociales hacia los afectados por la situación, pero lo que se sigue palpando en el ambiente es un terrible egoísmo.

Él necesitaba alcanzar sus atenciones a través de oscuras nubes de penurias, ya fueran algo ciertas, ya bastante inciertas.

Texto escrito y publicado por primera vez el 18 de marzo de 2012.

¿Te imaginas vivir con la libertad de amar sin miedo? Jesús dijo que se puede, pero solo conectados a él.

La hermosura, sea física o espiritual, tiene el poder intrínseco de brillar, es algo incontrolable, llama nuestra atención.

¿Por qué Débora y su madre aceptan la humillación de Berg? Se da cuenta que ellas como nosotros, estemos o no en una secta, carecemos de “motivos puros”.

Es para Salle, una imagen de las contradicciones de la sociedad actual, sensibilizada por la naturaleza y el medio ambiente, pero buscando el reconocimiento personal para tu propio beneficio.

"La avaricia es un pozo sin fondo que agota a la persona en un esfuerzo interminable por satisfacer sus necesidades, sin llegar nunca a conseguirlo. La avaricia y la paz se excluyen mutuamente.” Erich Fromm
 

Es fácil saber cuándo se va por buen camino, casi siempre suele ser hacia arriba.

Mientras la corriente se la llevaba en volandas, se podían oír sus gritos, pues no callaba y seguía pronunciando sus fantasmagóricos discursos.

Somos carne egoísta mirándonos el ombligo.

Al parecer, el nombre hebreo para sanguijuela equivale a una insistente petición: “¡dame, dame!”.

“Necesitamos tener una percepción de nosotros mismos que sea realista y esté bien fundamentada, y que no se centre en afirmar nuestra propia importancia, sino en servir a un propósito más grande que nosotros mismos”, dice el psiquiatra Glynn Harrison, autor de “El gran viaje del ego”.

Si quieres que tu pan sea bendecido, debemos ser conscientes y consecuentes de que, cuando comemos, comemos del pan de todos.

¿Queremos el cristianismo 'espectáculo' o el cristianismo verdadero?