El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Si hay algo más importante que sanar, hacer milagros, profetizar, discernir, hablar en lenguas o interpretarlas es vivir en amor, vivir para el amor, vivir amando.
Yo no creo que Mark Twain fuese ateo. Sus malos recuerdos de la iglesia calvinista a la que iba de pequeño le hacen decir: "Si Jesucristo estuviera aquí ahora, hay una cosa que no sería; cristiano".
El sacerdote y catedrático de Patrología en la Universidad italiana de Turín, Pier Angelo Gramaglia, ha publicado un importante estudio sobre este asunto.
En las novelas de Kundera el rostro del amor aparece en todas partes, no hay libro en el que no se descubra su retrato.
A Timoteo le previene que nadie tenga en poco su juventud. La España evangélica de hoy necesita jóvenes que den sentido activo a su generación.
En algunas de sus obras más destacadas abundan sus creencias, en las que se confunden el ser y la apariencia, la mentira y la verdad, el bien y el mal.
La idea de este escrito ha surgido en mí como consecuencia del último -en una amplia lista- desastre de iglesia dividida del que he tenido noticia.
Fue un gran escritor. Un narrador excepcional. Culto en muchas materias. Conocía la Biblia tan bien como los clásicos rusos, a los que leía continuamente. Pero esa chispa o llama de la fe que transforma al ser humano nunca prendió en su corazón.
La libertad que Dios ha concedido al hombre es de una magnitud tal, que puede disponer de su vida como le plazca.
Esta novela constituye una sátira demoledora contra las utopías del hombre.
Individuos como Charles Manson son una clara muestra del poder que hoy está ejerciendo el diablo.
“La estrategia que diseñó Noemí para plantear el matrimonio a Booz propicia uno de los momentos de mayor tensión espiritual de toda la Escritura”.
Firmamos Acuerdos con el Estado, pero no con los medios ni con la sociedad española, que tiene una imagen deformada de nosotros.
“La Reforma y el cristianismo en el siglo XXI”, por Máximo García Ruiz, Editorial Clie, 95 páginas. “Entre la luz y las tinieblas”, mismo autor, Hebel Ediciones, 57 páginas.
Samuel Vila supo emplear la escritura como un instrumento sagrado que Dios puso en sus manos para servir al pueblo evangélico de habla hispana en la generación que le tocó vivir.
¿Es consciente el protestantismo español que tiene en sus filas a uno de los poetas más importantes de la España contemporánea?
Resulta provechoso para el espíritu y para las intenciones considerar la brevedad de la vida terrena.
Racionalistas franceses y alemanes de los siglos XVII y XVIII atribuían a María Magdalena lo que ellos llamaban el mito de la resurrección. El amor de Magdalena, decían, inventó la leyenda de la resurrección.
El tiempo en la Biblia es la Historia de las intervenciones de Dios y el gran regalo de Dios al hombre.
Estamos ante una novela, al igual que “El Código Da Vinci”, de ridículas teorías esotéricas.
Juan dice que el Verbo se hizo carne. Pablo añade que llegado el cumplimiento del tiempo Dios envió a su Hijo. ¿Para qué el Padre envió al Hijo a la tierra?
La existencia histórica de Dios alcanza su cumbre en ese “Dios con nosotros”, de Mateo. El Dios eterno asume de manera misteriosa naturaleza humana y la une a sí mismo en una unidad personal. Este gran misterio se denomina en teología unión hipostática de lo divino y lo humano.
No fueron amantes. No contrajeron matrimonio. Ella no escapó a Francia. La única historia de María Magdalena se encuentra en los breves textos que citan los Evangelios.
La bibliografía en torno a la obra de Gabriela Mistral es abultada. Los críticos han elevado a esta mujer mestiza hasta el areópago de la literatura.
El lector conocedor de la Biblia advertirá de inmediato que se trata de un ejercicio de imaginación. Las palabras suenan bien, pero están lejos de la verdad. Muy lejos. La imaginación se embriaga de sueños, se aproxima al delirio. Presenta como auténticas situaciones que nunca han sucedido.
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