El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Reflexionamos sobre la demografía y los retos que implica a nivel mundial ante el horizonte 2050, desde la perspectiva de profesionales cristianos.
Sin un cambio de mentalidad y cosmovisión, tanto en el empresario como en el trabajador, las medidas para trabajar menos horas pueden tener una incidencia real modesta.
Lo más valioso que tienen las empresas no es lo que fabrican, sino su capacidad de adaptarse a los cambios que tiene el sector comercial en el que están.
Siendo muy llamativa la promesa de reducir la jornada, tenemos que intentar predecir si será útil o no para lograr los efectos deseados.
Vivimos en una sociedad en la que no pagar impuestos, en lugar de ser un demérito o un delito, tiene buena prensa, tiene prestigio.
Las B Corps son un nuevo modelo de empresas que equilibran el propósito social y los beneficios económicos.
Junto a los tiempos malos siempre seguirán tiempos buenos, con la condición de que nosotros no nos quedemos atascados en una pérdida, en un momento de dolor, en la parte negativa de la realidad.
No le hagas el juego al diablo, no te conviertas en parte de su estrategia de difundir la mentira y traer confusión.
Lo que nos muestran nuestras cuatro últimas elecciones generales es nuestra incapacidad de pactar, de sumar sensibilidades distintas para hacer un consenso más amplio.
Neceitamos dejar de ser el país de la Inquisición, aquel en el que solo caben dos posibilidades: o ganar o ser eliminado.
Casi 900 participantes de 110 países soñaron en Manila (Filipinas) con un “gran movimiento de Dios a través de creyentes en su lugar de trabajo”.
Los candidatos a presidente del gobierno, de alguna manera, representan el estado moral de los ciudadanos.
Aparte de la soberbia, ¿hay alguna ventaja en el hecho de no pedir perdón?
No nos gusta estar del lado del débil, sino que nos adherimos a los que tienen prestigio, fama y fuerza social.
¿Será que somos un país construido el uno contra el otro, sin pactos, sin inclusión del diferente, en lugar de cooperar para el beneficio de todos?
Esta guerra es un capítulo más de una guerra mayor, de una estafa mayor. Un día nos estafaron la verdad.
Tenemos que reafirmarnos en que no existe el derecho a no escuchar, que el derecho protege derechos no sentimientos, que en ocasiones todos podemos sentirnos ofendidos y que esto no es materia para tribunales. Hay colectivos de boca grande y de piel fina.
¿Cómo una visión cristiana del trabajo puede ayudar a encarar este regreso de una forma más saludable?
El peligro de ser una iglesia de clase media, que adora el orden y la seguridad, se ha ido reafirmando en el cristianismo occidental.
La Iglesia, la de Dios, está más allá de organizaciones e instituciones. Hay Iglesia en muchas instituciones y ninguna institución es la Iglesia.
Durante siglos la cristiandad ha recorrido una senda peligrosa. Una parte importante de la Iglesia ha ido asumiendo que existe una división entre lo que es sagrado y lo que es secular.
La acumulación de riqueza por unos pocos dejará de ser tolerable cuando la acumulación de riqueza no sea aquello para lo que la sociedad entera vive.
La posverdad no triunfa porque algunos la emplean, sino porque los muchos la desean.
La única respuesta posible a la crisis debe partir de la sociedad civil, cambiando de valores y actuando organizadamente.
Estamos cambiando identidades heredadas por identidades elegidas. La paradoja es que las identidades elegidas son más frágiles que las identidades recibidas.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.