Reconocemos la realidad de la dominación que ha mantenido a un vasto sector del pueblo en la pobreza. Pero es más —¡cuántas veces las mujeres de la clase popular no se han visto en una situación similar aun en relación con su propio esposo o compañero! […] Frente a esta dominación arrogante, tanto más dolorosa porque se practica dentro de la clase ya dominada, las mujeres intuyen, junto con el salmista, que ese disfrute injusto del compañero no representa el bienestar que Dios manda. Si clamamos por el shalom como paz-bienestar para toda nuestra región, no podemos menos que clamar y reclamar que ese mismo shalom se establezca en todas las relaciones dentro de ella, inclusive en la relación dentro de las familias. La doblemente oprimida necesita una doble porción del shalom.¹

Irene Foulkes

Irene W. Foulkes (1932-2016): superar la opresión de género en clave totalmente evangélica

“Exégesis y compromiso”: ninguna frase mejor para definir la vida y labor de la Dra. Irene Foulkes, tal como las definió la revista Vida y Pensamiento en su número de homenaje de 2001 (el año de su jubilación). Junto con su esposo Richard, llegó para ejercer como misionera y profesora en el entonces Seminario Bíblico Latinoamericano (SBL, posteriormente Universidad) de Costa Rica, espacio en el cual desarrolló una amplia labor formativa que benefició a muchas generaciones de estudiantes, hombres y mujeres. Pionera de la llamada “teología feminista”, fue una erudita surgida de la auténtica teología evangélica tradicional que, con el paso del tiempo, consiguió dialogar en profundidad con las nuevas tendencias teológicas surgidas en América Latina. En la presentación de ese número, Roy May resume muy bien la importancia del trabajo de Foulkes para la región:

Durante los últimos treinta años, la Biblia ha cobrado vida en América Latina. Este interés surge por muchas razones, pero sin duda una de las principales obedece al trabajo y la persona de Irene Foulkes. Sus esfuerzos como biblista han unido la rigurosidad exegética con el compromiso pastoral, especialmente en pro de las mujeres. Irene es la pionera de estudios bíblicos en clave de género en América Latina. Por medio de sus clases, que encierran cuatro décadas en esta institución, además de incontables talleres y cursillos con iglesias y grupos de base —aun como directora de esta revista— ella ha tenido una influencia enorme, que amerita gran respeto y agradecimiento.²

Jaime Prieto trazó allí su itinerario completo, desde su arribo a Costa Rica en 1955, y el inicio de trabajos pastorales en 1956. En la tercera etapa que describe, ubicada en el proceso de transformación que vivió el SBL en la década de los setenta, muestra cómo continuó colaborando a pesar de los ataques de que fue objeto esa institución por su nueva orientación ecuménica, así como por su actitud y reflexión ante las convulsiones revolucionarias que sacudieron a Centroamérica en los años ochenta. La última etapa, al final del siglo pasado, la encontró trabajando al servicio del “surgimiento de una hermenéutica bíblica y una práctica pastoral hecha a partir de la mujer latinoamericana”.³

Su área primordial de enseñanza fue siempre el griego neotestamentario, fruto de la cual sería un material que surgió desde esos primeros años hasta alcanzar ediciones en 1973 y 2010 (CLIE). Otras aportaciones fueron el Diccionario conciso griego-español del Nuevo Testamento (con Elsa Tamez, para la edición crítica del Nuevo Testamento, (1975), 40 entradas sobre mujeres en el Diccionario ilustrado de la Biblia (Caribe, 1974), Entre 1983 y 1984, en un periodo de estudios posdoctorales realizado en el Instituto Pontificio Bíblico de Roma investigó sobre “El Reino de Dios y Pablo”. El módulo Pastoral de la mujer (texto y antología, 1984) fue un auténtico hito sobre el tema, bastante inexplorado en ese momento. Posteriormente publicaría Traducción bíblica y comunicación popular (módulo de estudio, 1984), Teología desde la mujer en Centroamérica (ed., 1989), y Problemas pastorales en Corinto. Comentario exegético-pastoral a 1 Corintios (1996), en el que están presentes la alta crítica y el análisis estructural propio del método hermenéutico que desarrolló en sus investigaciones y en las clases de aula.⁴ Son innumerables sus artículos en Vida y Pensamiento y en la Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana.⁵ Vale la pena citar una de las conclusiones de su comentario: “Mujeres y hombres se sabrán creados por Dios para un compañerismo de mutualidad e interdependencia que les permitirá realizar en conjunto no sólo el culto sino todas las tareas de la vida”.⁶

En 2005 apareció el volumen Ecce mulier: homenaje a Irene Foulkes, en el que sus antiguas discípulas y discípulos ofrecieron testimonios acerca del enorme aprendizaje que les fue posible alcanzar en las aulas (y fuera de ellas) con esta eximia teóloga y biblista. Los textos principales, de Rebeca Montemayor y Plutarco Bonilla, sintetizan la relevancia de su obra exegética, teológica y pastoral. Montemayor refiere varios ejemplos de exégesis de secciones bíblicas relacionadas con mujeres y de la metodología utilizada por Foulkes en sus clases.⁷ Otro aspecto muy importante de su labor fue la participación que tuvo en la organización de la Asociación de Teólogas y Pastoras de América Latina y el Caribe en 1990. La trayectoria de Foulkes estuvo marcada, como la de varios de sus colegas, por la necesidad de afrontar el desafío de la teología latinoamericana en sus diversas vertientes, especialmente la de liberación, satanizada y malinterpretada por los sectores tradicionales del protestantismo.

Como se puede apreciar desde el epígrafe de este artículo, la Dra. Foulkes desarrolló una metodología bíblico-teológica muy seria en su afán por demostrar la forma en que la opresión de la mujer, al estar basada en argumentos supuestamente bíblicos, debía ser deconstruida sustancialmente a fin de rescatar los textos que pueden sustentar formas de liberación para las mujeres del yugo que padecen. En el contexto de la triunfante revolución sandinista en Nicaragua, su colaboración para el libro colectivo Teología desde la mujer en Centroamérica despliega un análisis sobre varios personajes y expresiones bíblicas útiles para mostrar la doble opresión de que eran y son, lamentablemente todavía, muchas mujeres. Valiéndose del concepto del shalom y, sobre todo de la frase “ve en paz”, expone el caso de Ana en el Antiguo Testamento y de la mujer con flujo de sangre de Marcos 5.25-34. A esta última, señala la autora, “la sanidad le abrió el camino a la ‘paz’, es decir, el bienestar tanto social como físico”.⁸

Sus observaciones sobre la desigualdad en las parejas, basadas en el salmo 73, tienen también como motivo el shalom, precisamente ese estado de vida tan poco experimentado por las mujeres, pues, subraya, ellas necesitan el doble de esta realidad tan anhelada. Jesús de Nazaret, al encarnar el shalom, fue capaz de transmitirlo impecablemente, pues lo afirmado por él iba mucho más allá de los ideales seudopacifistas del imperio:

La paz que da Jesús, por ser paz-con -justicia, siempre será conflictiva. Como su propia muerte lo demuestra, esta paz puede provocarla violencia en quienes se sienten amenazados por ella. Una pastoral de la paz en el ámbito de la familia popular tendrá que prepararse para estos conflictos aun en el seno de las relaciones humanas más estrechas. Una teología de la paz, desde la mujer, exige también una pastoral por la pazque equipe a las mujeres para bregar positivamente con la conflictividad que surgirá de su creciente conciencia del derecho que tienen al shalom.⁹

En un ensayo de 1995, afrontó el espinoso asunto de la misoginia paulina precisamente para responder a las fuertes críticas contra el apóstol por parte de los sectores “progresistas” y a la consabida defensa tradicional del mismo, especialmente ante la consolidación de los estudios de género. Después de examinar las relaciones de Pablo con amigas y colegas mujeres, analiza algunos textos sobre la mujer, destacando esta praxis concreta como criterio hermenéutico en la definición del carácter de Pablo como militante dentro del movimiento cristiano primitivo. La lectura de Romanos y Filipenses es sumamente atenta, pues en esas cartas “se relaciona con las mujeres de otra manera, que admira y apoya su trabajo dentro del movimiento cristiano”.¹⁰ Foulkes se detiene en Romanos 16, Gálatas, I Corintios, además de los códigos domésticos de Efesios y Colosenses y las Cartas Pastorales. La conclusión es la siguiente:

Lo que Pablo hizo —comportarse como compañero entusiasta de colegas mujeres— clama tan fuerte que tenemos que escuchar lo que Pablo dijo con un oído bien afinado. Para facilitar el desarrollo de esta nueva manera de escuchar, hemos tomado conciencia del condicionamiento de género que ha producido en la iglesia una sordera secular en torno al ser y hacer de las mujeres. […] Una hermenéutica consciente de la importancia de las relaciones interpersonales para una adecuada expresión de la fe discierne aquí una etapa del pensamiento de la iglesia que hoy hay que superar para recuperar al Pablo de las cartas recibidas por las iglesias de Galacia, Corinto, Roma y Filipos. Éstas nos revelan a Pablo como un militante de la fe que, lejos de ser un misógino, se mostró complacido con el compañerismo de mujeres que luchaban arduamente dentro del mismo movimiento.¹¹

En otro trabajo de 1997, la Dra. Foulkes acometió la tarea de visibilizar exegéticamente a las mujeres borradas de los textos bíblicos; su intención fue abiertamente “rescatar la historia de las anónimas”. Para tal fin, se acercó a relatos en donde las mujeres, aun cuando son personajes imprescindibles, son literalmente eliminadas del mensaje de los mismos porque la óptica de género, según demuestra, hace posible “interpretaciones más acertadas” y al mismo tiempo provoca nuevas preguntas y abre otras áreas para la investigación. El estudio se basa en la historia de las mujeres en la sociedad grecorromana del primer siglo como “vía de acceso a la situación de las mujeres en las primeras iglesias”. Nuestra perspectiva privilegia a las mujeres que formaron parte anónima de esa historia. Este trabajo no se concibe en términos de “la Iglesia” frente a “la sociedad”, puesto que las personas que conformaban la Iglesia no dejaron de ser parte activa de la sociedad”.¹²

Plantea, así, el trabajo con documentos primarios para cuestionar su valor, y la búsqueda de otras fuentes. Pone el énfasis en la llamada “casa patriarcal” como unidad de producción y apunta hacia la ruptura de la dicotomía casa/calle y la religión como espacio intermedio. Su metodología es clara y directa:

Procedimiento clave en la exégesis feminista ha sido el esfuerzo por penetrar el mundo en que nació el texto bíblico y con cuyas formas de pensamiento se expresa aun cuando opone a ese mundo propuestas distintas para la autocomprensión y el comportamiento, tanto a nivel personal como comunitario. A los textos bíblicos, condicionados todos por el androcentrismo del entorno histórico y de los autores, les dirigimos las preguntas surgidas de una conciencia de género. Sabemos que la realidad no era la misma para las mujeres como para los varones en el período bíblico, pero falta todavía mucha investigación histórica para determinar en qué sentidos esto fue el caso en cada época y lugar. Con las preguntas lanzadas desde la perspectiva de género esperamos descubrir aspectos de los acontecimientos que de otra manera quedarían en las sombras, y traer a la luz actoras invisibles o relegadas al olvido.¹³

Con estos ejemplos es posible advertir la manera en que la Dra. Foulkes pudo superar el estereotipo de ser una misionera tradicional que se vería confrontada por las nuevas teologías de su tiempo cuya labor se centraría en esquivarlas para mantener su estatus eclesial e institucional. Por el contrario, asumió el reto de responder con las herramientas propias de la exégesis más profesional para ponerse a la vanguardia de los estudios bíblicos y, de ese modo, aportar nuevas formas de comprensión de la realidad de las mujeres en el contexto comunitario en el que se movió y al cual sirvió pertinentemente durante toda su vida. Su legado ha producido formas creativas para seguir trabajando el texto bíblico y encontrar en él los elementos más emancipadores para las nuevas generaciones de mujeres creyentes preocupadas por aplicas sus consecuencias a las exigencias del presente.

Notas

1 I. Foulkes, “Desde la mujer en Centroamérica, hacia una teología de la paz”, en I. Foulkes, ed., Teología desde la mujer en Centroamérica. San José, SBL, 1989, pp. 15-16.

2 R. May, “Presentación”, en Vida y Pensamiento, UBL, vol. 21, núm. 1, primer semestre de 2001, p. 5.

3 J. Prieto, “Vocación y misión de Irene Foulkes en América Latina”, en Vida y Pensamiento, op. cit., p. 10.

4 Cf. L. Cervantes-O., “Irene Foulkes (1932-2016): maestra de Biblia y exégesis”, en Protestante Digital, 22 de abril de 2016, https://protestantedigital.com/print/39183/Irene_Foulkes_1932_2016_maestra_de_biblia_y_exegesis.

5 Cf. “Publicaciones y conferencias. Irene Foulkes”, en Ecce Mulier: homenaje a Irene Foulkes. San José, UBL, 2005, pp. 439-445.

6 I. Foulkes, Problemas pastorales en Corinto. Comentario exegético-pastoral a 1 Corintios. San José, DEI-SBL, 1996, p. 302.

7 R. Montemayor L., “Una metodología de pasión por la vida”, en Ecce Mulier…, pp. 7-18.

8 I. Foulkes, “Desde la mujer en Centroamérica…”, p. 15.

9 Ibid., p. 18.

10 I. Foulkes, “Pablo, ¿militante misógino? Teoría de género y relectura bíblica”, en RIBLA, núm. 20, 1995, p. 149.

11 Ibid., p. 164. Énfasis agregado.

12 I. Foulkes, “Invisibles y desaparecidas: rescatar la historia de las anónimas”, en RIBLA, núm. 25, 1997, p. 41.

13 Ibid., p. 51.