Su propósito, expresado abiertamente, es generar un partido político conservador en el país y fortalecer la red transnacional de ultraderecha.
Los días 18 y 19 de noviembre pasados se reunió en la Ciudad de México, la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC, por sus siglas en inglés,), la cual fue organizada y presidida por Eduardo Verástegui, actor y militante católico, fundador del movimiento Viva México, quien en los últimos años se ha consagrado a promover los lineamientos de esta organización surgida en Estados Unidos en 1974, pero que agrupa a personas y movimientos de varios países. La sede fue un hotel ubicado en Santa Fe, una de las zonas más exclusivas de la capital mexicana. Entre los expositores (cerca de 60) estuvieron: Lech Walesa, expresidente polaco, premio Nobel de la Paz, Steve Bannon, polémico exasesor de Donald Trump, Ted Cruz, senador por Texas, Eduardo Bolsonaro, diputado e hijo de presidente de Brasil, Alejandro Giammattei, presidente de Guatemala (“capital provida de Iberoamérica”), Javier Milei, candidato presidencial argentino, José Antonio Kast, excandidato presidencial chileno, Christopher Landau, exembajador estadounidense en México, Santiago Abascal, desde España, del partido VOX, y el propio Trump, quienes participaron de manera virtual.
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Asimismo, hubo un contingente de personas relacionadas con el ámbito religioso, como es el caso de Aarón Lara Sánchez, expastor evangélico, dirigente del Congreso Iberoamericano por la Vida y la Familia en el Foro Continental, realizado en Lima, Perú, el rostro más visible de los movimientos evangélicos provida, Rosi Orozco, exdiputada, también evangélica, activista contra la trata de personas (muy cuestionada por su actuación política), y Cristian David Badillo, director de Conciencia Nacional por la Libertad Religiosa, Elsa Méndez, exdiputada del Partido Encuentro Social (PES) y Carlos Leal, presidente de la Asociación Política Creemos, entre otros/as. También estuvo presente Juan Iván Peña Neder, exfuncionario del gobierno de Felipe Calderón, que se volvió célebre por su imagen haciendo el saludo nazi, presidente del comité nacional de México Republicano, que pretende constituirse en un partido binacional en los próximos años.
[photo_footer]Walesa en la CPAC en México.[/photo_footer]
Verástegui organizó y encabeza la CPAC, capítulo México, de agenda nacionalista cristiana y capitalista y que en Estados Unidos ha servido históricamente de lanzamiento para los candidatos republicanos. Su propósito, expresado abiertamente, es generar un partido político conservador en el país y fortalecer la red transnacional de ultraderecha: “Estoy usando esto para hacer de este México un mejor país, un país de primer mundo, acabar con la pobreza y llevarlos a una clase media y que esa clase media que se convierta en un trampolín para que todo mundo brinque hacia donde quiera […] así como Lula fundó el Foro de São Paulo con una agenda radical muy fuerte”, este organismo se reuniría en México para marcar una ruta, esto es, “el inicio de un movimiento en defensa de la vida, la familia, las libertades fundamentales que hoy están en juego”[1]. Su objetivo primordial es impedir “el avance del socialismo en América Latina” pues, según Verástegui, “está trabajando muy duro para conquistar México y Estados Unidos”.
Las palabras de Trump, después de agradecer la labor de Verástegui, fueron: “Es muy importante para los conservadores de todo el hemisferio que se unan para defender a Dios, la familia… Tenemos que asegurar nuestras fronteras y desmantelar los cárteles criminales que violentan a nuestra gente”. Y agregó: “Necesitamos detener la propagación del socialismo y no dejar que continúe corriéndonos de nuestra región o de nuestras tierras…”[2]. En su discurso de apertura, Verástegui arremetió en contra del actual presidente mexicano, a quien acusó de aplicar una “agenda cultural de extrema izquierda” y de lanzar un “feroz” ataque contra los valores de los mexicanos. Por su parte, la senadora colombiana María Fernanda Cabal afirmó que “la izquierda es ‘persecución y quema de iglesias, tortura a opositores, aborto disfrazado de derecho, humanización de los animales y dictadura de las minorías’; los progresistas buscan ‘convertir a la juventud en una juventud promiscua, con deseos convertidos en derechos’”[3].
[photo_footer]Participación de Donald Trump.[/photo_footer]
Milei hizo un par de bromas dudosas en su afán de ridiculizar a quienes ve como sus adversarios. Sobre las quejas de las mujeres, dijo que “si son perjudicadas… si fuera verdad que cobran menos que los hombres, las empresas estarían llenas de mujeres”. Y sobre el cambio climático: “Dicen que los seres humanos dañamos al planeta, si lo seguimos llevando a esos extremos vamos a morir todos y se va a quedar solo el planeta”[4].
Bernardo Barranco, en un balance sobre lo acontecido en esta reunión, llama la atención a que esta tendencia ideológica no es monolítica: “En el mundo y en México no hay una derecha, sino varias derechas. En América Latina existen diversas vertientes ultraconservadoras que han despuntado. Entre otras, podríamos identificar la primera que es la histórica, la derecha católica que tiene diversos linajes. La segunda es una derecha hipercapitalista de corte secular abanderada por empresarios. Y la tercera, es una nueva ultraderecha pentecostal, cargada de fundamentalismos”[5]. Para luego preguntarse la razón por que este encuentro se haya realizado en México. A ello, responde que, luego de conocerse algunos archivos filtrados sobre las actividades de este tipo de organizaciones, algo queda claro: “Los partidos de la derecha han cobrado fuerza electoral en países como Italia, Francia, Brasil y desde luego España. Verástegui provoca al PAN [Partido Acción Nacional, de México]”. El proyecto a mediano plazo es muy claro: “La derecha católica, más allá de las sociedades semisecretas como el Yunque, Pro Vida y tantas otras inspiradas en la guerra fría, busca instaurar un orden social muy alejado de la actual doctrina de la Iglesia y del papa Francisco, es decir, tienen un corte teocrático”.
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La nota de El País también dio cuenta de esos acercamientos, así como de la actitud agresiva que muestran las instancias reunidas en México:
La Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) ha manifestado estos dos días la intención de formar y animar a líderes de ultraderecha, sin complejos con sus valores e ideología, para alcanzar los gobiernos, sin embargo, cada poco, la política se llevaba un revolcón. “Desde que me metí en este nido de ratas que es la política…”, decía por ejemplo Milei en su discurso. Los insultos han sido feroces y aplaudidos en algunas de las ponencias. Especialmente ruda resultó la mesa que compartieron en la tarde del sábado algunos intervinientes mexicanos, que cargaron contra el presidente López Obrador y contra el ministro que preside sin paliativos, muy lejos de las bondades del catolicismo que han preconizado por encima de todas las cosas. “Sean evangelizadores, guerreros felices de la libertad”, les había recomendado a todos el senador estadounidense Ted Cruz. Pero no parecían muy felices, sino más bien muy alterados.[6]
[photo_footer]Ricardo Olivares, participante en la CPAC 2022.[/photo_footer]
Otra opinión, de Óscar Moha, destaca algunas conexiones que se han percibido entre algunas iglesias evangélicas y esta agrupación internacional:
Con el disfraz de la “moralización de la sociedad”, la “protección a la familia” y de la “recuperación de los valores” Iglesias fundamentalistas comenzaron la formación de cuadros “de alto liderazgo”, con apoyo de fundaciones como la del actor Eduardo Verástegui, […] y de instituciones del consorcio Graham (Billy y Franklin) como Samaritan’s Purse, para incrustarlos en “áreas claves” de la sociedad, según indican pastores protestantes que han estado presentes en las “reuniones estratégicas”, donde “oran para derrocar a todos los regímenes que están en oposición a los planes sagrados de Dios”.[7]
Las advertencias del cónclave son muy claras y directas en el sentido de promover el combate a los derechos de sectores considerados como enemigos por estas organizaciones. Pero lo que resulta más llamativo y hasta peligroso es la forma en que muchas comunidades de fe, especialmente las protestantes/evangélicas se sumen a estas iniciativas sin considerar seriamente sus implicaciones sociales, políticas y religiosas, pues ellas son vistas como espacios casi “naturales” de apoyo de estos discursos ideológicos. Los riesgos de estas tendencias son señalados, atinadamente, por un editorial periodístico: “…no puede subestimarse el peligro de que el odio, la glorificación del fascismo y el fundamentalismo religioso se instalen como parte normal del debate público en nuestra nación como ya lo han hecho en buena parte de América y Europa”[8].
Notas
[1] Neldy San Martín, “Cumbre de CPAC en Santa Fe: La ultraderecha encuentra tierra fértil en México”, en Proceso, 19 de noviembre de 2022.
[2] Arturo Cano, “Conservadores, uníos en defensa de Dios y la familia, clama Trump en cumbre”, en La Jornada, 20 de noviembre de 2022.
[3] Ídem.
[4] Carmen Morán Breña, “La ultraderecha reunida en México carga contra el comunismo, el feminismo y la comunidad LGTB”, en El País, 20 de noviembre de 2022.
[5] B. Barranco, “El cónclave en México de la ultraderecha internacional”, en La Jornada, 23 de noviembre de 2022.
[6] C. Morán Breña, op. cit.
[7] Ó. Moha, “Ultraderecha religiosa quiere poder”, en Eje Central, 22 de noviembre de 2022.
[8] “Ultraderecha, entre lo risible y lo peligroso”, en La Jornada, 20 de noviembre de 2022.
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