Telarañas bíblicas

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Porque su esperanza será cortada,

y su confianza es tela de araña. (Job 8:14)

Hay dos términos hebreos en la Biblia que se traducen por “tela de araña”. Uno es qurim, קוּרִים, que aparece en Isaías (59:5-6): Incuban huevos de áspides, y tejen telas de arañas; el que comiere de sus huevos, morirá; y si los apretaren, saldrán víboras.

En el contexto del pecado de Israel, que provocó una división entre el pueblo y Dios, el profeta les recuerda que sus manos están contaminadas de sangre, iniquidad, mentira e injusticia.

Incubar huevos de áspides y tejer telas de araña significa aquí que, al participar de la maldad de otros pueblos, quedaron atrapados en las redes del mal que, como las de las arañas, parecen débiles pero suelen atrapar mortalmente con fuerza.

El segundo término para la tela de araña es báyith, בַּיִת, que transmite una imagen de fragilidad: Porque su esperanza será cortada, y su confianza es tela de araña (Job 8:14).

Se está hablando aquí de las falsas expectativas de los hipócritas que son como una creación frágil de su propia fantasía, de sus supuestos méritos y autosuficiencia.

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El famoso comentarista Matthew Henry escribió al respecto:

“Hay una gran diferencia entre el trabajo de una abeja y el de una araña. El creyente diligente, como la abeja laboriosa, nutre todo su consuelo con el rocío celestial de la Palabra de Dios; pero el hipócrita, como la araña, teje sus esperanzas basado en falsas hipótesis que él mismo se fabrica con respecto a Dios, como si Dios fuese igual que él. Como la araña en su tela (lit. casa), así se apoya en su casa el hipócrita. [1]

Existe también un tercer término hebreo, masséketh, מַסֶּכֶת, que significa literalmente “trama de telar” y se encuentra en el libro de Jueces (16:13-14):

Y Dalila dijo a Sansón: Hasta ahora me engañas, y tratas conmigo con mentiras. Descúbreme, pues, ahora, cómo podrás ser atado. El entonces le dijo: Si tejieres siete guedejas (mechones) de mi cabeza con la tela y las asegurares con la estaca (la clavija del telar). Y ella las aseguró con la estaca, y le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Mas despertando él de su sueño, arrancó la estaca del telar con la tela. Poco a poco el corazón de Sansón se va ablandando ante la insistencia e hipocresía de Dalila.

El diseño de las telarañas así como las propiedades únicas de los hilos de seda con los que están hechas, permiten que al someterlas a ciertas presiones sólo se rompa un hilo para que el resto se mantenga intacto.

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Esto ha sorprendido a los científicos pues no es así como se comportan las estructuras de ingeniería construidas por el ser humano. [2]

Cualquier hilo de la tela puede ser sacrificado y romperse para que todos los demás permanezcan enteros. El secreto de esta cualidad reside en la particular estructura molecular de la seda, que es capaz de cambiar sus propiedades mecánicas mientras se estira, frente a presiones producidas por el aire o por cualquier animal.

Se requiere mucha fuerza para romper el hilo de seda porque las proteínas de la seda se mantienen juntas mediante pegajosos enlaces de hidrógeno.

Además, la fina microestructura de la seda de las telarañas está perfectamente diseñada para recoger las gotas de rocío que satisfarán las necesidades hídricas de la araña. [3]

Existe un patrón único de nanofibrillas alternantes que recogen y canalizan el agua del rocío. Algo que sólo funciona cuando la seda se moja, no en seco, y que tampoco se da en ninguna otra fibra artificial como, por ejemplo, el nilón.

Las telas de las arañas pueden enseñar muchas cosas sobre el diseño molecular a los ingenieros humanos, pero la cuestión es ¿quién diseñó la estructura íntima de la seda? ¿La casualidad, la araña o un Dios inteligente?

1.  Henry, M. 1999, Comentario Bíblico de Matthew Henry, Clie, Terrassa, Barcelona, p. 514.