Australia

En tan solo un día se vacunó a toda la población australiana contra la Covid-19.

Se trataba de la vacuna más efectiva existente, diseñada en un laboratorio alemán cuya virtud principal era que estaba exenta de efectos secundarios. Se había testado con diez mil voluntarios, ahora solo faltaba ver cómo reaccionaría la población general.

El efecto de aquel fármaco fue masivo y sorprendente. Al día siguiente de pincharse, la vida de los australianos les cambió por completo.

Por la mañana apenas tuvieron fuerzas al levantarse para ir a trabajar, muchos quedaron dormidos en casa. Los que salieron a la calle arrastraban los pies como zombis.

Con rostros inexpresivos, les costaba horrores dar muestras de afecto, les invadía un aplanamiento general que les robó la ilusión de vivir. Acusaron una inquietud interna permanente que les impedía concentrarse.

Toda una nación quedó prostrada y paralizada por aquella química invalidante. Hubieron de solicitar la intervención del ejército canadiense para activar los servicios vitales de todo el territorio.

Se lamentaron de haber accedido a vacunarse, el estado posterior era peor que la propia epidemia, incluso los contagios no cesaron, más bien aumentaron.

Las autoridades del país comunicaron con el laboratorio alemán pidiendo explicaciones. ¿Qué ha podido pasar?

― Lamentamos nuestro error, la partida de inyectables que les suministramos no correspondía a la vacuna anticovid, sino a un psicotrópico específico.

Aún habría de pasar todo un mes para que cesasen sus efectos indeseados, y tres meses para superar el síndrome de abstinencia.

Acabado ese tiempo, el país hubo que remontar desde el estado de pobreza en que quedó sumido, dependiendo de la ayuda exterior.

Como consecuencia de este suceso y dado el impacto dramático que provocó, se empezó a cuestionar la validez del fármaco como medicina para el mal que habitualmente se prescribía.

Sin embargo, se le encontró una mejor utilidad como sedante previo al sacrificio de las reses en los mataderos. No hay mal que por bien no venga.