El lugar del sí

Hubo un dios que creó un planeta compuesto por tres reinos, el mineral, el vegetal y el animal. Dentro del reino animal diseñó una criatura a su semejanza.

Un día se planteó que, siendo un dios amante, no podía obligar a esa criatura a que le amase. Ya había creado otros seres excelsos pero autómatas, y no quería repetir la historia.

Pretendía que le amasen por decisión propia, en uso de la libertad, así que planteó la posibilidad del no, de no ser amado. El verdadero amor solo se podía proponer en términos de elección libre.

Y así lo hizo saber. Planteó una consulta global donde cada cual podía decidir si le amaba o no. Como resultado los habitantes del planeta se dividieron en dos grupos. Unos se mostraron favorables y otros contrarios.

Los destinos de ambos fueron diferentes. Los del no ocuparon el “lugar del no” y los del sí ocuparon el “lugar del sí”.

Los del sí fueron inmensamente felices al lado del dios que habían elegido. Pero los del no pronto presentaron sus quejas.

- Nos has dado la posibilidad del no pero en el “lugar del no” somos muy desgraciados, es un sitio inhóspito y desolado. No nos has creado para que podamos ser felices fuera de ti y eso es trampa.

- Sería acogedor ese lugar si yo lo hubiese creado, pero no puedo estar donde vosotros no me queréis, ha sido vuestra decisión. Pero os brindo una segunda oportunidad, ahora podréis reconciliaros conmigo si queréis.

Todos reunidos en asamblea, “los de no” vieron coherente la argumentación y se dedicaron a reflexionar toda una noche.

El acuerdo fue unánime planteando todos que aquel destino fatal que vivían era innecesario teniendo un dios que posee en abundancia lo que necesitan.

Todos arrepentidos volvieron a su creador, aprovechando la oferta que les hizo.

- Hemos errado, perdónanos, volvemos a ti. Pero ahora te amamos con verdaderos motivos. Tú también has arriesgado a perder doblemente, la criatura que se va de ti y la que ves sufrir sin ti. Y todo para que fueses amado por iniciativa nuestra.

En este relato utópico todos habitaron el “lugar del sí” y todos ensalzaron con plena consciencia a su dios.