La Biblia hebrea no especifica de qué fruto se trataba, sino que usa el término genérico, peri, que puede referirse a cualquier fruta.
Como el manzano entre los árboles silvestres,
así es mi amado entre los jóvenes;
bajo la sombra del deseado me senté,
y su fruto fue dulce a mi paladar. (Cnt. 2:3)
En hebreo, thappuakh, תַּפּוּחַ, significa “manzana” o “manzano” y se refiere a la especie arbórea conocida actualmente como Malus domestica o manzano común. Este nombre se tradujo al griego como melon, μῆλον y al latín de la Vulgata por malum.
Es un árbol frutal mencionado en el Antiguo Testamento y que era abundante en Ascalón, el país de los filisteos. Algunos nombres geográficos hebreos se denominaban así, como Tapúa (Jos. 12:17; 15:34; 17:8) y Bet-tapúa (Jos. 15:53), lo cual indica que probablemente existían plantaciones de manzanos en diferentes lugares de las tierras bíblicas.
Además, en el libro de Joel se cita como uno de los árboles cultivados junto a la vid, la higuera, los granados y las palmeras (Jl. 1:12). Era un vegetal que no sólo daba frutos dulces y saludables sino que proporcionaba también agradable protección contra los ardientes rayos del sol (Cnt. 2:3).
Bajo su sombra se podía dormir plácidamente (Cnt. 8:5), mientras que su aroma era capaz de reanimar al desmayado (Cnt. 2:5). También los egipcios practicaban el cultivo de estos frutales en fechas tan tempranas como la época de Ramsés II (siglo XIII a. C.).
Asimismo, los griegos relacionaban sus frutos con Afrodita, la diosa del amor, la belleza y la sexualidad. El enamorado solía lanzarle una manzana a la amada para mostrarle simbólicamente su amor y, si esta la recogía, significaba que le aceptaba definitivamente.[1]
Otro mito popular, relacionado con el relato bíblico de la Caída y el pecado de Adán y Eva, es el de creer que la fruta prohibida fue una manzana. La Escritura se refiere, en realidad, al “fruto del árbol que está en medio del huerto” (Gn. 3:3) pero no dice nada sobre manzanas.
¿Por qué entonces tantos pintores e ilustradores han representado desde la antigüedad a Eva mordiendo una manzana y ofreciéndosela también a Adán? ¿A que se debe que, desde los grabados de Alberto Durero, en 1504, hasta el poema narrativo del siglo XVII, El paraíso perdido de John Milton, se insistiera tanto en la supuesta manzana de la discordia?
La respuesta se debe a un curioso juego de palabras latinas, que se hizo en el siglo IV d. C., a propósito de la traducción conocida como la Vulgata.
En efecto, en el año 374, el papa Dámaso I le pidió a su secretario, el historiador Jerónimo de Estridón, que realizara una traducción de la Biblia al latín hablado, partiendo de las versiones hebreas más tempranas.
Esta versión tardó quince años en hacerse y se conoce como la Vulgata. Más tarde, en 1546, el Concilio de Trento aprobó dicha traducción y así se convirtió durante casi quince siglos en la versión oficial de la Iglesia Católica.
El asunto de la manzana tiene su origen en el parecido entre dos palabras latinas. Jerónimo usó de manera ingeniosa el adjetivo latino malus, que significa “mal”, y el sustantivo malum, que significa “manzana”, para dar a entender que Eva, al morder la malum (la manzana) acarreó sobre sí el malus (el mal).
No obstante, la Biblia hebrea no especifica de qué fruto se trataba sino que usa el término genérico, peri, que puede referirse a cualquier fruta. Algunos comentaristas judíos creen que pudieron ser higos.
De hecho, este es el fruto que pinta Miguel Ángel en su famosa escena de la Tentación y expulsión del Edén de la Capilla Sixtina. Otros autores, además de las manzanas y los higos, se refieren a la granadas, las uvas, los albaricoques, etc.
A pesar de esto, las populares manzanas empezaron a ponerse de moda, a partir del grabado que hizo Alberto Durero en 1504 y así, unos pintores se inspiraron en otros, hasta que la manzana de Eva se fue difundiendo y se convirtió en el popular mito que ha llegado hasta nuestros días.
Según la botánica, el origen de los manzanos es poco claro, aunque se cree que en la especie cultivada por el ser humano, Malus domestica, han intervenido probablemente otras especies silvestres como Malus sylvestris, Malus orientalis y Malus sieversii. Lo cual situaría su origen en el Cáucaso y el Turkestán (Asia Central).
De ahí se fueron extendiendo hasta llegar a Palestina, Egipto, Grecia y los romanos introdujeron los manzanos en Europa. Actualmente hay más de mil variedades distintas de estos frutales cultivadas por todo el mundo, que son el resultados de innumerables hibridaciones con las especies silvestres.
La manzana es una de las frutas más saludables que existen ya que sus nutrientes aportan numerosos beneficios al ser humano. Destaca por su riqueza en pectina, un tipo de fibra soluble que forma parte de la pared celular de los vegetales.
Cuando esta sustancia se combina con el azúcar o los diferentes ácidos forma un gel muy usado en la elaboración de mermeladas. Esta fibra soluble ayuda a disminuir el nivel de colesterol en sangre, por lo que comer manzanas es una buena medida para controlarlo.
Otra sustancia interesante de esta fruta es la quercitina, un colorante natural que tiene capacidad antioxidante, es decir, que neutraliza los radicales libres que oxidan al organismo y favorecen la aparición de numerosas enfermedades como diversos tumores cancerígenos.
De manera que las manzanas ayudan a mantener el intestino en buenas condiciones y el cuerpo sano.
Según la imaginativa mitología griega, las Hespérides eran unas ninfas que vivían en un jardín, llamado precisamente así, el “Jardín de las Hespérides”, en el que existía un manzano muy singular.
Era un árbol que producía manzanas doradas capaces de proporcionar la inmortalidad a quien las comía (nótense las similitudes con el relato bíblico). El trabajo de las Hespérides consistía en proteger dicho manzano de aquellos mortales que quisieran robar sus frutos y alcanzar así la inmortalidad. Para ello contaban con la ayuda de un dragón de cien cabezas llamado Ladón.
El ministro de culto de la Iglesia Libre Unida de Escocia, Hugh Macmillan (1833-1903), refiriéndose a tales sueños fantásticos del ser humano, escribió:
“Todos esos sueños han resultado siempre vanos. Proceden de anhelos terrenales, no son de origen divino: surgen del egoísmo, no de la santidad. En un mundo caído y lleno de tristeza a causa del pecado, el hombre no puede realizarse.
Todo fruto en el quehacer del hombre está marcado por el sufrimiento y se obtiene con dolor. La felicidad terrenal es flor que crece siempre a partir de una espina dolorosa enmascarada por la manipulación humana.
El mito poético que coloca las manzanas de oro de las Hespérides en un jardín guardado por dragones, es una alegoría de la realidad humana: si no matamos los dragones del egoísmo y la pereza, jamás lograremos un éxito dorado en la vida.
Y aunque pudiéramos lograr los objetos de nuestro deseo sin trabajo ni esfuerzo, no deberíamos disfrutarlos. Pues si deseamos que nos beneficien realmente, deben ser producto de nuestra propia abnegación y denuedo.
Ésta es la gran lección que se desprende de la forma en que los milagros de nuestro Señor fueron realizados. Nos enseñan que tanto en lo que respecta a las cosas temporales como en las espirituales, no debemos arrojarnos ciegamente en brazos de la providencia o la gracia de Dios cuando ello conlleva descuidar nuestra responsabilidad y la parte del trabajo que nos corresponde.”[2]
[1] Edmonds, J. M., trans.; rev. John M. Cooper. "Epigrams". Plato: Complete Works. Ed. John M. Cooper. Indianapolis: Hackett, 1997, p. 1744.
[2] Spurgeon, C. H. 2015, El Tesoro de David, CLIE, Viladecavalls, Barcelona, p. 1973.
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
Analizamos las noticias más relevantes de la semana.
Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.
Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.
Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.
José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.
Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.
Si quieres comentar o