Crónica del Premio Unamuno entregado a Muñoz Molina

Dio la bienvenida en un céntrico restaurante madrileño Amable Morales, Presidente de la Alianza Evangélica Española, tras lo que hizo una oración. A ella hizo luego mención Antonio Muñoz Molina, explicando que le había conmovido la actitud de agradecer lo que recibíamos y de ver la trascendencia reflejada en lo cotidiano.

Tras la comida comenzó el acto en sí Andy Wickham, Director de la Fundación RZ, que saludó a los políticos que asistieron, con representación del Gobierno y de todos los grandes partidos: Javier Herrera García-Canturri (Director Gral. de Cooperación Jurídica Internacional y Relaciones con las Confesiones), Rocío López González (Directora de la Fundación Pluralismo y Convivencia), Paloma Sobrini (Directora General de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid), Juan Carlos González (coordinador de Cristianos PSOE), José Manuel López (diputado de Podemos) y Alberto Reyero (diputado de Ciudadanos).

A continuación Asun Quintana, filóloga, pastora y Consejera de la Mujer del Consejo Evangélico de Madrid justificó con pasión y una excelente documentación por qué el nombre de “Unamuno, amigo de los protestantes” para el galardón que se entregaba.

Juan Antonio Monroy, periodista y escritor, figura emblemática del protestantismo español y Presidente de Protestante Digital hizo una reseña de Antonio Muñoz Molina y los motivos que llevaron a designarle como premiado.

La entrega del Premio la realizó Pedro Tarquis, Director de Protestante Digital, con el “añadido” de un facsímil de la Biblia de Reina-Valera que entregó Nieves Carabaña en nombre de la Sociedad Bíblica de España.

Muñoz Molina la cogió casi con ternura, acariciando las páginas, y casi musitó: “!Qué hermosa!”.

A continuación, el escritor dio un discurso intimista, en tono cercano, y a la vez con firmeza, especialmente en favor del librepensamiento y denunciando ante los políticos la discriminación que los creyentes “no católicos” siguen sufriendo en España.

Contó también experiencias personales en Nueva York, destacando su descubrimiento al arraigar en la ciudad de que amigos escritores e intelectuales le hablaban de forma abierta y con naturalidad de su fe cristiana, “algo imposible en España”. También de su descubrimiento de la estrecha relación de la vida y obra del pastor bautista Martin Luther King con su fe, que impregnaba sus discursos. Otra “confesión” fue que a menudo se dirige a una iglesia protestante y allí “medita, y eso me da tranquilidad interior, aunque no hago oraciones.”

La despedida y fin del acto estuvo a cargo de Jaume Llenas, Secretario general de la Alianza Evangélica Española, y vocal de la Europea. Habló de la importancia de la aportación de la cultura cristiana protestante a la sociedad (como los “libros y semillas” que llevó el misionero John Hyde a la India transformando la sociedad de aquel tiempo en su entorno con su fe en Jesús, la cultura y la ayuda práctica para la vida). La vida pública “debería integrar y normalizar a los cristianos evangélicos en la vida social, como hizo Unamuno en su tiempo.”

ASISTENTES AL ACTO

Además de los ya mencionados asistieron “Premios Unamunos” de años anteriores: Henar Corbi, José Manuel Vidal, y Francisco Ruiz de Pablos; y representantes de varios medios de comunicación: Agencia EFE, Agencia Europa Press, Religión digital, y Telemadrid.

Entre los representantes evangélicos estuvieron José de Segovia, Alfredo Pérez Alencart, Jacqueline Alencar, Enrique García, Ana Giménez, José Hutter y su esposa, Félix González, Isabel Pavón, Francisco Bernal, Jesús Manzano, Manuel Gª Lafuente, Ricardo Moraleja, Sonia Gómez, Pablo Malagón, Manuel Cerezo, Juanjo Román, Juanjo Bedoya, Lucho Panduro, Jorge Saguar y Marité Pérez Prida.

Algunas anécdotas: Muñoz Molina no llegó y se fue en bicicleta como suele ser un medio suyo habitual de desplazamiento, aunque sí con su clásica mochila a la espalda; y su trato no pudo ser más sencillo y lleno de humildad. Su parecido con José de Segovia en todos los sentidos es asombroso. Incluido el despiste, ya que al irse se olvidó la estatuilla del Premio, que pudo meter a última hora en su mochila (junto con la Biblia que recibió). Y Jaume Llenas perdió el AVE de vuelta a Barcelona al ser el último participante y pillar uno de esos enormes atascos madrileños (no tenía bicicleta para viajar como el insigne escritor premiado, de haberla tenido habría llegado a tiempo).

Aquí pueden ver el video completo del acto (trasnmitido en directo por Facebook Live)