Don vergajo

Don Vergajo era de lo más oportuno que te podías echar a la cara.

Cuando asistía a los funerales leía a los familiares dolientes el texto bíblico: “La paga del pecado es muerte”.

Cuando era invitado a celebraciones les leía: “Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete”.

Cuando se le acercaba un pobre pidiendo limosna le leía: “Joven fui, y he envejecido,

Y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan”.

Cuando visitaba a un anciano enfermo le leía: “Maldice a Dios, y muérete”.

Cuando dos enamorados se comprometían les leía: “Quisiera más bien que todos los hombres fuesen solteros como yo”.

Cuando hablaba con una mujer hermosa le leía: “Como zarcillo de oro en el hocico de un cerdo es la mujer hermosa y apartada de razón”.

Nada más toparse con una feminista le soltó: “Lo que aún busca mi alma, y no lo encuentra: un hombre entre mil he hallado, pero mujer entre todas éstas nunca hallé”.

Cuando hablaba a los que vivían en paz les leía: “Oh Dios de los ejércitos, vuelve ahora”

Cuando hablaba al ofendido le leía: “¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen?”

A los que gozaban de la vida les leía: “A la risa dije: enloqueces; y al placer: ¿De qué sirve esto?”

Cuando hablaba al hijo rebelde le leía: “Entonces todos los hombres de su ciudad apedrearán al hijo rebelde, y morirá”

Cuando asistía a la Cena del Señor les leía: “Porque el que come del pan y bebe de la copa indignamente, juicio come y bebe para sí. Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen”.

¿Quién puede decir a don Vergajo que no es bíblico? Se ajusta a los textos sagrados como nadie y fuera de ellos no se contamina con otras lecturas profanas.

¡Dios guarde por siempre a don Vergajo!