Este rápido repaso por la obra de Bainton muestra que hay que volver una y otra vez a ella por ser de un estudioso apasionado por los alcances y de la Reforma Protestante en muchas de sus manifestaciones.
Para Rosi y Mariano, agradecido siempre
Al fallecer, el 13 de febrero de 1984, a los casi 90 años, el pastor y profesor Roland Herbert Bainton dejó tras de sí una amplia estela de aportaciones a la investigación histórica sobre la Reforma Protestante del siglo XVI y sus protagonistas.
Nacido en Ilkeston, Derbyshire, Inglaterra, el 30 de marzo de 1894, llegó a Estados Unidos en 1902, y allí estudió en el Whitman College y en la Universidad de Yale, donde se doctoró y en donde tuvo una carrera docente de 42 años en la escuela de Divinidades.
Fue ministro congregacional desde 1927. El obituario de The New York Times destacó que “era una autoridad y un prolífico escritor sobre la Reforma y la vida de Martín Lutero”.1 La nota añadió que Bainton escribió 32 libros, 13 de los cuales aparecieron después de su jubilación en 1962.
Además de todo esto, era famoso por trasladarse en el campus de Yale en bicicleta y por leer cada año, en Navidad, el sermón de temporada de Lutero, por el que frecuentemente era ovacionado.
Su obra más conocida es, sin duda, Here I stand: a life of Martin Luther (Aquí estoy: una vida de Martín Lutero), publicada por Abingdon-Cokesbury en 1950, con el que ganó un importante premio económico por parte del editor.
De esa se obra se habían vendido, hasta su muerte, un millón 200 mil ejemplares, sin contar las traducciones a otros idiomas, entre ellos el castellano (Buenos Aires, Sudamericana, 1955; México, Casa Unida de Publicaciones desde 1989). En ese idioma también se pueden leer La iglesia de nuestros padres (La Aurora, 1950), El alma hispana y el alma sajona (La Aurora, 1961), Actitudes cristianas ante la guerra y la paz: examen histórico y nueva valoración crítica (Tecnos, 1963, basado en las Conferencias Carnahan, Buenos Aires, ISEDET), así como Servet, el hereje perseguido (Taurus, 1973).
Otros títulos suyos son: Bernardino Ochino, esule e riformatore senese del Cinquecento, 1487-1563 (Bernardino Ochino, un exiliado y reformador de Siena del siglo XVI, con Elio Gianturco, 1940), The age of the Reformation (La época de la Reforma, 1946), The travail of religious liberty: nine bibliographical stories (El parto de la libertad religiosa: nueve historias bibliográficas, 1951), The Reformation of the Sixthteen Century (La Reforma del siglo XVI, 1952), What Christianity says about sex, love, and marriage (Lo que el cristianismo dice sobre el sexo, el amor y el matrimonio, 1957), The medieval Church (La iglesia medieval, 1962), Erasmus of Christendom (Erasmo de la Cristiandad, 1969), la trilogía Women of Reformation (Mujeres de la Reforma, 1971, 1973, 1977), una serie de estudios sobre diversos países, y Behold the Christ: A portrayal of Christ in words and pictures (Mirad al Cristo: la representación de Cristo en palabras e imágenes, 1974). Asimismo, reunió sermones de Lutero dedicados a la Pascua y la Navidad (1946 y 1948, respectivamente). En 1962 se publicó una recopilación de ensayos en su honor y en 1965 apareció Studies on the Reformation, y en 2000, Cynthia Wales Lund dio a conocer una amplia bibliografía de Bainton.
La biografía de Lutero fue reconocida, durante mucho tiempo, como una de las principales obras dedicadas al reformador, a tal punto que, al menos en español, prácticamente no había referencias confiables, sobre todo si se recuerdan los ataques católicos en diversos panfletos con escaso valor histórico.
En El parto de la libertad religiosa da puntual seguimiento al tema de la intolerancia religiosa pues estudia los casos, lado a lado, de Torquemada, Calvino y Servet, en primera instancia, además de la notable controversia sobre el tema en el siglo XVI, a propósito de Sebastián Castelio en Ginebra, David Joris en los Países Bajos, y Bernardino Ochino en Italia. También trabaja, ya para el siglo XVII, las figuras de John Milton, Roger Williams y John Locke.
La Reforma del siglo XVI es un recorrido, en 13 capítulos, de varios aspectos cruciales de la transformación religiosa de ese siglo: desde la fe y la reforma de Lutero, hasta acercamientos al calvinismo, al anabaptismo y al anglicanismo, para concluir con la lucha por la libertad religiosa y las esferas política, económica y doméstica en su relación con la Reforma.
Todo ello es analizado desde un enfoque contextual y acompañado de prolijas ilustraciones que acompañan el texto. Una de sus afirmaciones en la introducción es digna de citarse:
Los reformadores del siglo XVI no estuvieron del todo conscientes de lo que vendría después de ellos. Se vieron a sí mismos, en efecto, como rebeldes pero no como innovadores, y de hecho igualaron el cargo de innovación contra la iglesia, el cual se les había hecho. Lutero dijo en una ocasión que la iglesia contra la cual había levantado su crítica tenía solamente 400 años de antigüedad. La teocracia papal fue el único objeto de sus ataques y su esfuerzo consistió en restaurar la iglesia de los inicios de la Edad Media. En ocasiones, sin embargo, situaría la caída de la iglesia hasta el siglo octavo, el cual concebía como el periodo de surgimiento del poder temporal de los papas. Y que, en ese caso, la iglesia debía ser restaurada hasta la época de San Agustín o incluso hasta la de Pablo y los Evangelios. La nota esencial era la recuperación de la cristiandad corrompida (pp. 4-5).
Su libro sobre Servet fue la primera biografía moderna de escrita en lengua inglesa. “Destaca por su rigor académico, su claridad expositiva (lo que permite que sea una obra de fácil lectura y comprensión para el lector medio), la excelente contextualización de la vida y la obra del personaje gracias a los vastos conocimientos de Bainton sobre la Reforma y, en definitiva, por su objetividad histórica”.2
La nueva edición de la versión inglesa incorpora varias novedades: una introducción del profesor Angel Alcalá (traductor al castellano), “escrita con gran maestría y con un estilo muy personal al que sólo tienen acceso aquellos estudiosos que han llegado a un alto grado de conocimiento y familiarización con la obra de Miguel Servet y el contexto histórico en el que se desarrolla”, una bibliografía actualizada y comentada, a la que contribuyó el Instituto de Estudios Sijenenses “Miguel Servet” con sus comentarios, una breve biografía de R. H. Bainton escrita por Peter Hughes, y la traducción al inglés de un texto de 1554 sobre la muerte de Servet (“Historia Mortis Serveti”).
La trilogía sobre las mujeres de la Reforma es una obra pionera sobre el papel de las mujeres en los movimientos del siglo XVI, un panorama sólido de su actuación en Alemania, Italia (primer tomo), Francia e Inglaterra (segundo tomo) y desde España hasta Escandinavia (tercer volumen).
En el primero, señala sus tres objetivos: primero, estudiar a quienes fueron perseguidos por igual por católicos y protestantes; segundo, observar la manera en que se diseminó la Reforma, puesto que las mujeres, al ser la mitad de la población, podían haber boicoteado el movimiento; y tercero, evaluar el impacto de la Reforma en el orden social, esto es, en los ámbitos de la familia, la posición de la mujer en la sociedad y la función de las mujeres en la iglesia.
Luego de exponer las vidas y avatares de ocho casos en Alemania, seis en Italia, siete en Francia, y más de 12 en Inglaterra, en el último tomo (donde hizo un brillante recuento de las vidas de cinco mujeres españolas, una portuguesa, dos escocesa, otro grupo de inglesas, dos danesas, una noruega, siete polacas, una sueca y tres de Hungría y Transilvania) presenta un magnífico resumen de los alcances de su trabajo, mediante unas breves reflexiones.
Primeramente, se remite al trabajo que dio origen a los libros, una conferencia en Harvard sobre el papel de la esposa de los pastores en Nueva Inglaterra, en 1955, después, a su propósito de corregir distorsiones históricas sobre el lugar de las mujeres en el siglo XVI, pues aunque muchas de ellas vivían poco, la sumisión que soportaban la asumían de buen grado.
Esto los menciona porque observa que, en las épocas más recientes, se ha dejado de comprender su situación real. A continuación se pregunta si un hombre era el más indicado para lleva a cabo esa tarea de reconstrucción. Poniendo por caso la vida de Katherine Zell, se pregunta sobre los resentimientos y sensaciones de las mujeres de la época en relación con Dios, pues ella perdió los dos hijos que tuvo y no pude ser madre nuevamente.
Semejante énfasis histórico, cultural y biográfico le permitió a Bainton reflexionar, como lo hizo en muchas de sus producciones, acerca del contexto existencial de sus biografiadas. Señala también el papel de las mujeres nobles en la toma de decisiones en algunas iglesias y pone los ejemplos de Catalina de Médici, Elizabeth I, Bona Sforza, Katherine de Suecia e Isabel de Transilvania, para tratar de entender los contradictorios ambientes en los que ellas debieron desenvolverse.
Asimismo, recuerda que “el ministerio de la predicación fue permitido sólo en sectas radicales, que tenían fuerte presencia femenina”,3 y agrega que este fenómeno fue más intenso en movimientos como el de los “Alumbrados” (en España), los anti-trinitarios y, ya en el siglo XVII, en los cuáqueros.
La explicación sociológica consiste en observar que en los movimientos sectarios las mujeres tenían mayor espectro de acción, además del fuerte factor religioso en sí mismo, dado que esos grupos pusieron más atención a la piedad que al dogma “y esta realidad congeniaba mejor con las mujeres, dentro o fuera de las estructuras eclesiales establecidas” (p. 11).
Las mujeres, añadió Bainton, “escribieron literatura devocional más que teología sistemática. Recordamos las Rimas religiosas de Vittoria Colonna, las Canciones espirituales de Margarita de Navarra, las meditaciones de Katherine Zell, las Lamentaciones de un alma pecadora de Catherine Parr, así como las Oraciones de las mujeres polacas”.
Su interrogante es provocadora: “¿Las mujeres se refrenaron para la teología porque supusieron que no era su ámbito o porque no estuvieron interesadas realmente?”. Inmediatamente después subraya que la trilogía sobre estas mujeres no fue escrita por razón de dedicarse a ellas exclusivamente, “sino para descubrir cómo, más allá de su sexo, la gente experimentaba cada aspecto de la vida”. Y afirma:
El centro de la piedad se encuentra no solamente a través de los credos y confesiones sino también en los contextos de vida, muerte, unidad, división, amor, odio, comprensión e incomprensión. Uno no debe rechazar la Institución de la religión cristiana [de Calvino] o los Loci Communes [de Melanchthon], pero el corazón de la piedad se encuentra mejor en las cartas llenas de pasión, escritas con lágrimas o pletóricas de éxtasis. La angustia y la alegría son con frecuencia muy intensas en las palabras que intercambiaron los esposos y esposas, los hijos y los parientes.
Su enfoque biográfico apuntó hacia algo más abarcador e importante aún, lo que se aprecia al preguntarse: “¿Desempeñó la religión un papel en la ruptura del sistema de matrimonios arreglados por las familias en el mundo occidental?”. Su respuesta es propositiva y bien fundada histórica y teológicamente: “Aunque sin duda hubo muchos factores, uno fue la romantización del matrimonio, dado que el amor cortesano fue al principio extra-matrimonial, aunque no promiscuo, antes de la Reforma se comenzó a relacionar con el matrimonio. El amor romántico es, obviamente, un asunto individual.
La Reforma rompió la autoridad de la iglesia y en ocasiones con la de los padres. La unidad de la fe fue considerada necesaria para un matrimonio exitoso y dado que la fe se individualizó, el matrimonio se personalizó también” (énfasis agregado). Bainton se pregunta también si el estudio de sus tres tomos habrá demostrado tal situación.
La interrelación entre los diversos actores de la Reforma fue para este autor una gran lección al estudiar a las mujeres. De ese modo advirtió los contactos entre impresores ingleses y la ciudad de Basilea, el exilio de creyentes católicos en países de su misma fe, de polacos perseguidos en todas las universidades europeas, de creyentes protestantes de varias nacionalidades en Londres, y hasta un suceso verdaderamente inesperado: la página principal de un devocional español en México en con un grabado que se adaptó del Libro Inglés de Oración Común, por citar algunas.
Sus palabras finales son inquietantes: “Quizá el descubrimiento más revelador sea que ninguna de estas semblanzas es una historia de éxito. Los profetas [y profetisas, hay que agregar] siempre mueren decepcionados porque los logros nunca se equiparan con los ideales. Estas mujeres caminaron como viendo al Invisible sostenidas por la fe en que, de alguna manera, sus trabajos y penas tuvieron un lugar en el designio mayor”.
De modo que este rápido repaso por la obra de Bainton muestra que hay que volver una y otra vez a ella por ser de un estudioso apasionado por los alcances y de la Reforma Protestante en muchas de sus manifestaciones.
1 Walter Waggoner, “Dr. Roland H. Bainton diez: retired Yale Divinity teacher”, en The New York Times, 14 de febrero de 1984, p. D26, www.nytimes.com/1984/02/14/obituaries/dr-roland-h-bainton-dies-retired-yale-divinity-teacher.html.
2 “Reedición de la obra de Roland Bainton: Servet, el hereje perseguido”, en Instituto de Estudios Sijenenses Miguel Servet, www.miguelservet.org/noticias/previsualizacion.php?ID=165.
3 R.H. Bainton, Women of the Reformation. From Spain to Scandinavia. Minneapolis, Fortress, 2007, p. 10.
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