La red moral

Se acabó la policía, los jueces, las cárceles, los correccionales, la educación moral, las leyes… todo ello se ha vuelto innecesario. ¿Por qué? ¿Es que acaso la sociedad ya ha madurado tal como predecían algunos filósofos de antaño? De ninguna manera. Ha sido posible gracias a la tecnología.

Por el aire ya no solo circulan ondas magnéticas, radio, televisión, telefonía… se ha conseguido incorporar en él una potestad reguladora de lo moral. Se ha descubierto recientemente que el cerebro emite desde el área emocional unas ondas pulsionales. Todos los impulsos emotivos de la humanidad se detectan ahora con satélites repartidos por toda la órbita terrestre. Ya se puede captar la positividad y negatividad de los individuos antes de que ejecuten cualquier acción o de expresarlo por los medios habituales. La propia conciencia les delata.

Se acabó el delito y la impunidad. Todos estamos ahora entrelazados en esa suprared. Es cierto, el crimen todavía es inevitable, no hay contención física que lo impida pero tampoco será necesario. A cambio, la sociedad se ha “educado” para que, ante cualquier intención inmoral, el individuo vaya recibiendo descargas punitivas desde bien niño enviadas por los satélites captadores, que van corrigiendo su conducta. Ya no se juzga lo ejecutado sino la intención previa con que se actuaría.

Para casos de rebeldía manifiesta el sujeto infractor es sometido a opresiones cerebrales que le anulan por completo. Al efecto de tal acción punitiva se le llama “zarandeo”. El individuo afectado es sometido a vivencias gloriosas que lo elevan hasta el cielo, y acto seguido es humillado hasta sentirse solo carne putrefacta. El sujeto acaba tan vapuleado moralmente que se le van todas las ganas de transgredir y, si lo intenta de nuevo, el “zarandeo” se vuelve a repetir de modo sincrónico. El delito es imposible, porque mantenerse en rebeldía acaba en el propio suicidio, cosa que los satélites no van a impedir.

Son habituales las escenas en que las personas caen desmayadas por la calle sin explicación aparente. Solo ellos son conscientes de los impulsos negativos con que pretendían la comisión de actos reprobados.

Pero no todos los humanos están sometidos a este escrutinio moral. Ha surgido una estirpe privilegiada que es inmune a la detección de los satélites, se les considera superiores y ahora mismo gobiernan el mundo. El científico que mesuró por primera vez las ondas emocionales de los humanos declaró “os están gobernando unos desalmados que no emiten pulsiones porque no tienen conciencia, son unos psicópa...”. Diciendo esto recibió una descarga y cayó fulminado. ¿Qué habría querido decir?