Cigüeñela común

“Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra” (Gn. 1:22). La cigüeñuela común, como ésta que capté en la laguna de Fuente de Piedra (Málaga), presenta un delicado pico y unas patas alargadas que contribuyen a darle un aspecto estilizado.

Es como una cigüeña en miniatura. Sus movimientos pausados y elegantes, así como el brillo del plumaje blanco y negro, le proporcionan una misteriosa gracia. Es huésped habitual de marismas, lagunas saladas y de agua dulce o charcas poco profundas. Anida en localidades favorables por casi toda España. Se alimenta de gusanos, moluscos, insectos y larvas. Una vez realizada la cría, suelen reunirse en grupos que inmediatamente comienzan su viaje hacia África para invernar, aunque algunos ejemplares pueden permanecer en la Península Ibérica durante toda la estación fría.

Es difícil describir la emoción que experimento cada vez que consigo enfocar, en el visor de mi cámara, una criatura aparentemente tan frágil como ésta. Inconscientemente, dejo de respirar un segundo antes de cada disparo. Pero no tengo bastante, sigo su evolución intentando captar las mejores poses, como si fuera ésta la última oportunidad que tuviera de observar semejante belleza natural. Y en lo más íntimo de mi ser, allí donde el cuerpo se diluye con el alma, le doy gracias a Dios por haberme permitido vislumbrar un ápice de su infinita grandeza.