Misterios difíciles de entender a través de la razón humana. Los entendemos mejor con el corazón, con el sentimiento, con la vivencia profunda de la espiritualidad cristiana que, en el fondo, es una espiritualidad tremendamente humana. El misterio del sufrimiento humano es también el misterio del sufrimiento de un Dios todopoderoso que se involucra en el dolor humano sufriendo con las penas de sus criaturas… Recuerdos de la pasión de Cristo en la cruz. Recuerdos del misterio de la pasión de Cristo que no es menos misterioso que el misterio de la pasión del mundo. Caminan en paralelo.
Ese misterio de pasiones puede provocar en nosotros diferentes respuestas: una es el silencio ante lo insondable del sufrimiento de Dios y de sus criaturas. La otra es que, a pesar de lo misterioso que envuelve el tema del sufrimiento humano, profundicemos en él hasta llegar a sus raíces. Difícil tema el de llegar a las raíces del sufrimiento, de la pasión de Dios y de los hombres. Sin embargo, humanamente hablando y en el entorno de nuestra historia, en el ámbito de nuestro aquí y nuestro ahora, sí que podemos sacar algunos retazos entendibles del por qué de algunos sufrimientos humanos que mantienen aún a Dios en la cruz sufriendo son sus criaturas.
¿Qué podemos entender de esta pasión humana que mantiene viva la pasión de Cristo en la cruz? ¿Hay algo que nos ayude a contemplar la pasión del mundo, del hombre empobrecido y sufriente, desde Dios? ¿Hay algo que nos ayude a contemplar la pasión de Dios en la cruz desde el sufrimiento del hombre, desde la pasión del mundo en nuestro presente histórico, en nuestro aquí y nuestro ahora en el que vivimos y que de alguna manera podemos interpretar?
Quizás a los cristianos, a los religiosos, a los teólogos y filósofos les cueste trabajo dar una respuesta rápida porque no se han dejado impactar por la pasión del mundo. Quieren vivir de cara a la pasión de Cristo en la cruz, sea a través de procesiones, rituales o cultos en memoria del crucificado, pero no impactan lo suficiente porque se hacen de espaldas al sufrimiento de los hombres, a la pasión del mundo. Debemos bajar de nuestro tren preñado de espiritualidades insolidarias y ponernos frente a frente de los pobres y sufrientes del mundo, no darles nunca más la espalda a sus gritos de pena, sus gritos por misericordia… y quizás comencemos a entender la pasión de Cristo en la cruz, a trazar líneas de liberación y compromiso.
Pasión de Cristo asumiendo voluntariamente sobre la cruz el pecado de todos los hombres. Pasión del mundo en donde muchos hombres cargan involuntariamente con las consecuencias del pecado, consciente y voluntario, de los avaros y egoístas, de los acumuladores e injustos de este mundo caído en espera de liberación. El fruto del pecado de algunos recae sobre otros dando lugar a toda una pasión humana. Pasión del mundo en donde aún se da la pasión de Cristo. Pasión del mundo en cuyo seno se mueven los oprimidos del mundo, los empobrecidos, los injustamente tratados, los robados y privados de la dignidad que debe tener cada criatura de Dios.
Podríamos dar muchos datos concretos de esta pasión del hombre que, sin duda, repercute en el mantenimiento de la pasión de Dios, un Dios preocupado de sus criaturas, preocupado por la justicia, la solidaridad y la projimidad que él mismo nos enseñó. Pero yo creo que en el mundo hoy en donde tenemos acceso a los medios de comunicación, estos datos de la pasión del mundo son sumamente conocidos. Los hambrientos del mundo, la pobreza severa y extrema que se ciñe en tantos millones de hombres, nuestros prójimos en espera de justicia misericordiosa, los niños que mueren cada día en el mundo por el hambre, por enfermedades vencibles, por falta de agua potable, los analfabetos… los oprimidos y maltratados del mundo que son legión, incontables ante la mirada inmisericorde de tantas personas, muchos de ellos dicen ser seguidores del Maestro… La pasión de muchos de los migrantes del mundo sobre la cruz de la ilegalidad, el racismo, cierta esclavitud tolerada y el peso de la prepotencia de las sociedades de acogida.
Escándalo y vergüenza humana. Son los conceptos usados en esta serie. Conceptos que quizás se queden cortos y no lleguen a interpelar la sensibilidad de los lectores. Pasión del mundo… pasión de Dios. Contradicción e incoherencia de los seguidores de un Dios que dice sufrir con la pasión y dolor de sus criaturas, que se nos presenta como experimentado en quebranto o, lo que es igual, como experto en sufrimiento. Parece que muchos de sus seguidores no han entendido bien cuál es el camino y las características de ese seguimiento.
Días de pasión. Celebración de la pasión de Jesús en torno a su crucifixión y muerte. Pasión del mundo que se pone en paralelo a la pasión de Cristo. Pasión de los pueblos empobrecidos, despojados no sólo de los recursos económicos necesarios para sobrevivir y tener una vida digna, sino despojados de sus posibilidades e identidades culturales y educativas, excluidos de toda posibilidad de trabajo digno, discriminados por raza o etnia, hambrientos, humillados, injustamente tratados, privados de libertad, torturados, dando a luz niños que, en incontables casos, no se desarrollan y mueren prematuramente… Pasión del hombre, pasión de Dios.
Pasión de un Dios que clama por justicia y ayuda y, a los que la practican, los acoge diciendo: “Por mí lo hicisteis”… es como si pudiéramos eliminar algo de la pasión de Dios cuando eliminamos algo de la pasión del mundo, cuando liberamos, cuando podemos suavizar el grito de los marginados de la historia, cuando denunciamos las causas de la pobreza, de la opresión y de la injusticia del mundo. ¡Señor, ayúdanos a comprender tu pasión desde la mirada a la pasión del mundo, desde la mirada al sufrimiento de los hombres! ¡Ayúdanos también a comprender la pasión del mundo desde tu pasión como Dios inocente, experto en sufrimiento, que aún sufre con el dolor de los hombres!... en espera de liberación. Úsanos como agentes de esa liberación necesaria, como evangelizadores del mundo, como anunciadores de los valores del Reino que irrumpe en nuestro mundo con tu presencia.
Si quieres comentar o