El neoliberalismo económico busca siempre el beneficio empresarial que nunca es público ni colectivo, sino siempre individual. El empobrecimiento, la vida o la muerte de los pobres del mundo, no es el problema de este sistema económico capitalista. El valor central no es el ser humano, devolver dignidad a los proscritos o empobrecidos del sistema. El valor central de todo el sistema económico capitalista, de todo el neoliberalismo económico es el dinero. Su Dios es Mammón, su meta el beneficio, su finalidad la acumulación desmedida de dinero y bienes, su máximo placer el poder económico que predomina sobre el mismo poder político.
La vida de un hombre, de un pueblo, de un país o del 80% de la humanidad en pobreza no les compete. Son marginados, como sobrante humano, al ámbito del no-ser de la marginación y exclusión social. Quedan tirados al lado de los caminos por donde circula el dinero en busca de beneficios personales e individuales que amplían, neciamente, los graneros de los ricos del mundo.
El neoliberalismo camina, ajeno a los apaleados y robados del mundo, creando valores que superan el campo de la economía, valores que son cotracultura con los valores del Reino que no solamente son solidarios, sino que pone a los últimos como primeros, paga los primeros a los que, por su debilidad o marginación, no han podido ser contratados... han quedado tirados en la cuneta de las autopistas por donde el dinero corre locamente buscando multiplicarse de forma insolidaria.
Hay muchos débiles del mundo a los que se les contrata los últimos -allí estaban en las plazas esperando ser contratados, no por vagos, sino porque nadie les había querido contratar-, trabajan solamente la parte final del día porque alguien tiene de ellos misericordia, pero se les paga los primeros e igual que a los fuertes que han sido contratados a primeras horas de la mañana... Esto es locura para el nuevo orden económico, para el sistema económico capitalista, para el neoliberalismo económico... Pero los valores del Reino están ahí. ¿Eres cristiano, seguidor del Maestro? ¡Aplícalos, difúndelos... busca justicia!
En el mundo capitalista no se dan los valores solidarios y dignificadores que trajo Jesús. Sus valores, además de lo ya dicho, se enmarcan dentro de un individualismo materialista. Los que manejan los medios de producción, tienen una capacidad tremenda de producir bienes y riqueza, pero, al mismo tiempo, producen mucha pobreza. Una característica de este sistema capitalista es la desigual e injusta redistribución de los bienes del planeta tierra, una acumulación desmedida de bienes que se concentran en el NORTE rico que es el 20% de la humanidad. Se crea, así, una gran desigualdad social, una injusta e intolerable desigualdad, una injusta exclusión de los bienes de la humanidad a más de media humanidad.
¿Compete esto a los cristianos? ¿No tendría que ser el cristianismo un contravalor ante esta maraña de injusticias y necedades acumulativas por el egoísmo y la avaricia humana? ¿Tiene algo que decir el cristianismo sobre la exclusión de los bienes del mundo de tantos pueblos y personas humanas? ¿Compete a los cristianos todo aquello que degrada y deshumaniza a tantas personas? ¿Compete a la evangelización la promoción social y humana de las personas?
Es verdad que un sistema capitalista como el actual puede tener también algunos aspectos positivos en el ámbito de la investigación científica y técnica, una enorme capacidad para producir una valiosa variedad de productos y bienes, pero que, al ser una investigación y uso de tecnologías concentradas en los pocos países ricos, condenan a muchísimos países a una dependencia, a un colonialismo injusto. Las necesidades sociales de los pueblos están subordinadas al poder del dinero... hasta los Derechos Humanos están subordinados y sometidos al beneficio empresarial... No hay humanidad en la tierra.
Nos hemos robotizado, automatizado y orientado la mente corriendo detrás del poder económico, detrás del dios Mammón. Se han perdido los valores y no sólo los del Reino que trajo Jesús, sino aquellos valores que podríamos llamar simplemente humanos... Es lo que tenemos en el mundo. Ya ni siquiera tiene rivales el sistema capitalista actual en el socialismo o el comunismo. No hay contestación a estos valores. De haberlos, son solamente los valores cristianos, los valores del Reino que jamás se podrán adaptar a los valores del Neoliberalismo capitalista, del actual sistema económico capitalista... y lo más peligroso es que hoy hay cierta familiaridad entre los valores de este capitalismo salvaje con las formas de vivir el cristianismo.
Los antivalores entran en las iglesias. El neoliberalismo económico nos es familiar dentro del ámbito de nuestras congregaciones. La forma de vivir el cristianismo hoy legitima el sistema. No navegamos contra corriente... nos conformamos a este siglo, a este mundo, a este estado de cosas... olvidamos los valores del Reino.
Se necesitan cristianos disconformes con el sistema que crea estructuras marginantes y empobrecedoras. El cristianismo debe ser una voz discordante que cambie los vicios del sistema... quizás no haya sistema perfecto, quizás estemos en el mejor de los sistemas posibles, porque no hay otro, pero el cristiano debe trabajar desde dentro clamando por justicia, por misericordia, por projimidad y por amor. ¡Señor ayúdanos a movernos dentro de este sistema para alejarlo de la posibilidad de seguir creando pobreza, alimentando ese escándalo y vergüenza humana!
Que nuestro lema no sea el de “fuera del mercado no hay salvación”, porque el mercado es injusto. La salvación de la marginación y la liberación de la injusticia, también provienen de la salvación o liberación que quiere traer al mundo el Reino de Dios y sus valores que ya están entre nosotros. Difunde, lucha y trabaja por esos valores. ¿Eres, realmente, un seguidor del Maestro?
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