Decrece la contribución económica de Estados Unidos a las iglesias en España

Ocupados como estaban en la consolidación de sus propias estructuras nacionales, las iglesias evangélicas surgidas de la Reforma no iniciaron obra misionera hasta bien entrado el siglo XVII, coincidiendo con la expansión colonial de Inglaterra y los Países Bajos. El XIX fue el siglo de los grandes esfuerzos misioneros del protestantismo europeo. En Estados Unidos, surgen algunas organizaciones misioneras hacia finales del siglo XVIII y se consolidan durante el XIX y primera parte del XX.

Al inicio de los años 50, coincidiendo con el final de la Segunda Guerra Mundial, iglesias y otras instituciones evangélicas de Estados Unidos auspician un movimiento misionero mundial de carácter ejemplar con personal titulado, evangelistas, ingenieros y pedagogos, todos dedicados por entero a la evangelización y educación social de los convertidos en muchos países del mundo. Al propio tiempo, de las instituciones misioneras de Norteamérica salían mensualmente grandes sumas de dinero dedicadas a salvar las almas de los perdidos.

Aún cuando España quedó fuera del plan Marshall para ayudar a reconstruir naciones afectadas por la guerra, organizaciones misioneras de Estados Unidos se volcaron en ayudar con dinero a iglesias evangélicas de nuestro país.

Esta situación ha dado un cambio radical en Europa, incluida España. Los últimos datos que he logrado reunir dicen que Estados Unidos ha reducido la ayuda económica a las iglesias evangélicas de Europa, lo que también afecta a España, en un 50%. Iglesias, organizaciones juveniles, instituciones, centros docentes, organizaciones relacionadas con la literatura y la radio fueron perjudicadas por la pérdida de este dinero. Según algunos especialistas en el tema, las causas de esta reducción son varias y complejas. Estados Unidos está atravesando una delicada situación económica, especialmente en los estados del sur, afectadas por la crisis del petróleo. Quiebran bancos, cierran empresas, miles de obreros se quedan sin trabajo. Por otro lado, la vida en el país es cada vez más cara. No llega el dinero necesario para vivir. La nueva generación de evangélicos es menos generosa que las anteriores. Los matrimonios jóvenes son más exigentes en cuanto a calidad de vida. Dan menos dinero a las iglesias a las que pertenecen. Gastan más en ellos mismos. Además, el escaso crecimiento numérico bloquea el aumento de las ofrendas. Las iglesias locales se embarcan en nuevos proyectos. El dinero que recaudan no les llega para cubrir sus propios presupuestos. Existe poco interés por la obra misionera, excepto en grupos muy selectos. Han sufrido algunos desengaños en las ayudas a iglesias de otros países. Muchas iglesias entienden que Europa, con la España a la que pertenece, no son ya países de misión, que se trata de países ricos que pueden desenvolverse económicamente por sí mismos. Detrás de Europa hay 140 países pobres que han de ser prioritarios a la hora de enviar dinero procedente de iglesias y organizaciones de Estados Unidos.

Por otro lado, existe en ese país una filosofía, muy extendida, que está proyectando la idea de colocar el dólar donde más produzca. Sostener económicamente a un pastor nacional en Nigeria, es un ejemplo, cuesta 75 dólares al mes, 150 en Honduras, 100 en Cuba, 125 en Haití, 200 en Rumanía y Bulgaria. Pagar un pastor español requiere un mínimo de 1.500 dólares mensuales. Con esta cantidad se pueden mantener 20 pastores en India o 5 en Polonia.

Estos datos son conocidos y estudiados en iglesias y organizaciones de Estados Unidos. Los llamados directores de misiones los tienen en cuanta y los manejan cuando informan a las Iglesias.

En esta hora son muchas las iglesias evangélicas en España que recaudan de sus miembros lo suficiente para cubrir sus presupuestos y prescinden de cualquier ayuda extranjera. Ese es el camino del futuro. El ideal. Donde no sea posible, crear fondos de financiación para ayudar a las iglesias más necesitadas. O fomentar empresas que originen dinero. O que el pastor, además de atender el púlpito, busque un trabajo a medio tiempo que le permita cubrir las necesidades de la familia y atender a la predicación en la Iglesia que no pueda pagarle el total del obligado salario mensual.

Es posible que la carencia de ayuda económica de Estados Unidos a las iglesias en España sea un latigazo de Dios a nuestra conciencia para que desarrollemos un mayor sentido de responsabilidad respecto a la financiación del trabajo evangelístico en España. Los misioneros norteamericanos que viven aquí no tienen problemas económicos. Mejor para ellos. Pero este es otro tema del que escribí hace algún tiempo.

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