En 1971 un rico empresario británico de las Asambleas de Hermanos, Kenneth Frampton, descubrió a los Niños de Dios en un programa de televisión. Cuando dos de sus hijos se unieron a ellos, el padre los invitó a venir a Inglaterra, donde les dejó una fábrica que tenía vacía en Londres y otras propiedades inmobiliarias. Cuando Frampton descubre que son una secta, tienen que dejar sus instalaciones e invita a tomar su lugar a un grupo verdaderamente evangélico de Milwaukee, pastoreado por Jim Palosaari, la Familia de Jesús. Financiados por Frampton, hacen una ópera-rock sobre la Revolución por Jesús, Lonesome Stone (La piedra solitaria), que estrenan en un teatro de Londres en 1973.

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La idea de una ópera-rock nace de un tipo de disco que era como un álbum conceptual, una grabación que sigue una narrativa lineal completa a través de una progresión de canciones que han de escucharse por orden –no selectivamente, como se suele hacer ahora por Internet–. A partir del éxito que tiene en 1969 el disco doble del grupo británico de rock The Who, Tommy, el compositor inglés Andrew Lloyd Webber hace un álbum en 1970 con las letras de Tim Rice y la voz del grupo Deep Purple, Ian Gillan, que dará lugar al musical teatral de Jesucristo Superstar. Un año después de su estreno en Nueva York con el cantante que se hizo evangélico, Jeff Fenholt, se estrena en Londres, seguida al año siguiente por Godspell.

Ninguna de las dos obras presenta realmente al Jesús de los Evangelios, pero tampoco lo puede representar fielmente ninguna película o serie, porque los evangelios no son un guion de cine o de teatro, algo que muchos cristianos no entienden. No hay una descripción visual en el texto bíblico, ni la narración puede ser fácilmente dramatizada. Es por eso por lo que Palosaari piensa que es mejor contar la Revolución que Jesús produce en personas como aquellos “hippies” de San Francisco que llamaban la Gente de Jesús (Jesus People), o despreciativamente los Locos por Jesús (Jesus Freaks).

[photo_footer]El hijo de Frampton, llamado Samson en los Niños de Dios, alto y dando palmas en un festival de Inglaterra en 1971.[/photo_footer]

Aunque Frampton no tenía nada de “hippie”, y no era ese su estilo de música, por amor al Evangelio financia con cuarenta mil libras el montaje de la obra en el teatro del West End Londres que se usaba para conciertos de rock, el Rainbow Theatre. Ese verano de 1973 acababa de actuar en esa sala el mítico músico de jazz Miles Davis, después de que el grupo de rock progresivo Genesis presentara su álbum sobre Vender Inglaterra por una libra e hiciera un concierto allí, Eric “Mano Lenta” Clapton. Sólo la publicidad en los típicos autobuses de dos pisos de Londres se llevaba el sesenta por ciento del presupuesto, que tan generosamente donó Frampton. Pero, ¿qué motivó a este empresario de los Hermanos para hacer eso?

Héroe olvidado de la fe

Kenneth Peter Frampton –no confundir con el arquitecto del mismo nombre y menos aún con el músico de rock que lleva su segundo nombre, pero el mismo apellido, los dos ingleses, pero sin ninguna relación familiar– nació en 1911 en la misma zona de Londres donde hizo toda su fortuna inmobiliaria, Bromley. En parte era heredada, porque su padre Albert era constructor y promotor de viviendas. Se cría en una estricta Asamblea de Hermanos y estudia en la elitista escuela privada de Alleyn´s, en Dulwich, al sur de la capital. Tenía tal celo por comunicar su fe que los fines de semana se dedica en plena Segunda Guerra Mundial a dar sopa con folletos evangelísticos a las tropas que descansaban a las puertas de la biblioteca de Bromley. 

Bromley estaba en lo que los ingleses llamaban “el callejón de las bombas” (Bomb Alley) de Londres, una parte de la ciudad devastada por los bombardeos nocturnos de los nazis. El tratado que repartía Frampton lo había escrito él mismo con el significativo título de Fuera de la oscuridad (Out of Darkness). Al acabar la guerra, el padre le dejó mucho dinero, que él empleó para comprar terrenos destrozados por las bombas. Gran parte de los beneficios los dedicó a la evangelización. Crea para ello en 1965 la Fundación Deo Gloria con su esposa Pauline, nacida en Calcuta diez años antes que él. Se casaron en 1940 y tuvieron cinco hijos varones, dos de ellos acabarían en los Niños de Dios, Keith y David, conocidos en la Familia del Amor como Sansón y Miqueas –todos reciben otro nombre en la secta, tomado de la Biblia con el añadido del lugar donde entraron o su tarea en el grupo, si a otro le habían dado ya ese nombre–.

Los Frampton eran parte de una Asamblea de Hermanos “cerrada”, o sea de comunión exclusiva, pero se enfrentó a los ancianos por una decisión que tomaron en 1953 y le pusieron en “disciplina”. Se mueve entonces en el ámbito de los Hermanos “libres”, abierto a colaborar con otros evangélicos. Financia organizaciones como Operación Movilización –el barco Logos se adquiere por medio suyo–, Cristianos en el Deporte –la británica, no la americana, que es parte de la Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo, Ágape en España– o el propio festival de Greenbelt –la primera década de su medio siglo, que es cuando yo supe de él, al ser representante en España de esta iniciativa multitudinaria de cristianos en la cultura popular que nació de la Revolución por Jesús en 1974–. Mantiene la fe sencilla y bíblica de los Hermanos, aunque al final de su vida ya no tuviera la doctrina premilenial y las simpatías sionistas con las que se les relacionaba, históricamente.

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David Hoyt y los Niños de Dios

Mucha Gente de Jesús veía a los Niños de Dios como la vanguardia de la Revolución por Jesús, un movimiento que crecía imparable desde Estados Unidos hasta Europa y Latinoamérica. Cuando el seminarista bautista de San Francisco Kent Philpott comienza a evangelizar “hippies” en “el verano del amor” de Haight-Ashbury en 1967, un Hare Krishna llamado David Hoyt se convierte al cristianismo evangélico. Lo lleva al seminario de Golden Gate y cuando quiere entrar en el de Riverside no lo admiten por su pelo largo y ropa blanca de aspecto oriental. Trabaja en un centro de rehabilitación fuera de Lancaster, The Way Inn (La Posada del Camino) hasta volver a San Francisco con Philpott en 1968. Juntos abren la Posada del Alma (Soul Inn).

[photo_footer]David Hoyt, el antiguo Hare Krishna convertido con el seminarista bautista Kent Philpott en San Francisco, conocido como Judá el tiempo que estuvo en los Niños de Dios.[/photo_footer]

Después de recorrer iglesias bautistas del sur en 1969, contando su testimonio, Hoyt, recibe la invitación de la Primera Bautista de Decatur (Georgia) para evangelizar “hippies” en Atlanta. Se va con su furgoneta con el letrero de “Dios es amor” y vive al lado de la zona más afectada por la droga en la avenida de Piedmont. Está en el Festival Pop de la ciudad con un equipo de médicos y enfermeras voluntarias de la iglesia, dando comida, agua y biblias. Establece entonces varias comunas cristianas a partir de su Casa de Judá (House of Judah) con los nombres de El Faro (The Lighthouse) y el Templo de las Aguas Tranquilas (Temple of Still Waters). En el 70 le donan un restaurante, que llaman Pan de Vida (Bread of Live) y abre un club en el sótano con música y mensajes bíblicos, los sábados por la tarde (Chamber Gates Lightclub).

Cuando los Niños de Dios tienen que dejar la misión que había heredado de Teen Challenge (Desafio Juvenil) de David Wilkerson en la playa de Huntington, la Fraternidad de Hombres de Negocios del Evangelio Completo, el Evangelista Fred Jordan les deja el dilapidado rancho de Texas que había abierto como “Clínica del Alma” (Soul Clinic). David Hoyt decide visitarlo de incógnito, mientras un grupo de la secta pasa por su comunidad en Atlanta. A pesar de las advertencias de Philpott y un cura carismático que ayudaba a Hoyt, Ed Sweeney, él decide entrar en los Niños de Dios en 1971. 

Cuando se forma la primera asociación antisecta contra ellos, “Liberar a los Niños de Dios” (FREECOG) y los medios empiezan a darle publicidad, Berg manda a parte de su ya numerosa Familia del Amor como “colonista” a Inglaterra, donde irá él después con su nueva compañera, María –Karen Zerby, hija de un pastor evangélico, que es quien dirige hoy la Familia Internacional–. Hoyt se encuentra así con su familia en la fábrica de Frampton, encargado de la imprenta que publica las Cartas de Mo (Moisés David), el medio de comunicación y enseñanza que tenía Berg en la secta, ya que casi nadie le veía. Pronto le empieza a extrañar su contenido a Hoyt. 

Palosaari y la familia del amor

En aquella época Berg no había escrito todavía las infames cartas sobre cómo utilizar el sexo para conseguir fondos –ya que el “Flirty Fishing no buscaba conseguir prosélitos, sino dinero para una secta siempre en precaria situación económica, al no tener trabajos normales, sus miembros–, ni la iniciación sexual de los niños –Davidito (Ricky Rodríguez) no nace hasta 1975 de una relación de María con un camarero de Tenerife, cuya infancia inspira las cartas de Berg que alientan el incesto y abuso infantil–.

Lo que a Hoyt le escandaliza entonces es cómo Moisés David se presenta como el profeta de los últimos tiempos con revelaciones al mismo nivel que la Biblia. Habla de ello con la dirección de la “colonia” y escribe finalmente a Berg. Sometido a un tribunal de ocho miembros, se le lee una carta de Moisés David que declara a Hoyt “endemoniado”. Encerrado en una habitación con un guardia en la puerta, logra escapar una fría madrugada a las cuatro de la mañana, dejando a su familia atrás. Le intentan secuestrar dos Niños de Dios cuando está en un restaurante de alguien recién convertido, pero logra huir de ellos. 

Cuando Frampton escucha la historia de Hoyt, ya había recibido señales de alarma en contra del grupo. Al leer las Cartas de Mo, que le lleva Hoyt, deja de financiarlos y los expulsa de sus instalaciones. Publica incluso un folleto de advertencia, “¡Cuidado con los Niños de Dios!”. La Alianza Evangélica abre una cuidadosa investigación, escuchando a ambas partes y convoca finalmente una rueda prensa en que se desligan de lo que hoy es la Familia Internacional. A pesar de los intentos de un parlamentario, John Hunt por expulsarlos del país, no hay indicios de que cometan ningún acto criminal, pero hay tal campaña en contra que Berg decide que se vayan a Francia muchos de ellos. 

Frampton escucha entonces de otro grupo cristianos de “hippies” realmente evangélico que venía de Milwaukee, la Familia de Jesús, pastoreada por Jim Palosaari (1939-2011). Aunque su familia venía de Finlandia, Jim era un actor que trabajaba en un bar de San Francisco, cuando conoce a una estudiante de literatura llamada Sue Cowper en una protesta contra la guerra del Vietnam. Comienzan a vivir juntos cuando en un camping en el condado de Cathart, en Washington, se encuentran una carpa donde predicaba un evangelista pentecostal llamado Russell Griggs. La cuarta noche que van, Palossari pasa al frente para recibir a Jesús en su vida. Pasan un año de formación en Seattle con el Ejército de la Gente de Jesús de Linda Meissner, que venía de la Asambleas de Dios y había estado trabajando con David Wilkerson en su centro de rehabilitación de drogadictos. Ella es seducida también un tiempo por los Niños de Dios, pero Polasaari se marcha con su grupo a Escandinavia.

Como su familia era de origen finés, Palosaari va primero a Finlandia, donde su grupo de música, The Sheep, llega a grabar un álbum con canciones en su idioma y el título de Jesus Rock. Están luego en Alemania, donde les dejan un antiguo burdel en Lautzenhausen como residencia entre medio de sus giras que llegan a Bélgica y Holanda, donde se quedan en una discoteca medio abandonada en La Haya. Colaboran con la comunidad de la Gente de Jesús en Berlín, de Volkhard Spitzer, pero están sin recursos y desanimados.

Llegan a vender la batería del grupo y al gastarse el dinero que queda en patatas fritas al estilo belga están viendo un episodio de la antigua serie de televisión La ley del revolver (Gunsmoke) doblado al alemán, cuando reciben un telegrama de alguien que les dice: “¡Venid a Inglaterra!, lo más más pronto posible. El dinero no es problema”. Era de Kenneth Frampton que, tras investigar sobre el grupo, cree que la Familia de Jesús puede reemplazar a los Niños de Dios en sus planes para alcanzar a la juventud británica con el Evangelio. 

[photo_footer]Un momento de la obra La Piedra Solitaria (Lonesome Stone) en el Rainbow Theatre de Londres en 1973.[/photo_footer]

“La piedra solitaria”

Lonesome Stone era una ópera-rock con la música en vivo y la actuación de miembros de la Familia de Jesús, entre los que estaba ahora David Hoyt. Se instalan en cuatro propiedades de Frampton, la mayor era una casa de cuatro pisos de estilo eduardiano, ahora demolida, que estaba en Upper Norwood –la zona de Bromley al suroeste de Londres donde viví yo también de pequeño en otra comunidad misionera a mediados de los 60–. Tenía un mural enorme en el salón con las palabras “Jesús es el Señor”. Quince se quedaban allí, otros tres matrimonios en una casa en Bromley y una familia en la fábrica donde estuvieron los Niños de Dios. El cuarto edificio estaba también en Upper Norwood y servía de oficina, imprenta, escenario de conciertos y tienda de artesanía. Era donde invitaban a las personas que contactaban con ellos. 

La Familia de Jesús está en Inglaterra hasta el verano del 74, que vuelven a Estados Unidos. La última vez que se hizo el musical fue en el primer festival de Greenbelt, que hubo ese año con la financiación de Frampton. Palosaari volvió a Greenbelt el año 82 con su grupo canadiense, Servant. Es cuando yo le conocí, a la vez que a la Banda de la Resurrección de la comunidad de la Gente de Jesús de Chicago. Palosaari era realmente excéntrico. Le recuerdo con melena y barba, muy obeso, siempre con una hamburguesa en una mano y la Biblia en la otra. Se casó cuatro veces, pero también Hal Lindsey, que era uno de los autores evangélicos más populares en aquella época. Su voz es la que narra el documental sobre Lonnie Frisbee, vida y muerte de un predicador hippie (2005), mucho más cercano a la realidad que la película sobre la Revolución de Jesús (2023). 

La obra de Lonesome Stone (La piedra solitaria) recorrió Gran Bretaña del noviembre del 73 a agosto del 74. Como toda ópera-rock entonces, la música era en vivo. El grupo The Sheep (La Oveja) tenía sólo un inglés en la banda, el batería. Hacían blues y country-rock. La obra comienza con el sonido y las imágenes de los bombardeos sobre Londres, mientras niños nacen como bebes saliendo de bolsas que pretenden ser sacos amnióticos. Se desarrolla mayormente en Haight-Ashbury, el barrio de San Francisco donde nace el movimiento “hippie” en 1967 y Palosaari vivió “el verano del amor”. 

El protagonista es un traficante de droga, que es arrestado y conoce a Jesús en la cárcel. Se llama Bear (Oso) como uno que había en la playa de Venice, que el actor Mike Danrow había conocido. La violencia policial era algo que ellos mismos también conocieron en las protestas contra Vietnam. Había incluso una escena de una orgía bastante realista, que Jim decía que “nadie podría encontrar vulgar, sino quizás los cristianos que viven la mayoría en un mundo de fantasía, de cualquier forma”. 

[photo_footer]La Familia de Jesús junto al autobús de promoción de la obra en su última actuación antes de volver a Estados Unidos, durante el primer festival de Greenbelt en 1974.[/photo_footer]

Su legado

Mi amigo Andrew Whitman, autor de un nuevo libro sobre Cuando Jesús encontró a los hippies: La historia y el legado del Movimiento de la Gente de Jesús en el Reino Unido (When Jesus Met Hippies) en 2023, llegó a la fe por la obra de Lonesome Stone en el Rainbow Theatre de Londres, en 1973. Muchos la vieron por la publicidad en los autobuses, pero también porque el techo se cayó en el teatro de Shaftesbury donde representaban Hair, otra obra sobre los “hippies”. La actriz que hacía de Sheila en Hair, Caroline Green, llegó a ser cristiana por medio de la obra de la Familia de Jesús. Cat Stevens también la vio, aunque se hizo musulmán poco después. 

La Familia de Jesús tuvo mucha influencia en círculos anglicanos. Tres comunas cristianas nacieron en algunas parroquias, una se convirtió en una “iglesia en casa” en Crumpsall (Manchester), llevada por el cantante de un grupo que estaba en relación con ellos y tuve un miembro viniendo a mi iglesia en Madrid mucho tiempo, Mighty Flyers. Otra comunidad nace en Birmingham en una iglesia metodista con un estudiante “hippie” que salió de los Niños de Dios y volvió a la fe por la obra de Lonesome Stone. Hasta la ayudante de producción, que no era cristiana, Christine Ellerton, encontró nueva vida en Jesús por medio de ella. Así como la hija de un pastor escocés alcoholizado, Anna MacDonough, que se había ido de casa a los dieciséis años y seguía la música psicodélica, mientras luchaba contra el alcoholismo. Se recuperó, encontró la fe y tiene ahora un ministerio con la gente en la calle “sin techo” en Escocia. 

Es cierto que dar testimonio de la fe en el Nuevo Testamento no es la historia de nuestra conversión, sino la predicación del Evangelio. La tradición evangélica, sin embargo, ha dado mucha importancia al testimonio personal de nuestra propia experiencia de fe. Yo creo que nadie llega a la fe por un concierto, una película o una obra de teatro, pero pueden impactar la vida de una persona en el momento en que Dios les está buscando.

[photo_footer]La Familia de Jesús en uno de los dos autobudes que hacían promoción de la obra en Londres.[/photo_footer]

El valor de un musical como este es que tenía detrás el testimonio real de la fe de sus intérpretes. Había incluso una dimensión comunitaria, a menudo ausente en muchos cristianos que se dedican a las artes, pero no están comprometidos realmente con una iglesia. Había también una humildad en aquellos jóvenes, que tras interpretar su música y actuar en la obra, se quedaban hablando con el púbico y en vez de autógrafos, escribían el versículo de Juan 3:16. Todo esto brilla por su ausencia hoy en día. 

La vida de Frampton es para mí también un ejemplo. Alguien que veía el dinero como un instrumento para Dios –Deo Gloria se llama su fundación– y no algo a lo que servir. No es habitual encontrar tal generosidad y menos con esa humildad, que no buscaba ninguna publicidad para sí mismo. Era alguien más bien tímido y reservado. No trataba, por supuesto, directamente con todos los que iban a pedirle dinero para sus proyectos. Tenía personal para ello, pero las decisiones últimas eran suyas. 

Fue realmente ingenuo con los Niños de Dios, pero aprendió la lección. Tristemente, uno de sus hijos se quedó en la secta, pero el otro salió y es ahora el director de la fundación, David. Dios sigue caminos misteriosos. Y aquella dolorosa experiencia con sus hijos hizo que llevará a muchos jóvenes a conocer la Buena Noticia en su propia lenguaje y formas de expresión. “Se hizo de todo, para de todos modos salvar a algunos” (1 Corintios 9:22). ¿Y quién soy yo para juzgarlo?

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[title]Por un año más[/title]

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