¿Por qué las revoluciones acaban con pesadillas? Es como si nuestros mayores sueños estuvieran condenados a la miseria de una realidad vergonzosa.
¿Cuándo una iglesia se convierte en secta? Volvemos a esta pregunta, una y otra vez, cuando pensamos en muchas de las comunidades que surgieron de la Revolución por Jesús, también en Inglaterra, como el Ejército de Jesús (Jesus Army) fundado por Noel Stanton (1926-2009) en Northampton, en 1969. Empezó mejor que los Niños de Dios con David Berg, o Tony Alamo su Fundación, pero acabó disolviéndose en 2019 con acusaciones de abuso espiritual, económico, sexual y hasta miembros muertos, ahogados o decapitados en circunstancias extrañas.
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Stanton nació la Navidad de 1926 en una granja del condado de Bedfordshire, al norte de Londres. El duro trabajo del campo no parecía hecho para él, y a los 16 se fue a la ciudad como empleado de banca. Dos años después fue alistado en la Marina con la Segunda Guerra Mundial. En el puerto australiano de Sidney se encontró con un predicador que le preguntó dónde iba a pasar la eternidad. La cuestión le inquietó tanto que, al volver de la guerra en 1945 a la granja de sus padres, se sentía fuera de lugar, no sólo por la falta de rutina y disciplina del ejército, sino por su falta de fe. La encontró en una iglesia pentecostal, a la que le llevó una familia con la que vivía, donde se bautizó.
Noel estudió en una escuela bíblica evangélica interdenominacional que había en Londres desde 1923, All Nations Bible College, mientras trabajaba en una empresa de contabilidad. Al acabar los cursos y conseguir el certificado, se hizo representante en Londres de una misión que todavía existe en el Amazonas, hasta que en 1957 una iglesia bautista que visitaba en nombre de la misión en un pueblo cerca de Northampton llamado Bugbrooke, le pidió ayuda. La capilla era tan pequeña que no podía pagar un pastor desde hacía seis años y estaba planteándose disolverse. Noel tenía 31 años entonces.
[photo_footer]Noel Stanton era el pastor de una pequeña iglesia bautista cerca de Northampton que entra en contacto con el movimiento carismático en 1967.[/photo_footer]
Stanton hizo un trabajo fundamentalmente evangelístico, pero la congregación estaba formada por personas mayores que no tenían ese mismo celo. En 1967 entra en contacto con el movimiento carismático y se plantea si una congregación tradicional bautista como la de Bugbrooke es el lugar donde debería estar. En el verano de 1968, Noel comienza una reunión de oración en su casa, los sábados por la noche. Allí enseña el libro de Hechos a un pequeño grupo de no más de una docena, que estaba más comprometido.
Stanton lee entonces el libro de David Wilkerson, La cruz y el puñal (1963), la experiencia de un pastor de las Asambleas de Dios que dejó la iglesia de su pueblo para ir a Nueva York a mostrar el amor de Dios a los miembros de bandas juveniles que se enfrentaban con violencia. El testimonio de Wilkerson une la espiritualidad pentecostal a la compasión por una juventud que ve como “rebelde sin causa” a finales de los 50. Cuando estalla la Revolución por Jesús, diez años después, Wilkerson no entiende cómo aquellos “hippies” de San Francisco no se cortan el pelo cuando se vuelven a Cristo, ni hacen de sus comunidades centros de rehabilitación de la droga, como hizo él. El ministerio de Desafío Juvenil (Teen Challenge) tuvo, sin embargo, mucha influencia en líderes de la Gente de Jesús, como Linda Meissner, que pasó de la tradición pentecostal de santidad a la misión entre los “hippies”, aunque un tiempo fuera seducida por los Niños de Dios.
El libro de Wilkerson fue clave para el nacimiento del movimiento carismático en las universidades católicas de Notre Dame y Duquesne en 1967. Profesores y estudiantes lo leyeron, junto a Hablan en otras lenguas (1964), otro de los títulos del matrimonio pentecostal de “escritores-fantasma” Sherrill, que fueron quienes en realidad redactaron los testimonios de Wilkerson, Corrie Ten Boom o el Hermano Andrés. En esa época varios jóvenes bautistas de Bugbrooke van a reuniones carismáticas, donde conocen el don de lenguas y profecía. Stanton parecía escéptico al principio, pero en diciembre de 1969 tuvo una fuerte experiencia del Espíritu cuando pidió a Dios que confirmara su ministerio. Tuvo la sensación de que se moría y empezó a hablar en lenguas extrañas, adorando a Dios durante horas.
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¿Qué tiene que ver esto con la Revolución por Jesús en California a finales de los 60? Lo que ocurre en Inglaterra entonces se hace similar cuando muchos jóvenes en el movimiento hippie se vuelven a la fe cristiana en la comunidad de Northampton. Doscientos moteros, drogadictos y seguidores de la espiritualidad oriental o el esoterismo de la contracultura, llegan a esa capilla bautista en un pueblo de apenas 800 habitantes. La noticia llegó a la prensa y la televisión. A partir de las reuniones de renovación de los sábados, los cultos de los domingos empezaron a cambiar. Varios empezaron a sentir la libertad del grupo que seguía a Stanton, tras un retiro en verano, aunque al volver, 43 abandonan la congregación, indignados por los cambios.
[photo_footer]Doscientos moteros, drogadictos y seguidores de la espiritualidad oriental o el esoterismo de la contracultura llegan a esa capilla bautista en un pueblo de apenas 800 habitantes.[/photo_footer]
En la primavera de 1971 había tantos jóvenes nuevos en la iglesia que comenzó una reunión con música y testimonios para ellos con el estilo informal de los “Locos por Jesús” (Jesus Freaks). Expresiones de la Revolución por Jesús como: “¡danos una J!”, el dedo señalando hacia arriba como el Único Camino y el pelo largo se unieron a la visita del “hombre de la cruz”, Arthur Blessitt, en septiembre de ese año, camino de Escocia. El evangelista que había abierto una misión entre los “hippies” de Sunset Strip en Los Angeles, Su Lugar (His Place), había ido a predicar en Londres ese verano. Al año siguiente vendría a Madrid, donde sería detenido por la policía franquista en la Plaza Mayo con el pastor Alberto Araujo. En el 71 había publicado ya un libro con su historia, Colgado con Jesús (Turned On With Jesus).
Es cierto que tanto Blessitt como Stanton no eran “hippies”, pero tampoco el pastor de Costa Mesa, Chuck Smith. Blessitt no vivía en comunidad, tampoco Stanton y Smith, aunque luego lo alentaron. “El hombre de la cruz” tampoco enfatizaba los dones del Espíritu, como Smith y Stanton al principio. Su predicación, más que expositiva, se centraba en presentar la persona de Jesús, lo que lleva a muchos “hippies” al Evangelio. Dan lugar al testimonio y a la música contemporánea en la adoración, pero a diferencia de los “salmistas” de la alabanza actual, su música va más dirigida al mundo. Tiene un fin evangelístico. Grupos de artistas que se convierten entonces en la Capilla Calvario, como Love Song, dan conciertos en Bugbrooke, así como el dúo de “hippies” judíos “mesiánicos” Lamb, o el propio Larry Norman, que va a Northampton en la primavera de 1972, después de que vieran en la iglesia el documental de la Revolución por Jesús en que aparece el año anterior, Los adoradores del Hijo (cuyo título juega con la similitud de palabras en inglés para Sol e Hijo).
[photo_footer]La dirección profética de Stanton les lleva de los dones del Espíritu a la vida comunitaria.[/photo_footer]
La dirección profética de Stanton les lleva de los dones del Espíritu a la vida comunitaria. Así como de la Capilla Calvario nace la Casa de los Milagros, se extienden las Casas de Shiloh por América o se forma la de la Gente de Jesús en Chicago en 1972, la Iglesia de la Comunidad de Jesús en Bugbrooke adquiere una antigua rectoría, una granja y varias casas que constituyen la Comunidad Cristiana de la Nueva Creación, donde llegan a vivir 350 miembros a finales de los 70. Según el testimonio del encargado de “los Negocios del Reino” que mantienen esas comunidades, Mike Farrant, es entonces cuando cometen el error de endurecer no sólo las normas y la disciplina comunitaria –ya que cuando él llega al principio, algunos se seguían drogando, dice– sino que entran en la línea de lo que en inglés llaman “pastoreo pesado” –una visión de la autoridad espiritual que llega a dirigir la vida personal hasta decidir el trabajo que haces o la persona con la que te casas–, cometiendo bastantes excesos.
La separación de sexos es tan estricta que lleva hasta que los matrimonios estén en habitaciones por separado – “el matrimonio del Reino” lo llaman –. El celibato se convierte en un ideal parecido al que se da en algunos movimientos de renovación católica. Una de las pocas frases de Stanton que se puede escuchar todavía en Internet –después de las acusaciones que hubo a su muerte de abuso sexual, espiritual y económico– es la de “dar tus genitales a Jesús”. Es paradójico que cuanto más énfasis se hacía en la santidad en el sexo, más abusos parecía haber –tanto homosexuales como heterosexuales– por parte de miembros, ancianos y hasta el propio Stanton. Cuando este fallece en 2009 –por una enfermedad que no se dio a conocer–, el pastor que le sucede, Mike Haines, inicia una fase de transparencia en que pide que todos los abusos salgan a la luz y transmite a la policía de Northampton las acusaciones de abusos físicos y sexuales.
Al principio son 43 las personas que alegan haber sido abusados, pero luego llega a hablarse hasta de 800 víctimas. Las ofensas vienen desde los años 70 y algunos como Stanton ya habían fallecido o salido de la comunidad. Las acusaciones llevan a que diez miembros sean condenados, junto a una gran campaña política y de prensa en contra. Ya en el año 86 habían dejado la Unión Bautista –según ésta, expulsados–, el mismo año que la Alianza Evangélica –a la que se habían unido en el 82– concluye, tras una investigación, que no podían continuar siendo miembros. Las acusaciones entonces eran de aislacionismo, gobierno autoritario, presión por mantener la comunidad de bienes – “la economía del Reino” lo llaman– y un celibato de por vida, así como el castigo corporal a menores –por adultos que no eran los padres siquiera, al ser educados conjuntamente–. Todo ello formaba un cuadro sectario que les acaba llevando a las páginas de sucesos con las muertes de varios miembros en extrañas circunstancias.
[photo_footer]Al principio son 43 las personas que alegan haber sido abusados, pero luego llega a hablarse hasta de 800 víctimas.[/photo_footer]
Es evidente que por su testimonio y ayuda a pobres y marginados, muchos han encontrado nueva vida por el Ejército de Jesús. A partir del año 87 inician un ministerio en grandes ciudades como Londres, donde van las noches de los fines de semanas con autobuses a hablar, orar y dar comida o alojamiento a personas necesitadas. Llevan un uniforme azul y verde con unas cruces rojas fluorescentes con el lema de “amor, poder y sacrificio”. Popularmente, empieza a ser conocida como “la secta de los secuestros”, porque muchos de los que llevaban a los centros, no volvían luego a la calle. Está claro que muchas de estas personas tenían problemas mentales y adicciones que causan luego muchos conflictos en las comunidades. El problema es que el grupo se vuelve cada vez más marginal. Cuando ves el reportaje que hizo la televisión, sin comentarios, sobre sus salidas con el autobús, la mayoría de ellos parecen desequilibrados, psíquicamente.
El lenguaje se hace totalmente militarista. Las reuniones de planificación son “consejos de guerra” y las acciones, “invasiones”. Son muy activos en las “Marchas por Jesús”, que comienzan ese mismo año 87 en Londres. Llegaron a estar en la primera que hubo en Madrid, aunque se les dijo que no vinieran con uniformes, pero lo hicieron de todos modos. Al crecer por todo el país, ven que no pueden mantener la estricta membresía del principio – lo que llamaban “miembros del pacto” (Covenant member) –. Se da la opción a que haya tres tipos de miembros: los que asisten a los centros, los que viven en comunidad y unos terceros que están entre medio. Al haber cada vez más publicidad en contra, hay menos viviendo en comunidad y menos ingresos de “los negocios del Reino” relacionados con ello, que mantenían toda la estructura.
La noticia de la desaparición del Ejército de Jesús en 2019 viene por una comunicación del Equipo de Liderazgo Nacional, tras una votación de los miembros y un millar de acusaciones de abusos desde los años 70 por el pastor Stanton y dos ancianos de la comunidad, así como por otros muchos miembros. El proceso judicial va acompañado de tal controversia que acusan a la policía de Northampton de hacer desaparecer el archivo de la investigación de la muerte del miembro decapitado en 1978 en las vías de un tren al lado de la comunidad, después de haber dicho a su padre que abandonaba el grupo. La muerte de Stephan Orchard había sido declarada por el forense como accidental, así como otras dos que ocurrieron antes, una al caer de una valla y otra al ahogarse en un tanque subterráneo. Dos días antes de la muerte de este último, Mohammad Majid, apareció muerto en el terrero de la comunidad, un empleado de un bufete de abogados. La desaparición de los informes policiales llevó a especular incluso que el Ejército de Jesús pudiera tener algo que ver con ello.
[photo_footer]El Ejército de Jesús acabó disolviéndose en 2019 con acusaciones de abuso espiritual, económico y sexual.[/photo_footer]
No deja de sorprendernos cómo un movimiento que nace de la libertad del Espíritu acaba siendo tan opresivo y traumático. El giro de muchas comunidades carismáticas en los años 80 a un modelo que resulta más autoritario que las iglesias que pretendían renovar es una de las paradojas de la historia a las que uno no se acaba de acostumbrar. ¿Por qué las revoluciones acaban con pesadillas? Es como si nuestros mayores sueños estuvieran condenados a la miseria de una realidad vergonzosa.
No es extraño que muchos se pregunten cómo “la guía profética del Espíritu” te puede llevar a semejantes cosas. Los enemigos del movimiento carismático encuentran ahí la confirmación de que lo que empieza mal, tiene que acabar mal, pero al hacer eso olvidan sus propias contradicciones. Cuando nos preguntamos si el Ejército de Jesús era una iglesia o una secta, la primera característica de una falsa religión es, desde luego, una desviación en su comprensión del Evangelio. Ahora bien, ¿cuál es el problema doctrinal de esta confesión de fe?:
“Mantenemos la fe cristiana histórica, reformada, evangélica y carismática, practicando el bautismo de creyentes en la realidad de la iglesia del Nuevo Testamento. Creemos en el Dios Padre Todopoderoso, el Hijo y el Espíritu Santo, en la plena deidad, la muerte expiatoria y la resurrección en la carne del Señor Jesucristo, en la Biblia como Palabra de Dios plenamente inspirada por el Espíritu Santo. Damos testimonio del señorío de Cristo sobre su Iglesia y por su santo carácter, justa sociedad y testimonio evangélico, declaramos que Jesucristo es el Hijo de Dios, el único Salvador, el camino, la verdad y la vida, y por Él sólo podemos encontrar y entrar en el Reino de Dios. Como iglesia, proclamamos la libre gracia, la justificación por la fe en Cristo, el sello y el bautismo santificador del Espíritu Santo”.
Podemos, por supuesto, desde nuestra particular perspectiva teológica, objetar o matizar cualquiera de estos puntos, pero no podemos negar que se trata de una declaración de fe evangélica. Su problema no era, por lo tanto, doctrinal. El pensador y fundador de la comunidad de L´Abri, Francis Schaeffer, nos advirtió que el problema de la Iglesia a finales del siglo XX no era sólo una cuestión de ortodoxía, sino de “ortopraxis”. El error no está en lo que creemos, sino en lo que practicamos. Y cuánto más espirituales pretendemos ser, más evidentes se hacen nuestras incongruencias. Así que como nos advierte el Apóstol, “el que piense que está firme, mire que no caiga” (1 Corintios 10:12).
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