Muchos estaremos de acuerdo en que actualmente la calle ha dejado de ser auditorio idóneo para exponer el evangelio, entre otras cosas por las dificultades para obtener permisos. Sin embargo, en décadas no muy lejanas era lugar ideal para cualquier acto de evangelismo que uno se proponía. Tiempos en los que podías, guitarra en una mano y folletos en la otra, ir cantando a Jesús en cualquier rincón sin tan siquiera requerir de permiso para ello. Pero la indiferencia general de una sociedad que camina en «piloto automático» junto a cierta «comodidad» que invade nuestras iglesias han permitido que los demonios se apoderen de las calles sin encontrar resistencia.

Es cierto que tenemos a nuestra disposición medios como las redes sociales que favorecen la evangelización, personal como masiva, con coste incluso cero sin acudir a la calle. Pero no deben eclipsar totalmente tal escenario para proclamar el evangelio, puesto que es en la calle donde se encuentra una multitud que no está a nuestro alcance salvo en ella. Y si tenemos en cuenta la exhortación de Pablo a Timoteo, sabremos que hemos de ocasionar y aprovechar toda oportunidad de extender la Palabra (2 Ti 4:2). Por ello estoy convencido en seguir proclamando las Buenas Nuevas en todo rincón de nuestras ciudades.

El apóstol Pablo, con unas sandalias para caminar y una fe inquebrantable en el poder de Dios, trastornó el mundo entero con el evangelio, y por obra del Espíritu Santo todavía sigue habiendo conversiones fruto de su trabajo ¿Cómo es posible que nuestros resultados como iglesias sean tan pobres, si poseemos el mismo poder espiritual? ¿Acaso hemos minimizado nuestra misión de ser luz del mundo para salvación a todo aquel que cree? (Ro 1:16). Tomemos en serio el reto de la evangelización de España.

Semillas para el sembrador

¿Cómo proclamar el evangelio eficazmente en las calles? Primero con discernimiento espiritual, pues si Dios no acompaña en la iniciativa, nos moveremos inútilmente. La oración es, pues, la primera herramienta a utilizar antes de plantear una actividad evangelística.

Luego están los recursos, pues para sembrar la Palabra hemos de procurar semillas. Editorial Peregrino, en febrero de 1979, puso en marcha la publicación mensual El Heraldo del Pueblo con contenido plenamente evangelístico. Actualmente de edición trimestral con cuatro páginas a color en formato periódico (A3 cerrado), sigue ofreciendo actualidad, anécdotas, efemérides, historia, deportes, cultura, personajes, poesía, e incluso un apartado de curiosidades. Con tal variedad el lector encuentra siempre un punto de interés en la lectura, todo con la finalidad de llevarlo a una reflexión personal con Dios. Editorial Peregrino invita desde entonces a iglesias y creyentes a suscribirse como material para sus contactos.

Pensando en un material para reparto masivo para iglesias u organismos (incluso para uso personal), se acaba de editar, en el mismo formato, la Edición Especial El Heraldo del Pueblo, número único con una selección cuidadosa de artículos de interés para el lector no creyente. Se trata de una herramienta de apoyo a campañas de evangelismo al aire libre. Gracias a su formato periódico resulta más difícil de tirar en la calle que un pequeño folleto.

Ahora es tiempo...

Tras un tiempo de inactividad por la pandemia, iglesias y creyentes hemos de empezar a planificar ciertos esfuerzos para compartir nuestra fe en nuestra localidad y sus vecinos.

Nuevamente es tiempo de sembrar. El sembrador somos cada uno de nosotros. La semilla es la Palabra de Dios canalizada desde la propia publicación… Dios dará el crecimiento a su tiempo (Mateo 13:1-9).

Puede consultar la publicación en: www.heraldopueblo.com