Pequeñas decisiones

I will always love you es sin ninguna duda, la más famosa canción de Dolly Parton; fue editada en el año 1974. Tiene una historia realmente bonita porque en principio, a nadie le gustaba la melodía. Compuesta para hablar del fin de una relación, entró en el hit parade del country, pero nunca llegó a las listas de éxitos. El manager de Elvis Presley creyó que le iría muy bien a Él, pero Dolly tenía que renunciar al cincuenta por ciento de los derechos y no quiso hacerlo. Muchos años después Whitney Houston se “enamoró” de la canción y la grabó. ¿El resultado? ¡Tres meses en el número uno! Con el tiempo ha llegado a ser una de las canciones de amor más usadas en todo tipo de ocasiones, en todo el mundo. 

Así son los desafíos de la vida, nunca sabemos qué va a suceder con lo que hacemos, pero eso es parte de la aventura que Dios nos ha regalado. No sólo en los grandes acontecimientos o los grandes logros, sino también en las pequeñas cosas del día a día. Jamás llegaremos a comprender la diferencia que una sola persona o un simple acto puede hacer en la vida, así que ¡jamás debemos rendirnos, seamos quienes seamos y sea cual sea nuestro trabajo! ¡Hay que seguir adelante! Este mundo es mucho mejor por las pequeñas decisiones de miles de personas que no se rinden. 

Nuestra vida es diferente por las miles de personas que hacen las cosas bien, aunque aparentemente, nadie lo agradezca. Los que realmente transforman el mundo son los que no escuchan a los que viven desanimando a los demás. Desgraciadamente hay muchas personas así, no sólo viven frustrados, sino que ¡quieren que los demás también tengan la misma experiencia! El propio Einstein ya lo había advertido: "Los grandes espíritus siempre han encontrado una violenta oposición de parte de mentes mediocres."

El mismo Señor Jesús lo sufrió, ¿recuerdas? “¿Cómo que “si puedes”? ¡Para que el que cree, todo es posible!” (Marcos 9:23). Él tuvo que enfrentar la incredulidad de las personas una y otra vez, pero no le preocupó porque sabía que todo lo que viene de Dios, en la mayoría de las ocasiones tiene que vencer el menosprecio, la incredulidad, las burlas y las risas de los que “creen que lo saben todo”. 

¡Tenemos que tomar la decisión de vivir de una manera diferente! Para vencer los desafíos en la vida hay que tener fe, dejar de preguntarnos por si algo será posible o no, y ponernos a trabajar. Abandonar nuestra autocomplacencia y pedirle al Señor fortaleza para creer en Él, mucho más allá de lo comprensible o lo incomprensible. Es necesario afirmarnos en la presencia del Padre celestial como cuando nuestros hijos nos abrazan y saben que van a conseguir lo que se proponen, porque no tienen dudas de que nuestro amor por ellos es mucho más valioso de lo que jamás puedan imaginar.