La pandemia que asoló el mundo hace más de un año nos brindaba una oportunidad perfecta para hacer ciertas reformas en la iglesia. ¿Hemos perdido la oportunidad?
Creo que es endémico en los cristianos actuales mirar con cierta superioridad moral al pueblo israelita veterotestamentario. Vemos como este pueblo, que había visto el mar abierto, el sol parado, murallas caerse… fallaba vez tras vez. Dios tenía que mandar emisarios con un mensaje claro: “Volveos a Dios” (por ejemplo, Zacarías 1:3). Lamentablemente, lejos de ser un comportamiento único y exclusivo del pueblo en cuestión, parece que desviarse es una condición del ser humano y algo que se repite cíclicamente.
Algo más cerca de nuestros tiempos vemos como la Iglesia se fue desviando centrándose más en este mundo que en el venidero, y olvidando cuál era su finalidad en esta tierra. Como en el antiguo testamento, hubo personas que se levantaron prácticamente con el mismo mensaje de los profetas: “Volveos a Dios”. Como personaje más notable tenemos a Martin Lutero, que con sus famosas 95 tesis no pretendía separarse de la Iglesia Católica sino reformar esta, volviendo a los orígenes.
Sabemos que el objetivo de Lutero no fue posible y se creó una línea cristiana que tiene como base las ‘cinco solas’: Sola Scriptura, Solus Christus, Sola Gratia, Sola Fide y Soli Deo Gloria. Además, es latente un principio importante que muchas veces soterramos (quizá por descuido): la frase “Ecclesia reformata semper reformanda est secundum verbum Dei” (La iglesia reformada siempre está en proceso de reforma, conforme a la palabra de Dios). ¿Quizá tenga algo que ver con la tendencia del ser humano a desviarse del camino?
Pero después de la reforma no fue todo color de rosa, y otra vez volvimos a caer en el mismo ciclo. Y como era esperado, se levantaron personas con el mismo mensaje: “Volveos a Dios”. En el siglo XIX, Søren Kierkegaard (“Ejercitación del cristianismo”) decía lo siguiente:
“La cristiandad ha abolido el cristianismo sin siquiera darse cuenta; la consecuencia es, si ha de hacerse algo, que se debe intentar nuevamente introducir el cristianismo en la cristiandad”
La pandemia que asoló el mundo hace más de un año nos brindaba una oportunidad perfecta para hacer ciertas reformas en la iglesia. ¿Hemos perdido la oportunidad? Esperemos que no. Me gustaría tratar un tema del cual quizá se deba de abrir debate.
Este fenómeno global que nos obligó a encerrarnos y nos prohibió ir a nuestros “templos” nos ha recordado algo vital. La Iglesia no es una organización o un lugar. La Iglesia somos una comunidad de personas que sabemos que no nos merecíamos nada pero, que inexplicablemente, Dios nos adoptó.
Gracias a ello nos llamamos orgullosamente cristianos, esto es, seguidores de Cristo. Y estamos aquí con una misión. Alex Sampedro condensa esa misión en un tuit: “Cambiar el mundo y salvar gente”.
Creo que la iglesia como organización es necesaria, pero parece que le estamos dando mucho más peso del que merece. Hoy en día parece que la finalidad de un cristiano es ir los domingos al culto dominical. Tanto que hemos amoldado la interpretación de ciertos textos como Hebreos 10:25 pensando que congregarse es simple y llanamente asistir (física o telemáticamente) al culto. Creo que la idea bíblica es diferente. La iglesia es un medio para conseguir un fin. Somos cristianos, no “iglesianos”.
Además, la visión de que la iglesia es la finalidad de un cristiano además de dañina, parece atentar contra ciertos principios bíblicos. Podemos caer en el error que cierto cantante (que admiro mucho) dice en una de sus canciones:
“Lunes es de vigilia, martes es de oración,
Miércoles solo biblia, jueves evangelización
Viernes estoy ayunando, sábado intercesión
Domingo no cuenten conmigo,
Pal culto es que voy.”
Esto puede llevar (y de hecho lleva) a crear una subcultura (jerga, gustos similares,…) llevando poco a poco a los integrantes del grupo a quitarse del mundo (cosa que puede parecer muy loable hasta que nos damos cuenta de que Jesús le pidió a Dios justamente lo opuesto en Juan 17:15) a reunirse únicamente con personas que profesan su fe, rompiendo lazos con sus amistades “mundanas”.
Una especie de endogamia que choca mucho con la gran comisión y que puede fomentar conflictos basados en el “nosotros” vs “ellos”, dado a la tendencia del ser humano al tribalismo (como sostiene Jonathan Haidt en “La mente de los Justos”), rompiendo los puentes con la sociedad en vez de construyéndolos. Además, la saturación de actividades eclesiales puede llevar a sobrecargar a los fieles. ¿Y si perdemos la agorafobia? ¿Y si sacamos la luz que hemos escondido en cuatro paredes?
Por otra parte, al darle tanta importancia al “Templo” y a las reuniones hemos sacrificado elementos tan bonitos como la Santa Cena, que a día de hoy no tiene nada de cena, simplificándola para que sea posible incluirla en los cultos dominicales. Algo similar pasa con el bautismo. ¿Y si recuperamos el cenar con nuestros hermanos haciendo memoria de Jesús? ¿Y si volvemos a ir a hacer discípulos bautizándolos en el nombre de Jesús?
Quizá tengamos que cambiar el prisma. Quizá nos hemos desviado. Quizá la iglesia no tiene que tener un papel protagonista. Quizá la iglesia no es más que el medio que sirve a un fin mayor. Algo así como un gimnasio que nos capacita para llevar a cabo nuestra misión: mejorar nuestra parcela del mundo y guiar a personas a que conozcan a Jesús. Un lugar en el que puedo ser vulnerable, reír, llorar, sin temor a ser juzgado, en el que me van a querer como (y a pesar) de como soy. En el que van a pulir mi personalidad con amor, como una piedra que lima su corteza con el pasar del tiempo. Un lugar que nos ayude a ser un poco más como Jesús cada día.
Quizá tenga que venir alguien a decirnos: “Volveos a Dios”.
Johannes Eiche - España
¿Quieres escribir en Tu Blog? Infórmate aquí.
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
Analizamos las noticias más relevantes de la semana.
Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.
Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.
Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.
José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.
Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.
Si quieres comentar o