Niño Jesús, niño migrante, en tu rostro, en estos días navideños, podemos ver reflejados todos
los rostros de los niños que se alejan de sus raíces, que huyen del fantasma del hambre o de la violencia... los rostros de sus padres que cruzan nuestras fronteras con cierto temor e incertidumbre. Cruza tú con ellos, Jesús, esas fronteras en días de Navidad. Quédate con ellos en la noche que algunos llaman de paz y de amor. Reaviva tus experiencias de niño migrante a Egipto en un abrazo divino a los migrantes del planeta.
Niño Jesús, niño migrante, las gentes y los pueblos hablan de ti como niño carpintero, como niño docto preguntando a los doctores en el templo, como niño que crecía en sabiduría... pero pocos hablan de ti como niño migrante, huido, refugiado. Yo quiero sacar
tu figura de emigrante y refugiado esta Navidad. El Jesús huyente, el Jesús envuelto por la oscuridad buscando refugio en Egipto. ¡Cómo no vas a ser consciente de las circunstancias de las migraciones internacionales! Niño Jesús, el que será después experto en sufrimiento, varón de dolores, acoge el clamor de los migrantes del mundo. Acógelo, de una manera especial en esta Navidad.
Niño Jesús, niño migrante, hoy hay muchos niños que salen de sus países por hambre, violencias, guerras. Ayuda a la iglesia a sacar del baúl de los recuerdos el icono del Jesús migrante, no en imagen de palo, sino una imagen conceptual que se imprime en el corazón de los humanos para que sean más acogedores. Es Navidad, Jesús, es Navidad.
Ningún migrante debe sufrir por muy lejos que esté de su tierra y de su parentela. Que ese icono del Jesús migrante nos ayude a desentumecer nuestras manos y nuestros pies para convertirnos en manantiales de ayuda, de acogida y comprensión... porque es Navidad, niño Jesús.
Niño Jesús, niño migrante,
envía tu ángel en esta Navidad que lleguen a los inmigrantes portando el regalo del consuelo, la acogida, la paz. Aquel ángel que avisó a tus padres para que huyeran a Egipto. Que aquel ángel que se preocupó de un niño migrante, se preocupe hoy también de los migrantes del mundo... porque es Navidad. Si el ángel del Señor os llevó en medio de la noche a tierra extraña, haz tú que hoy ese mismo ángel se presente lleno de luz y de alegría... y también de algún juguete... es Navidad. Tú, Jesús migrante, puedes identificar a todos los niños migrantes del mundo, reactualizar tu rostro en el rostro de ellos de forma que reflejen tu paz y tu amor.
Niño Jesús, niño migrante, muéstranos tu multiforme rostro, no es negro, no es oscuro, no es de rasgos indios, ni indígena de ningún sitio, no es cobrizo, ni amarillo... pero los porta a todos. Todos se funden en el multiforme rostro del niño Dios y, en especial, los de los migrantes y refugiados del mundo. Es una historia fuerte, una historia tremenda. El niño Dios huyendo, Jesús emigrante, Jesús refugiado... acoge las preocupaciones y el grito de los migrantes del mundo. Protégelos.
Que ninguno de ellos se quede sin casa esta noche, que no pasen frío... es Navidad.
Niño Jesús, niño migrante, en esta Navidad habrá muchos cristianos celebrando, comiendo y bebiendo ajenos a las problemáticas de nuestros inmigrantes, a ese gran reto para la iglesia en donde nadie debe sentirse ajeno a las opresiones de los trabajadores extranjeros, a la xenofobia o al racismo... al amor. Es Navidad. Tú huiste en la noche. Para muchos inmigrantes, incluso su día puede ser noche.
Dales luz. Algunos no ven todo claro. Navegan su noche de mar, de avión, de autobús... de patera. Buscan algo de claridad, mejores condiciones de vida... y no quieren perder dignidad, que nadie se la robe. Que la iglesia y los cristianos no les den la espalda... porque es Navidad, aunque no sólo por esto.
Niño Jesús, niño migrante, quédate con nosotros en esta Navidad. Que sepamos grabar en nuestros corazones, ese icono del Jesús migrante, icono que nos haga ser más solidarios y acogedores.
Tú, el gran Dios, el único verdadero, tuviste que pasar por la experiencia de la inmigración en tierra extraña. Conciéncianos a favor de los migrantes del mundo, haznos verte en la mirada de sus ojos que, a veces, están cansados y reflejan cierta inquietud y temor.
Niño Jesús, niño migrante, que no olvidemos que los españoles también fuimos emigrantes por muchas de las tierras del mundo. Fuimos extranjeros en tierras de Alemania, Francia, Suiza... También muchos españoles pasaron Navidades contratados como mano de obra extranjera y haciendo, a veces, los peores trabajos. Danos memoria, porque también muchos de nosotros fuimos extranjeros.
Ayúdanos a identificarnos con los migrantes del mundo... como tú, niño migrante, estás identificado y participando de la experiencia de los migrantes del planeta tierra... porque es Navidad, niño Jesús, es Navidad. Nace, Jesús migrante, en el cayuco, en el piso patera, en el lugar donde explotan a los débiles del mundo, en el corazón de los migrantes del mundo.
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