Esta es la segunda parte de este "Cambridge Paper" publicado por Tony Watkins con el Jubilee Centre. Puede leer la primera parte aquí.

¿Cómo se ve el mundo?

Pullman es escéptico sobre cualquier cosa trascendente. Dice: “Puede que haya un Dios ahí fuera... pero no veo ninguna necesidad intelectual de la existencia de Dios; no veo ninguna necesidad moral de él; y no siento ninguna necesidad emocional. No hay un agujero en forma de Dios en mi vida”.^[1] Duda que el argumento racional lo persuada de la existencia de Dios; más bien necesitaría una experiencia directa.^[2]

Ha experimentado dos veces una intensa impresión del universo como “vivo y consciente del significado”, pero insiste en que no tenía “ningún sentido de lo sobrenatural; no me sentía uno con Dios; me sentía uno con el mundo físico, y veía lo que significaba... que yo pertenecía a él”.^[3]

Pullman ve la realidad dentro de lo que el filósofo Charles Taylor llama un “marco inmanente cerrado”,^[4] que excluye la trascendencia. Ve la religión como el mayor problema del mundo, y a los que se aferran a tales ideas como ilusos.

Sin embargo, se encuentra en una larga tradición literaria que está profundamente moldeada por el pensamiento cristiano, y constantemente regresa, construye y subvierte los temas bíblicos.

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Lo más obvio es su relato de la Caída, la rebelión contra Dios, que impulsa la narración. Pullman valora el lenguaje y las narraciones religiosas, pero rechaza cualquier realidad que las sustente. Retrata a Dios como el enemigo de la humanidad en La materia oscura porque cree que la idea de Dios está detrás de muchos de los males mayores.

Sacar a “Dios” de su miseria^[5] es una metáfora de la creencia de Pullman de que “las viejas suposiciones se han marchitado... la idea de Dios con la que fui educado es ahora perfectamente increíble”.^[6]

De todos modos, identifica el “tema más importante” que conoce como “la muerte de Dios y sus consecuencias”. Una de las “consecuencias más mortales y opresivas” es un “sentido de insignificancia o alienación que muchos de nosotros hemos sentido en el último siglo”. Estamos privados de esa conexión con el universo como un todo que hace que el sufrimiento sea soportable”.^[7]

Sin embargo, Pullman ve las cuestiones religiosas como vitales. Admite que éstas son las “grandes preguntas”. ¿De dónde venimos? ¿De qué se trata la vida? ¿Qué es el mal? Esas son las preguntas en las que yo pienso.^[8]

Esto parece ser el motivo por el que Rowan Williams lo ve como “intensamente espiritual”,^[9] aunque Pullman dice que no “hablaría de la vida espiritual de una persona... no tiene sentido para mí. ... cuando otras personas hablan de espiritualidad no puedo ver nada en ellas, en realidad”.^[10]

[photo_footer]Detalle de 'El libro del polvo'. / Mad Mag, Flick CC[/photo_footer]

¿Qué es amado, despreciado o ignorado?

En un trabajo a este nivel, hay muchos aspectos, pero aquí tocaremos sólo tres.

Pullman ama el conocimiento y la sabiduría. Considera que la acción de Eva al tomar el fruto prohibido (Génesis 3:6) es encomiable porque, “ella buscaba el conocimiento. ¿Qué hay de malo en esto?”^[11]

Él ve a la humanidad antes de la Caída como las mascotas de Dios haciendo mansamente lo que se les decía.^[12] Para Pullman, comer del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal es un acto de autodeterminación y de toma de responsabilidad; el momento en que la humanidad obtuvo la sabiduría.

Pullman inevitablemente lee esto a través de su marco antirreligioso. Pasa por alto el contexto: Adán y Eva vivían en la intimidad con Dios y él les había dado una gran libertad y responsabilidad. La intención de Dios era que florecieran: debían obtener sabiduría, no en sus propios métodos, sino a través de relacionarse correctamente con él.

Una fuente importante de sabiduría en La materia oscura es el aletiómetro.^[13] Lyra utiliza este instrumento para buscar la orientación, que proviene del Polvo, o sea, partículas de conciencia que impregnan todos los mundos. 

Ella lee el aletiómetro intuitivamente (hasta la pérdida de su inocencia), “por gracia”:^[14] es un regalo del cosmos. La visión del mundo de Pullman excluye la trascendencia, pero aquí la alcanza bajo la apariencia de “pansiquismo”, la idea de que toda la materia es inherentemente consciente.

Pullman aparentemente cree esto: “¿Por qué la conciencia no debería ser una propiedad normal de la materia, como la masa?” pregunta. “Deja que cada partícula de polvo respire su alegría. No discuto esto, lo percibo”.^[15]

Pullman está haciendo contrabando con lo trascendente dentro del marco inmanente y apunta a que experimenta “presiones cruzadas”, el término de Taylor para asumir el marco inmanente mientras “siente el eco de la trascendencia”.^[16]

Elisabeth Gruner observa que Pullman “irónicamente revitaliza los mismos mitos (La materia oscura) que abiertamente trabaja para desacreditar. ...el sentido de lo divino está activo en (Lyra quien) encarna una nueva teología para un nuevo mundo”.^[17]

Pullman desprecia el abuso de autoridad, cuya naturaleza es otro tema clave en La materia oscura. Denuncia a la iglesia por ser autoritaria, hipócrita y sexualmente represiva.

Sostiene que el verdadero objetivo de su crítica no es Dios o la religión en sí, sino la acumulación religiosa y el mal uso del poder. Sin embargo, sigue considerando a la iglesia como un mal que arruina al mundo.

Por consiguiente, el Magisterio en La materia oscura es una institución repelente impulsada por individuos hambrientos de poder, “saturados de ansiedad y por lo tanto de violencia”, porque su tiránico Dios es “sólo otro habitante del universo, únicamente que es más poderoso que cualquier otro”.^[18] La materia oscura no contiene aquí prácticamente ningún matiz.

Un crítico señaló un número de personas inequívocamente malvadas en estos libros, y ... un número de cristianos, y éstos son siempre, siempre, las mismas personas.^[19] [20]

Hay pasajes (especialmente en El catalejo lacado) donde Pullman parece decidido a atacar la propaganda anti-religiosa. Varios personajes critican vehementemente al Magisterio. Se dice que a lo largo de la historia, la iglesia ha tratado de “suprimir y controlar cada impulso natural. Y cuando no puede controlarlos, los elimina. ...todas las iglesias son iguales: controlan, destruyen y borran todos los buenos sentimientos”.^[21]

Pullman insiste en que esta iglesia es una creación ficticia, pero desdibuja las líneas entre la ficción y la realidad expresando una aversión similar a la iglesia real: “Han quemado, colgado, torturado, mutilado, robado, violado y esclavizado a millones de sus semejantes, y lo han hecho con la feliz convicción de que estaban haciendo la voluntad de Dios... Esa es la religión que odio, y soy feliz de ser conocido como su enemigo.^[22]

Pullman no es el único que expresa su aborrecimiento por algunos episodios horribles de la historia cristiana (incluyendo las Cruzadas, cuyo legado arruina al mundo contemporáneo, y la Inquisición) y también por escándalos de abusos más recientes.

Es una vergüenza para la iglesia cuando no juzga sus propias acciones, particularmente porque el judaísmo y el cristianismo históricamente ortodoxos tienen fuertes tradiciones de crítica interna. Vemos esto especialmente en los profetas del Antiguo Testamento, las cartas del Nuevo Testamento y las enseñanzas de Jesús. La indignación de Pullman contra el mal uso de la autoridad se encuentra irónicamente en la tradición profética de la religión que condena.

No obstante, Pullman sólo se refiere a los aspectos negativos, y éstos están lejos de la historia completa. Mucho de lo que damos por sentado como la salud, la educación, la ciencia, y otros, tiene sus orígenes en el cristianismo.

A pesar de su fuerte crítica de la historia cristiana, el historiador Tom Holland concluye que el cristianismo ha sido el “desarrollo más transformador de la historia occidental”.^[23] Pullman ignora esto y no ve que su condena de la religión dependa de la cosmovisión del mundo cristiano.

Pullman ignora cualquier necesidad para una base sólida de valores. La materia oscura puede ser antirreligioso, pero, no obstante, encarna los valores cristianos, incluyendo la verdad, la responsabilidad, el amor, la libertad y la tolerancia. Quiere lo que la religión nos dio, pero despojado de cualquier aspecto trascendente.

Está “sorprendido por la hiel de los cristianos”, por sugerir que el marco inmanente no proporciona ninguna base para los valores, y dice: “Crees que nadie puede ser decente a menos que tenga la idea de Dios o algo así. ¡Basura absoluta!”^[24]

Pullman aquí confunde el hecho de la moralidad con su fundamento. Como niega cualquier autoridad trascendente, los valores sólo pueden venir de la “decencia humana ordinaria” y de la “sabiduría humana acumulada”, que incluye “la sabiduría de figuras como Jesucristo. ...que fue un genio moral”.^[25]

¿Pero cómo deberíamos definir la decencia? ¿Qué hace que la sabiduría acumulada sea mejor que las ideas morales anteriores? ¿Qué hace a alguien un genio moral? Pullman no tiene base para responder a estas preguntas de manera objetiva. Ciertos valores le parecen correctos, pero carece de un fundamento para verlos como universalmente ajustados ya que no puede apelar a ninguna fuente de moralidad más allá de él o su cultura.

Ignora la manera decisiva en que la moral cristiana ha formado esa cultura y esos valores. Nietzsche, “el pensador ateo más leído de todos los tiempos” lo reconoció, argumentando que lo que consideramos “valores liberales por excelencia tienen su origen en el monoteísmo”.^[26]

Holland muestra que incluso la moralidad progresiva de hoy en día sería impensable sin nuestro pasado cristiano.^[26] Como muchos humanistas seculares, Pullman imagina que los frutos del “imaginario social” cristiano, o entendimiento común, pueden permanecer frescos, a pesar de haber cortado el árbol.

¿Cómo se imagina un mundo mejor?

Dentro de La materia oscura, los que luchan contra Dios pretenden reemplazar su reino con una “República del Cielo”. Pullman también habla de esto en la vida real. Es una potente metáfora que expresa lo que él cree que realmente necesitamos: “alegría”, “un sentido de significado y propósito”, “una conexión con el universo”, y “todas las cosas que el reino de los cielos solía prometernos pero que no pudo cumplir”.^`27

Las necesitamos en este mundo, “no en otro lugar, porque no hay otro lugar”, que es, “uno de infinito placer, tan intensamente bello y embriagador que si lo viéramos claramente no querríamos nada más, nunca...esta tierra es nuestro verdadero hogar”. ^[28]

¿Cómo se puede lograr un mundo de alegría, significado, propósito y conexión? Pullman ve la “República del Cielo” como la encarnación de una “dimensión moral y social” porque “estamos conectados de una manera moral unos con otros... Tenemos responsabilidades con ellos, y ellos con nosotros. No somos unidades aisladas de interés propio en un mundo en el que no existe la sociedad; no podemos vivir así”.^[29]

Por lo tanto, lo consiguen las personas que viven moralmente (es decir, con los valores mencionados anteriormente, entre otros) y asumen sus responsabilidades, incluso a un gran costo personal. Esto último es esencial en toda La materia oscura, culminando en la desgarradora conclusión de la narración. La República “ya está parcialmente presente” donde la gente trata a los demás con “amabilidad y [se acerca] al universo con curiosidad y asombro”.^[30]

Pullman admite que esto es un intento de alcanzar lo que “la religión que ahora está muerta [nos dio] en toda su extensión”.^[31] La historia bíblica comienza y termina con la humanidad en el hogar en un lugar de paz, integridad y plenitud, o sea, el perfecto shalom.^[32]

La Biblia ve el shalom como algo basado en la intimidad con Dios, pero la humanidad se esfuerza sin cesar por lograrlo con nuestros propios procesos. “La República de los Cielos” intenta hacerlo de forma totalmente humana e inmanente.

A un cierto nivel, Pullman reconoce aquí el problema del corazón humano. La “República de los Cielos” debe tratar con los seres humanos tal como son... reconociendo que “hay una profundidad de la maldad y la mezquindad humanas que ni siquiera la imaginación puede explorar completamente”.^[33]

Sin embargo, Pullman no considera esto como un problema intratable: “No hay nadie más responsable que nosotros. El bien y el mal siempre han tenido un origen humano”.^[34] Por lo tanto, podemos lidiar con la mezquindad y la maldad tomando mejores decisiones y actuando correctamente.

[destacate]La historia de los intentos por construir un mundo mejor es sintomática de las deficiencias de nuestra capacidad.[/destacate]Esto plantea de nuevo cuestiones sobre cómo sabemos qué opciones son mejores y qué significa actuar correctamente sin una autoridad moral trascendente. Pullman está intentando construir una gran casa en la arena. No hay perdón o redención aquí, pero intuitivamente sabemos que lo necesitamos ya que constantemente fallamos en nuestra vida incluso con nuestros propios estándares.

La espantosa historia de los intentos de construir un mundo mejor en términos puramente humanos (por ejemplo, Stalin, Pol Pot) es sintomática de las deficiencias de nuestra capacidad moral inherente.

Y la muerte sigue siendo un problema. En El catalejo lacado, Will abre una entrada desde el mundo de los muertos, permitiendo que los pocos átomos restantes de los fantasmas se dispersen en el aire. Pullman nuevamente alcanza la trascendencia bajo la máscara del panpsiquismo mientras describe a los átomos sintiendo alegría, anticipación y conexión.

Esto se percibe como un intento desesperado de encontrar alguna trascendencia en un mundo material para aliviar el dolor de la muerte, lo que indica nuevamente que Pullman se siente “presionado”.

Conclusión

Hay muchas cosas que elogiar en el trabajo de Pullman y no es menos importante su extraordinario talento como narrador y constructor de mundos. Los cristianos pueden reconocer la imagen de Dios en su interior expresándose a través de sus dones y muchas de sus preocupaciones, incluso cuando organiza su ataque a Dios.

Pueden afirmar su gran respeto por la verdad, la responsabilidad moral y el sacrificio. Lo más importante es que los cristianos pueden valorar su exploración de las grandes preguntas de la vida, aunque no estemos de acuerdo con sus respuestas.

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Pullman no presenta un argumento sistemático contra Dios y la religión, pero su poderosa narrativa puede afectar a los lectores a un nivel profundo. Reconoce que las narraciones hacen algo más que entretener. “Todas las historias enseñan”, dice, “tanto si el narrador tiene la intención de hacerlo como si no”. “Enseñan el mundo que hemos creado y la moralidad en la que vivimos”.^[35] Pullman sugiere que no tiene la intención de instruir a través de sus novelas, cuando dice: “No estoy haciendo un argumento, o predicando un sermón … estoy contando una historia..”.^[36] 

También afirma: “No me importa si la gente cree en Dios o no, así que no estoy promoviendo nada de ese tipo”.^[37]

Esto es falso: a veces La materia oscura se convierte decididamente en un sermón y la brillantez de Pullman como narrador se desvanece. Alan Jacobs lamenta “la regañina antiteísta de Pullman” a pesar de sus “prodigiosas habilidades como narrador”. Dice: “Que tales dones se pongan al servicio de una ideología reduccionista y despectiva es casi una tragedia”.^[38]

Pullman admite que se dio cuenta de que La materia oscura “serviría como un vehículo para explorar cosas en las que había estado pensando durante años”.^[39] Claramente quiere que su visión del mundo afecte a los lectores, o no enfatizaría repetidamente los mismos puntos (sobre Dios, la iglesia y la “República del Cielo”) en la vida real como hacen sus personajes en La materia oscura.

Sin embargo, como hemos visto, Pullman está presionado por la cruz: incluso cuando rechaza a Dios y ataca la religión, siente el eco de la trascendencia. Parece anhelar algo más allá de lo que este mundo contiene y puede ofrecer.

Tal vez esto sólo refleja su educación y sus profundas raíces en la tradición literaria inglesa. Pero quizás es porque algo en cada corazón humano percibe instintivamente que el marco inmanente no es suficiente, que hay uno trascendente “en otro lugar” que es la fuente de la sabiduría, los valores y la bondad que Pullman anhela.

Tony Watkins ayuda a los líderes cristianos a relacionar los medios de comunicación y la Biblia a través de sus escritos y enseñanzas, y está haciendo una investigación doctoral que explora las relaciones entre los profetas del Antiguo Testamento y los medios de comunicación de hoy en día. Tony ha escrito, o co-escrito, varios libros incluyendo ‘Dark Matter: A Thinking Fan's Guide to Philip Pullman and Focus: The Art and Soul of Cinema’ [La materia oscura: La guía de un fanático pensador sobre Philip Pullman y Focus: El arte y el alma del cine.]

Este documento se publicó por primera vez en el sitio web del Jubilee Centre y se ha reproducido con permiso.

Notas

[1] P. Pullman, Daemon Voices: Ensayos sobre la narración, Libros de David Fickling, 2017, p.298.

[2] "Cinco minutos con Philip Pullman", BBCNews.co.uk, 24 de septiembre de 2011.

[3] Pullman, Daemon Voices, p.298.

[4] C. Taylor, A Secular Age [Una era secular], Belknap Press, 2007.

[5] Pullman, AS, pp.431-432.

[6] P. Pullman, 'La República del Cielo', The Horn Book Magazine, 2001, Vol. Nov./Dic. p.655.

[7] Ibid., pp.655–656.

[8] P. Jukes, 'All His Materials' [Toda su materia], Aeon, 13 de enero de 2014.

[9] R. Williams, 'El Libro del Polvo': A Philip Pullman puede que no le guste la Iglesia, pero es intensamente espiritual', New Statesman, 22 de octubre de 2017.

[10] Pullman, Daemon Voices, p.289. Cursiva original.

[11] Faith and Fantasy' [Fe y Fantasía], Australian Broadcasting Company Radio National, 24 de marzo de 2002.

[12] Watkins, 'Entrevista'.

[13] Del griego aletheia, que significa verdad.

[14] Pullman, AS, p.520.

[15] Pullman, 'William Blake y yo'. Se refiere a una línea de la Europa de Blake: Una Profecía, (1794), placa iii, líneas 17-18.

[16] J. K. A. Smith, "Las buenas noticias no han cambiado, pero sí como las debemos proclamar", Convivium, 24 de noviembre de 2014.

[17] E. R. Gruner, "Luchando con la religión": Pullman, Pratchett, y los usos del cuento', Children's Literature Association Quarterly, 2011, Vol.36:3, p.277.

[18] R. Williams, 'A Near-Miraculous Triumph' [Un triunfo casi milagroso], The Guardian, 10 de marzo de 2004.

[19] A. Jacobs, 'La fiesta del diablo': La serie de fantasía más vendida de Philip Pullman cuenta la historia de la creación - Con Satanás como el héroe', First Things, 12 de marzo de 2007.

[20] Pullman retrata a los personajes religiosos de forma más equilibrada en La bella salvaje y La mancomunidad secreta. Hay buena gente dentro del Magisterio en La mancomunidad secreta, pero se convierten en víctimas de los líderes hambrientos de poder que manipulan, intimidan y matan.

[21] P. Pullman, The Subtle Knife [La daga], Scholastic, 1997.

[22] P. Pullman, “Religión”

[23] T. Holland, Dominion: The Making of the Western Mind [La creación de la mente occidental], Little Brown, 2009, p.xxv.

[24] H. Spanner, 'Heat and Dust' [Calor y polvo], Third Way, Abril 2002.

[25] Ibid.

[26] J. Gray, 'What Scares the New Atheists' [Lo que asusta a los nuevos ateos], The Guardian, 3 de marzo de 2015.

[27] Ver Holland, Dominion, especialmente los capítulos 20-21.

[28] C. N. Brown, 'Philip Pullman: Storming Heaven' [Asaltando el Cielo], Locus, Número 479, Diciembre 2000.

[29] P. Pullman, 'La República del Cielo', The Horn Book Magazine, 2001, Vol. Nov./Dic. p.655. Por eso desprecia las historias de Narnia de C. S. Lewis: las considera demasiado influenciadas por el platonismo.

[30] Ibid.

[31] Pullman, Daemon Voices, p.97.

[32] Pullman, 'La República del Cielo', p.656.

[33] Esta palabra hebrea para "paz" es más rica que la inglesa. Incluye el bienestar, el florecimiento y la armonía con Dios, con los demás y con el medio ambiente.

[34] Ibid.p.666.

[35] Ibid.

[36] Pullman, discurso de aceptación de la Medalla Carnegie (1996), citado en Watkins, Dark Matter, p. 253.

[37] Spanner, 'Heat and Dust' [Calor y polvo].

[38] E. Scapinello, 'Philip Pullman se da cuenta que "Killing God" [Matar a Dios] no es el tono de venta ideal', Vulture (New York Magazine), 5 de noviembre de 2007, www.vulture.com/2007/11/philip_pullman_realizes_underm.html

[39] Jacobs, 'La fiesta del diablo'.

[40] S. Meacham, 'The Shed Where God Died' [El cobertizo donde Dios murió], Sidney Morning Herald, 13 de diciembre de 2003.