Muchos evangélicos todavía no se ilusionan con estas posibilidades de participación política. Nosotros, desde estos artículos, no defendemos, necesariamente, la creación de partidos confesionales, menos aún la participación de la iglesia en los partidos políticos, pero no nos causa extrañeza que haya cristianos a los que les gustaría ver partidos políticos de inspiración cristiana fundamentados en los valores del Reino que irrumpe con la figura de Jesús en la historia. Yo, personalmente, defiendo más el hecho de que haya cristianos que participan en la vida política a través de los diferentes partidos políticos ya estructurados, la mayoría de los cuales no tienen inspiración cristiana, pero donde se puede ser una levadura que acabe leudando la masa política en la medida de nuestras posibilidades, pero hay ya una corriente de opinión evangélica que piensa que deberían existir partidos políticos de inspiración evangélica fundamentados en los valores bíblicos, en los valores del Reino. Si esto llega a cuajar o no, lo veremos en el futuro próximo.
En este momento hay tres proyectos que están funcionando o comenzando a funcionar. El primero en ponerse en marcha fue el
Observatorio Cívico Independiente (OCI), constituido hace 2 años como un grupo de trabajo autónomo pero vinculado a la Alianza Evangélica Española (AEE). El pasado 12 de febrero, en una rueda de prensa, presentó su primer informe sobre «Libertad e igualdad religiosa y de conciencia en España 2006», con gran repercusión en los medios de comunicación.
Los objetivos del OCI, se resumen en «lograr una mayor participación y profundización de la ciudadanía en las instituciones democráticas para evitar el anquilosamiento de la democracia». El OCI (Observatorio Cívico Independiente) es un grupo de trabajo formado por personas a título individual, aunque está auspiciado por la Alianza Evangélica Española (AEE). Realiza informes anuales, no sólo de libertad religiosa (como el primero presentado), sino sobre cualquier cuestión social, por ejemplo este año se está realizando un informe sobre la situación de la Sanidad en España.
El segundo de ellos nace de la Fraternidad Evangélica de Madrid y ha conseguido involucrar a personas evangélicas que no pertenecen a la Fraternidad y a simpatizantes del arco denominacional evangélico. Se trata de
Iniciativa Social Evangélica (ISE) que sería una especie de lobby de presión que, entre otros fines, destaca el de la defensa de las libertades públicas, los derechos y dignidad de la persona, así como la intervención responsable en el debate político. Nace en un encuentro de la Fraternidad con el tema “Los cristianos y la política”, en el que tuve la oportunidad de estar, y creo que no se ve como extraña ni imposible la posibilidad de que pudiera acabar en la formación futura de un partido político de inspiración cristiana evangélica. ¿Podrá llegar a ser ISE una plataforma aprobada por las dinámicas interdenominacionales evangélicas involucrando a intelectuales y profesionales evangélicos o quedará todo en aguas de borrajas? Sea como sea, lo importante es que comienza a haber indicios de que los evangélicos tienen deseos de participación política y ciudadana, y quieren contribuir a la construcción del ámbito público sociopolítico en el que nos movemos, desde las convicciones bíblicas y evangélicas. Parten de la convicción de que los principios evangélicos son útiles para la resolución de conflictos en el ámbito público. Creo que son iniciativas y experiencias a las que los evangélicos en general no deberían dar la espalda.
Por otra parte, nace también en Madrid una iniciativa que parte desde una visión más particular y personal. Se está trabajando sobre la constitución de un partido político fundamentado en los valores del Reino. Se llama
País.7 “Partido Amistad Internacional Solidaria”. Sería la formación de una entidad política de base local, regional, nacional e internacional que trabaje en red. No se trata de un partido político confesional, pero sí de un partido cristiano con un horizonte internacional de corte latinoamericano. Han contactado conmigo y me piden colaboración e involucrarme en su promoción en España. Lo agradezco y lo valoro. Lo que pasa es que yo ya estoy de vuelta de la fuerte promoción que he hecho, a lo largo de los últimos veinte años, de Misión Urbana, muchos kilómetros recorridos, muchas iglesias, organismos y familias visitadas, muchas conferencias, talleres, seminarios y sermones impartidos... y no contemplo la posibilidad de recomenzar una nueva promoción de ninguna otra Asociación, Partido o Entidad. Al menos así lo veo en este momento. Quizás podría colaborar en otros ámbitos.
Este partido, en su filosofía, se opone a cualquier intento de politización de la iglesia, pero es contundente al afirmar el derecho y deber de los creyentes, de alumbrar todos los ámbitos de la vida y, entre ellos y en relieve, la política. Es un partido que no se define ni de izquierdas ni de derechas -aunque dé margen a ambas tendencias-, sino cristocéntrico. Es un partido que en su Web tiene toda una batería de ideas para Agentes Políticos y de la Administración que merece la pena leerlo y reflexionar sobre ello.
¿Qué se puede opinar desde el pueblo evangélico de estas iniciativas? ¿Es posible un partido fundado en principios judeo-cristiano occidentales? ¿Es posible un partido político cristocéntrico? ¿Existen riesgos de fundamentalismos irracionales y de un mal uso de los valores del Reino? ¿Qué de peligro y qué de acierto puede haber en estas iniciativas? ¿Son posibles y buenos partidos políticos que, sin abandonar su carácter
confesante, no demande la representación de corrientes confesionales específicas? ¿Pueden pasar los cristianos de reflexiones teóricas a alternativas concretas de participación ciudadana y política? ¿Debería nacer una corriente de opinión y pensamiento político-partidista del seno del pueblo evangélico español? ¿Puede haber un partido de inspiración evangélica que sea esencialmente anticorrupción y con una base ética y moral más fuerte? ¿Se podría
trazar un ideario político con unos mínimos comunes a todo el pueblo evangélico?
Son cuestiones para el debate. Son temas complejos que demandan reflexión del pueblo evangélico, pero temas que hay que tratar y que no deben quedar en la indiferencia a que puede dar lugar la vivencia de un cristianismo intramuros de la iglesia y alejado de la realidad del mundo que nos rodea. Dios nos quiere apartar del mal, pero no del mundo. La fe y la política no son dos realidades que se extrañan mutuamente, porque la fe es una realidad actuante en medio del mundo a través del amor.
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